Sobre nuevas inversiones y estafas piramidales

La CNV advirtió un fenómeno creciente vinculado a ofrecimientos de inversiones en criptomonedas, créditos, fondos de inversión no regulados, divisas, oro y otros, en los cuales se omiten los riesgos asociados a cada tipo de operación y se aseguran rendimientos extraordinarios

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Una de las características destacadas
Una de las características destacadas de este tiempo es la facilidad con la cual, en unos segundos, y vía un teléfono o una computadora, podemos mover nuestros ahorros de un lado a otro, del Home Banking a una App, a una billetera virtual o una cuenta comitente (Foto: Patrick Pleul/dpa)

Vivimos una realidad en permanente transformación. En el sistema financiero, nuevas opciones de inversión y actores se han sumado a un mundo tradicionalmente vinculado a bancos y sociedades de bolsa, productos como el dólar, los plazos fijos y los fondos comunes de inversión. Una de las características destacadas de este tiempo es la facilidad con la cual, en unos segundos, y vía un teléfono o una computadora, podemos mover nuestros ahorros de un lado a otro, del Home Banking a una App, a una billetera virtual o una cuenta comitente.

Esto implica mayores niveles de libertad para elegir el destino de nuestros ahorros a partir de los conocimientos que obtenemos o experiencias de personas en las cuales confiamos. De allí la importancia trascendental que adquiere la información que nos llega, sea vía redes sociales, medios de comunicación, personas o empresas.

Recientemente países como España, el Reino Unido y Singapur han regulado la publicidad engañosa en materia de inversiones, en especial la dirigida a criptoactivos

En este sentido, desde la Comisión Nacional de Valores (CNV), en el último tiempo, hemos advertido con preocupación un fenómeno creciente vinculado a ofrecimientos de inversiones en criptomonedas, créditos, fondos de inversión no regulados, divisas, oro y otros, en los cuales se omiten los riesgos asociados a cada tipo de operación y se aseguran rendimientos extraordinarios sobre activos cuyas valuaciones suben y bajan con altísima volatilidad. La sola promesa en ese sentido debe entonces ser una señal de alerta para el eventual inversor.

Los gobiernos del mundo están discutiendo estos temas. Recientemente países como España, el Reino Unido y Singapur han regulado la publicidad engañosa en materia de inversiones, en especial la dirigida a criptoactivos. Se discute, incluso, el rol de los influencers y sus promociones de activos financieros en redes sociales hacia sus millones de seguidores. Probablemente en la Argentina tengamos que evaluar alguna medida similar para proteger al público inversor.

Ciertamente, el ecosistema de los criptoactivos y, en especial, la tecnología blockchain que los estructura, parecen destinados a ocupar un lugar creciente en un futuro cercano. Se espera que sean una fuente de ingresos, empleos y actividad económica. En el medio, y como ha ocurrido en otros procesos de innovación, muchos proyectos en desarrollo no llegarán a ser rentables y sus inversores perderán esos capitales.

Una recomendación sana sería no invertir en lo que no se entiende, o no se consideró de forma acabada el riesgo asociado

Sobre este punto valen los consejos habituales que indican desconfiar y ser cautos respecto de lo que leemos y escuchamos. En especial, cuando nos ofrecen rendimientos garantizados o promesas demasiado buenas para ser real. Lo mismo vale para empresas o personas que no están registradas o no tienen permiso alguno para realizar la actividad de captar fondos del público.

En pocas palabras, una recomendación sana sería no invertir en lo que no se entiende, o no se consideró de forma acabada el riesgo asociado. Y, aún en caso de hacerlo, diversificar siempre la cartera de inversión, de manera de no poner, como se suele decir, todos los huevos en la misma canasta.

Dejo para el final el punto que considero más preocupante del fenómeno de descentralización financiera que describimos. Se trata de casos de empresas o personas que captan fondos del público para aplicarlos a estas nuevas inversiones que mencionamos y cuya regulación el mundo aún está discutiendo, y le adicionan un esquema piramidal que supone premiar a quienes consiguen incorporar a otra persona al sistema.

La publicidad engañosa forma parte y se vuelve esencial para captar más y más clientes, de forma tal de nutrir la base de los esquemas piramidales que, en no pocas oportunidades, distribuyen como ganancias el dinero de quienes ingresan en última instancia

Lo paradójico de estas situaciones es que no tienen, precisamente, nada de modernas, tecnológicas o innovadoras. Tampoco pueden asociarse al marketing multinivel de algunas empresas de venta de productos masivos, sino más bien a esquemas de estafas piramidales que, tarde o temprano, como ocurrió muchas veces a lo largo del siglo XX en diferentes países, terminaron con pérdidas para los inversores que fueron engañados por quienes armaron y se beneficiaron de estas estructuras.

Conectando los dos puntos presentados hasta aquí podemos advertir que, en estos casos, la publicidad engañosa forma parte y se vuelve esencial para captar más y más clientes, de forma tal de nutrir la base de los esquemas piramidales que, en no pocas oportunidades, distribuyen como ganancias el dinero de quienes ingresan en última instancia.

Por todo ello, desde la CNV y otros organismos públicos, estamos siguiendo el tema y actuando en base a nuestras competencias. El Poder Judicial ya recibió algunas denuncias concretas. En cualquier caso, les sugerimos a las personas que tengan dudas o consultas que lo hagan al correo inversor@cnv.gov.ar, o al formulario de denuncias. Tenemos también en nuestra página una guía de protección al inversor con muchos consejos y recomendaciones (https://www.argentina.gob.ar/files/textoguiadeinversorasv2pdf).

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