En Ucrania convergían tres conflictos: la guerra civil que comenzó en 2014 en la región del Donetsk y Luhansk entre el gobierno ucraniano y los separatistas, el cual hasta el 2021 había cobrado la vida de 14.000 personas según el International Institute for Strategic Studies.
El segundo conflicto es propiamente aquel que se sucede entre Rusia y Ucrania, que comenzó con la anexión de Crimea también en 2014, y que concluyó con un repliegue de las fuerzas militares de ese país y con la bandera de Rusia flameando en la península, provocando el puntapié inicial para la tensión sostenida entre ambos países.
El tercer conflicto es más largo en el tiempo y tiene raíces históricas. En este sentido podemos identificar la expansión escalonada de la OTAN y en particular la defensa del principio de autodeterminación, esgrimido por la llamada “doctrina Blair” de intervenciones humanitarias que embarcó a la OTAN y a los europeos en el apoyo a la separación de Kosovo de Serbia. A pesar de la negativa de Rusia se llevó a cabo la operación “Fuerza Aliada” con 76 días de bombardeo sobre ese país. Pocos recuerdan que Rusia se anticipo a los “peacekeepers” de la OTAN, tomando el aeropuerto de Pristina y creando una crisis limitada entre EEUU y Rusia. Más tarde llegaron los Cascos Azules de la ONU.
Dos de esos conflictos están siendo dirimidos con el asalto a ese país que comenzó anteayer. El tercero difícilmente se pueda resolver.
Mientras el conflicto continúa se puede señalar lo siguiente:
1) Rusia demostró que las estrategias militares convencionales ofensivas en su periferia, han sido de utilidad en su objetivo de limitar a la OTAN y mantener a su periferia dentro de su zona de influencia.
2) Aún en el siglo XXI, la guerra es funcional a los objetivos estratégicos, al igual que con Irak en 2003 se puede llevar a cabo a pesar de oposición de las instituciones internacionales, dejándolas frente a la opinión pública como inservibles.
3) La disuasión funciona cuando la estrategia disuasoria limita la maniobra del agresor. Por lo general los grandes poderes nucleares son contendientes dignos en el plano convencional. Rusia desde el año 2008 en adelante ha llevado a cabo una serie de acciones militares conocida como estrategia de “objetivos limitados”. Recordemos que en su enfrentamiento con Georgia por lo que conocemos hoy como Osetia del Sur, duró seis días y terminó cuando Rusia detuvo su movilización a menos de 20 kilómetros de Tbilisi e impuso condiciones al presidente Saakasshvili cuando también se acercaba a Occidente con hombres desplegados en la guerra de Irak en apoyo a la administración Bush.
4) La llamada “Guerra Relámpago” sirve para: a) ocupar posiciones específicas y b) para dislocar una fuerza militar oponente. Funciona cuando el objetivo militar es limitado. Si la operación supone consideraciones más amplias (ocupación o cambio de régimen) la guerra de desgaste se choca con las realidades de la resistencia urbana o la guerra de guerrilla y todo cambia a una lógica de desgaste. Esos son los riesgos de la ocupación. La última guerra de desgaste que Rusia peleó fue en Chechenia que culminó con la llegada de Putin al poder, y que motivo la mayor reforma militar de Rusia.
5) Si el objetivo último de Rusia es consolidar la posición territorial en la región del Donetsk o llevar a cabo una acción de cambio de régimen permanece inescrutable en el presente ambiente de sobrecarga de información y por lo tanto de desinformación. La pregunta no es si se va a detener, sino en donde en Dnieper o en la frontera de Polonia. El hecho consumado de la agresión supone un “barajar y dar de nuevo” por lo tanto la arquitectura de seguridad europea deberá ajustarse. En los próximos tiempos volvemos a quedar sujeto al juego de las percepciones.
6) En Julio del 2021 Putin presentó su nueva Estrategia de Seguridad Nacional estructurada en tres ejes: los desafíos ideológicos que provienen de Occidente, que apuntan a destruir la unidad del país; la condición de enemigo de EE. UU. y el consecuente despliegue de la OTAN; y finalmente la instalación de los sistemas de defensa misilísticos occidentales en Europa y Asia, en un contexto de creciente inestabilidad estratégica como consecuencia de la expansión del universo digital como capacidad militar, la llamada transformación en arma de todo, y la modernización nuclear y la transformación del espacio ultraterrestre en un ámbito de combate.
7) El “martillo” aéreo que Rusia emplea en la degradación de los sistemas de comando y control ucraniano, y para neutralizar a las FF.AA. de Ucrania tuvo un largo “entrenamiento” en el teatro de operaciones sirio, permitiendo ajustar los requerimientos operativos necesarios para una campaña aérea de precisión. No es infalible, pero nos muestra las condiciones de la guerra moderna. Los problemas comienzan cuando desde el aire hay que asaltar posiciones fijas como la toma de los aeropuertos.
8) Rusia reacciona a sus propias periferias turbulentas. Si el experimento “imperial” liberal, en términos de Niall Ferguson, produjo una época dorada de expansión institucional vía la Unión Europea y la OTAN extendiendo sus fronteras de manera informal. Esta situación Inevitablemente iba a provocar el choque con los remantes imperiales que la Rusia de Putin quiere reconstruir. Las fronteras de los “imperios” son inestables y generan fricciones. En un contexto internacional anárquico, los Grandes Poderes se expanden de manera oportunista y por la línea de menor resistencia.
9) Si el objetivo político de la operación militar era detener el avance de la OTAN, es posible que Putin haya fracasado, ya que seguramente en el transcurso del presente año se sumen a sus filas Finlandia y eventualmente Suecia tal como manifestaron públicamente.
10) En Europa Occidental manejar las crisis humanitarias de sus periferias en especial aquellas que suponen desplazamiento de personas y refugiados, son fuente de descontento que deja al desnudo las propias contradicciones que tienen para poder lidiar con las consecuencias de una guerra, situación que no la deja bien parada a los ojos del mundo. La guerra la deja teniendo que lidiar con migrantes en pandemia que buscarán reanudar sus vidas en una Europa donde conviven refugiados de Siria, Libia, Irak, África Subsahariana, y Europa del Este reavivando las condiciones nacionalistas de unos países europeos que vuelven a chocarse con el muro de la historia cuando se visualizan a si mismos viviendo en un mundo post histórico.
*Profesor de Relaciones Internacionales UBA-UCEMA