Démosle una oportunidad a la paz

La OTAN debería propiciar una solución siguiendo el modelo de las dos Coreas. Delimitar una zona desmilitarizada con Rusia sobre las fronteras con Europa occidental es imperativo

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Una mujer carga a su
Una mujer carga a su hija en un sótano utilizado como refugio antibombas, el jueves 24 de febrero de 2022, en Kiev, Ucrania. (AP Foto/Emilio Morenatti)

Aquellas palabras que aún hoy resuenan en la geopolítica global son el mayor legado del actor y presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, armémonos para la paz...

Hoy, otro actor y Presidente de Ucrania paga las consecuencias. Estamos frente al último capítulo de la saga de la primera Gran Guerra Mundial. Sus consecuencias dieron origen a la Segunda Gran Guerra Mundial y esta dio origen a sus efectos colaterales.

Sin dudas, la peor herencia de aquel conflicto de mediados del siglo XX fue el inicio de la era nuclear con fines militares.

Estados Unidos decidió utilizar el arma de satanás, contra Hiroshima y Nagasaki. De ahí en más, cada día en nuestro planeta, es bajo libertad condicional. Vivimos sobre un arsenal del Armagedon. Vemos nacer a nuestros hijos, conocemos el amor, la pasión, el placer de leer, el desafío de emprender, la magia de la música, el sueño de ser y plantamos árboles cuyas raíces se chocan con el hormigón de los nidos de misiles intercontinentales nucleares.

Más de 50.000 ojivas en poder del selecto club de países nucleares y tan solo una es 100 veces superior a las usadas contra Japón. Cada día que sale el sol puede ser el último para nuestra civilización, tal vez sigamos el camino de la extinción de los dinosaurios.

Sin embargo, el turismo de aquellos que pueden, es como una realidad virtual que borra de la conciencia el permanente y creciente potencial Holocausto.

Así llegamos al conflicto de Ucrania, con un mundo occidental acostumbrado a las películas de Hollywood. La geopolítica es mucho más compleja que la realidad aumentada que se trató de imponer con la idea de un mundo global y unipolar. El mundo es plural y multicultural.

No existe la torre de Babel de mercado. El mundo no aceptó el concepto de globalización asimétrica. La desigualdad y la pornográfica concentración de la riqueza truncaron los festejos apresurados de un triunfo sobre el comunismo que finalmente también fue la tumba del imperialismo occidental.

Occidente no logra decodificar a Putin correctamente. No se puede ganar una guerra si no se logra pensar como el enemigo.

La forma más inteligente de analizar el conflicto de Ucrania es ver al mundo desde Ucrania. Hoy cualquier análisis es absurdo si no se hace desde los subtes de Kiev, donde miles de ucranianos esperan para salir de los pozos y volver a sus hogares.

En los últimos días, hemos visto políticos, periodistas y fanáticos incentivar la confrontación a partir de posiciones futboleras de hinchas y barras bravas a favor o en contra de Putin. Nada de eso sirve más que para saciar las ansias de vidriera de alineamientos personales frente a mandantes o empleadores.

Hoy deben primar las posibles soluciones. Esas que no se escuchan ni se ven a la luz pública. El ingreso o no de Ucrania a la OTAN parecería ser el motivo del inicio de las hostilidades aunque existe una lista de motivos más amplia y compleja.

Las sanciones económicas no son tácticas sino estratégicas de largo plazo y con consecuencias mutuas, sin vencedores ni vencidos. Y tratar de aumentar la escalada militar nos llevaría a cruzar la delgada línea roja, más tarde o más temprano.

El suelo europeo vuelve a ser territorio de combate. Y Ucrania puede ser la nueva Yugoslavia o aún peor el disparador nuclear.

Hay dos maneras de ver el conflicto, Rusia contra Ucrania u Occidente contra Rusia. Por este motivo es fundamental tomar el ejemplo de las dos Coreas. Su actual situación de equilibrio inestable ha garantizado la paz hasta el día de hoy. El 27 de julio de 1948, se decidió crear el área desmilitarizada, de esta manera ambos bandos debieron retrasar su vanguardia a 2000 metros de la línea roja, creando un espacio de 4 km de zona libre de presencia militar y equidistante del centro de la Zona Desmilitarizada de Combate (ZDC).

Asimismo, el único poblado que quedó dentro de esta área es Daeseong-dong, que a los fines de preservar la neutralidad es gobernada por el comando de las Naciones Unidas.

Por su parte, esta solución de posible réplica en Ucrania es ampliamente conocida por los Estados Unidos, ya que el lado sur del acuerdo del paralelo 38, ZDC, es custodiado por el ejército de los EEUU, en nombre de Corea del Sur.

Así, desde la independencia de la República Democrática Popular de Corea y, la República de Corea, han conocido paz bajo esta condición de convivencia aun con algunos eventos violatorios como en 1968, 1974, 1975, 1976, 1990, 2010, que no pasaron de los reclamos diplomáticos.

Existe un camino que Occidente debe explorar sin caer en la ridícula tentación de librar una guerra con testaferros en territorio de Ucrania.

Delimitar una zona desmilitarizada con Rusia sobre las fronteras con Europa occidental es imperativo. No se puede volver al los muros que son síntoma del fracaso sino a las experiencias exitosas que han sido garantía de paz. Corea del Sur se ha transformado en una potencia económica y tecnológica y ha logrado crear condiciones de un nuevo capitalismo respetuoso de su cultura milenaria. Corea del Norte, sometida a la más criminal dictadura en manos de un loco desquiciado finalmente jamás ha podido cruzar con su caballo blanco y sus yates de lujo la frontera del acuerdo de 1948.

Rusia puede encontrar una solución pacífica a su demanda, que Occidente ya concedió, pero sin garantías. Un acuerdo sustentable no marca debilidad sino cordura. Claro que para eso los líderes de la OTAN deben considerar costos beneficios, de una posible tercera guerra mundial.

Biden dice en voz fuerte y clara que no es su guerra y que no mandará efectivos a luchar a Ucrania.

En este contexto es absurdo sostener la muerte un día más sin escuchar soluciones sino placebos.

Y, por último, se debe tener en cuenta la presencia de otra dictadura como la China que basada en El Arte de la Guerra, puede estar aplicando el consejo de Sun Tzu en su tratado militar, “si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”; atrás de las cortinas esperan China y Xi Jinping.

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