Las economías crecen cuando las normas son estables y claras

Las políticas públicas confusas afectan la calidad de las instituciones y debilitan el ingreso medio por habitante

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Los denominados bienes públicos son
Los denominados bienes públicos son tanto más ricos y productivos cuando más estables, confiables, son las reglas para todos (EFE)

Los negocios y actividades productivas son complejas y cooperativas. No ganan unos a costa de otros si no que se pueden beneficiar mutuamente; los éxitos y las jugadas suelen distanciarse en el tiempo y disputan las causas. A ninguna empresa se le ocurriría trabajar sin un programa establecido, y sin los jugadores aptos para cada ocupación remunerados de manera acorde a su contribución, como se ufana el Gobierno.

Las economías progresan cuando Justicia significa la misma regla estable para todos. Y empobrecen cuando las reglas y actividades son confusas; y mejores para los que mandan, imponiendo precios, contratos, subsidios, gravámenes, según de quién sean.

Los denominados bienes públicos son tanto más ricos y productivos cuando más estables, confiables, son las reglas para todos. El Estado es necesario sólo actuando justamente para actividades eficaces.

Los denominados bienes públicos son tanto más ricos y productivos cuando más estables, confiables, son las reglas para todos

Con reglas estables, iguales para todos, avanzan las Libertades, Justicia y Competencia, expone libro “Por un País más Justo y Floreciente”. Bienes públicos previsibles hacen a la competitividad de los bienes privados, aquellos que satisfacen las necesidades individuales.

La calidad de las instituciones se constata con los niveles de ingresos. El gráfico muestra que la Argentina alcanzó el máximo ingreso en democracia en relación con el promedio mundial, durante la década de 1990. La Convertibilidad mantuvo precios estables en dólares, la moneda preferida de los agentes económicos. En amplio contraste, en 2020/21, con relación al promedio mundial, era menos de la mitad del de la década de la Convertibilidad, a pesar del viento de cola de los mayores precios de la soja de la historia.

¿Por qué la bonanza sojera no consiguió que mejorara la relación PBI por habitante respecto del promedio mundial? El derrumbe institucional de 2002 debilitó la confianza de corto y largo plazo.

Las crisis de la Argentina suelen ser explosiones cambiarias, por pérdidas de reservas internacionales, seguidas de violentas alteraciones normativas. También por paulatina desconfianza en las políticas económicas, de gobiernos que coartan los negocios privados, expandiendo el gasto público, los impuestos y la inflación.

Infobae publicó el 19 de febrero en nota de Daniel Sticco, la evolución del gasto público consolidado en 1980 2021. Durante ese período, el gasto público consolidado pasó de 26% a 28% del PBI, en 1984 y 1998, a 46% en 2021, clausurando oportunidades de negocios y empleos productivos.

La inflación fue otra traba adicional a los negocios. Dada la relación estrecha entre precios y dólar, la estabilidad cambiaria del 1 a 1, asegurada durante los once años de la Convertibilidad, había impulsado el crecimiento económico dinámico de la década de 1990. Alcanzando el PBI por habitante a 1,75 veces, 75% superior, al promedio mundial. Precios estables facilitaron normas estables en el tiempo, negocios sin sorpresas.

La inestabilidad cambiaria, regulatoria y expansión del gasto público, de los últimos años, redujo los ingresos a 20% por debajo del promedio mundial

En rotunda alteración, la inestabilidad cambiaria, regulatoria y expansión del gasto público, de los últimos años, redujo los ingresos a 20% por debajo del promedio mundial, en 2020 y 2021, no obstante la extraordinaria bonanza de las cotizaciones internacionales de las materias primas que más exporta la Argentina.

Metáfora de la invasión de los Bienes públicos e instituciones: las actividades individuales se facilitan con reglas, convenciones. Mientras, la inestabilidad de las normas, leyes, confunde las decisiones y empobrece a la gente. Por eso el gasto público excesivo despilfarra, desvía esfuerzos y reduce los ingresos nacionales. Cada invasión de gastos estatales interfiere las actividades, competencias particulares. De hecho, disminuye la contribución de los bienes públicos.

El exceso de gasto público debilita a los bienes públicos, entorpeciendo la competitividad, eficacia de las producciones en satisfacer necesidades individuales

Así, el exceso de gasto público debilita a los bienes públicos, entorpeciendo la competitividad, eficacia de las producciones en satisfacer necesidades individuales.

Mercado de trabajo

Basta un ejemplo, extraído estudiando actividades específicas. El exceso de regulaciones laborales, intervención obligada de gremios y entes específicos conlleva intromisiones que entorpecen las relaciones de trabajo.

En la Argentina, las organizaciones sociales protestan por la falta de empleos y exigen que el gobierno los provea. En EEUU, las normas de trabajo son bien generales, estables para todos. Permanentemente crean puestos de trabajo satisfactorios donde todos compiten por mejores remuneraciones, condiciones de trabajo y eficacias individuales. Lo mismo ocurre en los deportes profesionales.

Donde los gremios no entorpecen las relaciones, multitudes pujan por entrar y rendir mejor en el mercado de trabajo. En EEUU, ofrecen 10 millones de nuevos empleos y 6 millones de personas cambian de trabajo todos los meses, ilustran las estadísticas del Departamento de Trabajo. Los empleos individuales son bienes privados cuyas condiciones mejoran en competencia.

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