El asunto L-Gante

Elian Ángel Valenzuela es la estrella de una movida que abarca cuestiones sociales, económicas, políticas y estéticas

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L-Gante
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Elian Ángel Valenzuela, L-Gante, está en el foco de atención en el país llamado todavía la Argentina no solo por una razón. Nunca hay una.

Este flaco y alto de 21 años con la cara tatuada es la estrella de una movida que abarca cuestiones sociales, económicas, políticas y estéticas. Cantante audaz de rimas trenzadas a gran velocidad, se convirtió en el factor magnético de la Cumbia 420. Combinación de trap, reggae y algo que todavía no sabe cómo se llama.

El 420 es el número sagrado de los marihuanos de este mundo. Dice cierto cuento no verificado que unos chicos californianos buscaron cincuenta años atrás una gran plantación el 20 de abril, no encontraron ese paraíso pero se fijó como fecha a celebrar en adelante. En muchos lugares del mundo en este tramo del tiempo.

Las letras y su lunfardía llaman a una identificación. Su arte entre hablado y cantado lo consagró como el elegido de un estrato y una generación: 500.000 reproducciones diarias en Spotify. Por ahora. Cada presentación por gestores y promotores cuesta 25.000 dólares, y en entidades como clubes o sitios oficiales 15.000 si se superan los 3.000 asistentes.

L-Gante/, keloké/

Comenzamo a entoná y se me calienta/ el pico/Vamo encapsulado al par´y, a ciento y pico/Vamo má pa´picar, perro/ que yo lo pico/.

Allá va adelante L-Gante.

Entre los elementos que configuran su presencia está la opción entre fealdad y belleza. Claro que nadie tiene el mando de la belleza y el palo de descartar fealdad. Esa bifurcación es relativa y cambia con las épocas, aunque no siempre: puede contemplarse a las Meninas en el Museo del Prado, en Madrid, muchas horas y muchas visitas, y siempre van a trasuntarse el genio, la inteligencia y el zumbido que produce el arte definitivo. Es para siempre. Yupanqui, Mercedes Sosa, Piazzolla, Falú, Gardel, Serrat, Elvis quedan, quedarán.

Es arduo en cambio un futuro lejano con L-Gante, un Elián maduro, el chico adorado por su comunicación poderosa donde, entre otras cosas, incorpora el descubrimiento de que la desafinación, la imperfección, que algo salga mal, es una virtud a incorporar: no se ensayan sus canciones rapeadas 420.

No puede asegurarse, sin embargo, en materia de perdurabilidad: hay hombres muy viejos que ponen los pelos de punta en Nueva Orleans, y hay otros casos y seres en la rueda de la historia. Parece dudoso como para asegurarlo. Dejemoslo: este rapero es puro presente. Si alguien está irritado, incómodo con el presente habrá de adaptarse. Lo que está fluyendo de estas líneas es presente puro. Sus interpretaciones y composiciones salen como vienen. Ese hallazgo es producto de otro de los cumbieros 420 con influencia, DT Bilardo, también puntal del género y espectáculo. De manera que no es un planteo estético o el encuentro de otra estética y otro imán. Es una fórmula en avance explosivo.

Creo, sin dificultad en avizorarlo, que no habrá de permanecer barrial y de pertenencia: en poco tiempo ya será moda de fiestas deslumbrantes, casamientos de postín y discotecas, boliches abiertos a la clase media y a las altas como un juego novedoso. Pasó con Rodrigo Bueno, “El Potro”, de muerte tumultuosa y turbia. Antonio Carrizo, admirable, llamaban “bostichetas”, a las hinchas de Boca, tan monas y encantadoras con sus gorros de cascabeles como juglares: adoraban a Rodrigo. Era el tiempo en que Macri empezó a tallar su destino político como presidente rutilante del club. Estoy seguro de que L-Gante irá por ahí. Más raigal y más marginal, mejor: “Es divino”. Tiempo al tiempo.

Y pa´la mujere bien chorra ese bien/ rapidito/y le hago que mueve cintura, agarrá e la cadera/ pa´meterla con locura, gata, ponte bellaquera.

El olfato sensible, la política de poder como centro esta atenta: les gusta a unos y otros menos, no importa. Ya se vende como un ídolo “para toda la familia”. Sobre todos los niños, que hay que sembrar temprano. Aunque bailen también los abueletes, las suegras, los señores que se emporran. ¿Por qué no, qué pasa, keloké? Y aprenden la coreografía como en una ceremonia. Las palabras ásperas arman un camino descubierto por malezas, de tierra.

Tini Stoessel y L-Gante logran una química perfecta en "Bar"
Tini Stoessel y L-Gante logran una química perfecta en "Bar"

No puede ponerse a un lado que L-Gante, es desafiante y responde a menudo con agresividad, como con Viviana Canosa, que no es de arriar con una rienda. Criticó la presentación de L-Gante en Tecnóplolis con chicos sobre el escenario. Material humano, empobrecedor y pasivo, sostuvo. Elián replicó en las redes con mucha ira. Hay ahora una demanda de Viviana por maltrato de género. Si se toma distancia, y no es una sola molécula de puritanismo, uno no ve el sitio ideal para los chicos-chicos . El humo es denso, el vino tinto se acompaña en las letras y como vademecum del cometa originado en el Conurbano y lidera un fenómeno de mesas digital y tangible.

Y lo pega pa´( bien duro) parece que le hace rakataka, rakta y/ sonando / Sonando L-RRKT, je.

Se cruzan maneras y fusiones, cuando se integra y sube en ”Bar“con Tini Stoessel. Échenle una mirada al video. Ver y hablar, en ese orden, limpitos, con la cultura que se tiene a mano, pero no con culturita oportuna o sacar chapa como intelectual elástico. Ver. Ahí Tini lleva lo que dice la voz cantante, y L- Gante sube a la canción se diría como en un canon. La iluminación se juega entera. Poco a poco entra en erupción, la ropa se hace diseño, aumentan sin descanso los seguidores. ¿Irá a un show potente de trasnoche en la televisión americana como Nicky Nicole, en otra onda no lejana? Puede.

Con lo´ojo´colorao´mientra el otro le mete/ sin disimulo. Pa´otra gira Y me re cebo, tumbando/ adentro del humo/más el humo que me fumo, me siento el/ número uno/Cuando ella mueve el culo, eh (puta).

Se ve clarito que el poliédrico L-Gante abarca la marginalidad, la identidad en proceso de ampliación a otros públicos, una esfera de valores específica. No menos clarito que es un bombón tentador para el negocio político donde estar es axioma imperante y hay que cargar la chata con el agregado de tal cantidad de seguidores para su empleo. Quienes lo cortejan no tienen en cuenta si es bueno, con talento o no. No les importa: vale la cantidad y ponerse al lado, ganarlo.

El resto, bueno, ya hay mucho refrán sobre el gusto. L- Gante no forma un universo obligatorio. Como las lentejas, las tomas o las dejas.

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