El discurso de un Presidente desenfocado

La presentación de Alberto Fernández ante el Congreso estuvo cargada de chicanas y sinsentidos junto a un sinfín de frases que no le interesan absolutamente a nadie

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Alberto Fernández (Juan Ignacio Roncoroni/Pool
Alberto Fernández (Juan Ignacio Roncoroni/Pool via REUTERS)

El Presidente Alberto Fernández -entre el descrédito y los fulminantes resultados que arroja su gestión- brindó su discurso anual en el Congreso Nacional ante la Asamblea Legislativa. Sus palabras no escaparon a la mediocridad que ha tenido hasta aquí su gobierno.

El cierre de la grieta, anuncios que tornen a la Argentina en un país viable, frases que nos acerquen al mundo civilizado y den algo de cordura a nuestra política internacional, el impulso de leyes que generen empleo y previsibilidad y el discurso de un líder que nos lleve a otro nivel no estuvieron en el menú de Alberto Fernández. Muy por el contrario, el discurso fue propio de un Presidente que no convive con la realidad, estuvo cargado de chicanas y sinsentidos junto a un sinfín de frases que no le interesan absolutamente a nadie.

El sector privado pide a gritos una reforma laboral mientras el Presidente aparentemente no entiende bien los porqués

Con una expresión triunfalista el primer mandatario descartó reformas en el plano laboral y en el plano previsional. En un país donde el 75% de los jubilados y pensionados cobra menos de 32.700 pesos (algo así como 30 kilos de carne al mes o 12 litros de leche por día), donde la gran mayoría no logra vivir dignamente, donde además la fórmula de ajuste jubilatorio no contempla para el recálculo trimestral la variable inflación y donde además nos encontramos dentro del grupo de países que tristemente cuentan con los peores sistemas previsionales, el Presidente descarta exultante una reforma del sistema que pueda modificar esta cruel realidad.

Parece que el Presidente es feliz evitando una reforma laboral. Solo en su mandato se han perdido más de 20.000 empleadores. Las empresas huyen de Argentina y las que están, lejos tienen las intenciones de contratar trabajadores. Probablemente las explicaciones sean muchas, pero entre ellas se destacan las intrincadas leyes laborales, esas que son responsables de que el 40% de los trabajadores del país posean un empleo no registrado. Parece que Alberto Fernández no está viendo la realidad de lo que ocurre algunos metros más allá de su limitada visión. El sector privado pide a gritos una reforma laboral mientras el Presidente aparentemente no entiende bien los porqués: más de una década pasó sin que Argentina haya logrado generar un solo puesto de trabajo en el sector privado formal. Sin embargo para Alberto Fernández esto no parece ser una buena (ni suficiente) razón para preguntarse qué es lo que está verdaderamente mal en el plano laboral.

Con una expresión triunfalista el primer mandatario descartó reformas en el plano laboral y en el plano previsional

Otro de los puntos fue la “deuda heredada”, el FMI y todos los supuestos responsables de que hoy estemos como estamos. Curioso relato el del Presidente cuando en estos poco más de 26 meses ha incrementado la deuda del Estado nacional en algo más de 52.000 millones de dólares (algo así como un 20% más del préstamo tomado con el FMI en el año 2018). Incluso a este ritmo de endeudamiento, el 10 de diciembre de 2023 –cuando el actual mandatario le entregue el poder al nuevo Presidente– la deuda se habrá incrementado en casi 90.000 millones de dólares lo que de por sí implicará que la deuda habrá aumentado en algo más del 25% durante la actual gestión. Un número nada despreciable para quién hizo de la deuda heredada el enemigo a vencer.

Otro de los aspectos relevantes fue el que refiere al gasto público: el Presidente jura que no va a existir reducción alguna del gasto público. Lo interesante es que no plantea una reforma laboral que genere crecimiento, no plantea una reforma previsional que pueda mejorar la sostenibilidad del sistema previsional y tampoco plantea un ajuste del gasto público: esto tiene una sola conclusión y es que se vienen nuevos impuestos en la República Argentina. Parece sencillo: Alberto Fernández no piensa hacer absolutamente nada, por lo que si materializa un acuerdo con el FMI, los esfuerzos que implique éste los hará nuevamente el sector privado.

Otro de los aspectos relevantes fue el que refiere al gasto público: el Presidente jura que no va a existir reducción alguna del gasto público

El eslogan “hay que transformar planes sociales en trabajo” también se utilizó en este discurso. Trillada frase si las hay. El Presidente no entiende que Argentina no funciona: no se crea empleo como para absorber absolutamente a ninguna persona que posea un plan social.

Es una verdadera pena que en el discurso ante la Asamblea Legislativa el Presidente Alberto Fernández no haya tenido palabras que representen a la mayoría de los argentinos que quieren vivir en un país mejor, y que su exposición solo haya sido un conjunto de frases, palabras y expresiones que nos condenan a seguir viviendo en una Argentina cada vez más alejada de la normalidad.

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