Muchacho chino

Un análisis de la figura de Sabino Vaca Narvaja, embajador en China. A primera vista tienta encontrarlo extravagante o en plena metamorfosis para su transformación

Sabino Vaca Narvaja, embajador en China

Vean ustedes que el mundo es de tejido complicado y no hace amistad con la simpleza o el prejuicio. Tampoco con los adversarios de la realidad, donde aquí se parte del manual ideológico para simular que se entienden las cosas y se tiene razón. Qué vamos a hacer. Se piensa poco o nada, o se piensa en banda como los delincuentes con guantes obscenos de látex o con guante blanco. Si la realidad no coincide, peor para la realidad. Ya se ha dicho con gran éxito.

Ahí tenemos la figura de Sabino Vaca Narvaja, embajador en China. China, oigan ustedes, que se dice fácil. Reemplazo del diplomático de carrera Kreckler, según los enterados por empujón de Cristina. Puede ser: está allí.

Se lo vio durante la visita argentina para las sobreactuaciones y equívocos de la comitiva cuando se inauguraron los Juegos de Invierno, lo indicado, aunque ya había labrado su fama particular con los videos que grabó donde se expresa en mandarín poemas antiquísimos y un aire estético oriental. Siempre ordenado, el escritorio despojado, la taza de té. Un detalle, pero mejor que con el mate y el termo de la hipocresia criolla para las fotos. En algunos expresa su afinidad con el taoísmo, la propuesta o doctrina atribuida a Lao Tsé en el siglo IV antes de Cristo. Menos una religión que un camino, Tao es el principio y no puede definirse, es el principio único: “Si alguien puede saber qué es Tao, no es Tao”.

De tal modo que a primera vista tienta encontrarlo extravagante o en plena metamorfosis para su transformación en chino.

Al recorrer un paso más largo, no lo es del todo. Sí una apasionada por la cultura antiquísima y la actual (sin derechos humanos, sin libertad de expresión, con penas muy duras que incluye la de muerte): nunca hubo parecido a una democracia en esa historia. La diferencia, creo, es que China fue durante milenios un lugar cerrado sobre sí mismo y desde hace algunos años ha salido al ruedo. Hijo de Fernando Vaca Narvaja, fundador de Montoneros, una familia de más de veinte miembros que consiguieron salir oscuros en la noche para evitar que fueran muertos todos en la tormenta espantosa del 70, la Argentina en sangre hasta la puerta de la dictadura militar. Fueron necesarios dos para bailar el último tango fúnebre. Por aproximarse más, es hermano bastante mayor de Camilo, padre de la niña Helena con Florencia Kirchner, relación ya disuelta.

Viene a enterarse – es fácil- que a los 46 años el embajador extraño no niega su vínculo político que lo trajo al mundo, pero no lo suscribe como una receta de hoy. Es, pero como pasado. Nada que ver. “Tampoco soy comunista. Soy peronista”.

Junto al Presidente, tiempo atrás

Viene a cuento que el embajador y en cierta medida personaje, ha dedicado la mitad de su vida al estudio constante de la China contemporánea a lo largo de su carrera como politólogo en la Universidad de Lanús, donde hizo su tesis acerca de aspectos muy extensos sobre el mismo tema.

Hay dos libros no menos extensos al respecto. A un tiempo aprendía el idioma inexpugnable hasta aprenderlo de tal modo que conoce y pronuncia los tonos- menor, medio y mayor-: una palabra en cualquiera de esos tonos verbales cambia por completo el significado. Es la lengua que habla Xi Jinping, político y como cabeza del Partido dictador supremo de la potencia capitalista comunista.

Aceptado con el plácet veloz, es diestro en la lengua de la gran mayoría de los chinos, sobre todo en el norte, el centro y el sureste. Xi aparece poco, con cara fatigada y embarbijada salvo excepciones, siempre de traje occidental oscuro, y cuando lo hace habla mandarín. Pertenece a la etnia han. Qué tiempos aquellos cuando el Gran Timonel obligó a cualquier chino a vestirse de gris con unas telas burdas, como insectos. Todos iguales, mientras por aquí nos parecía un amor y corríamos a hacernos unas camisas con cuello Mao que se ponían de moda. Nada de larga marcha con cientos de muertos en el camino, nada de salto adelante y de industrialización forzada, más de setenta millones de muertos, de revolución cultural, quince millones. A ponerse la camisa Mao que iba perfecto con un blazer, se me ocurre, o con un vestido bien diseñado.

Perón citaba a Mao en Puerta de Hierro: ”Lo primero es distinguir al amigo del enemigo”. Mao, retratado a lo lejos con los vibrantes colores de Andy Warhol.

Ha dedicado la mitad de su vida al estudio constante de la China contemporánea

Hay todavía maoístas en la Argentina, nada de que sorprenderse. Muchos lo fueron o en algún rincón subsisten: en la la biografía oficial del gobernador Gildo Insfrán, consta su paso por el Partido Comunista Revolucionario, Mao puro, antes de su adhesión al justicialismo. Durante la llegada de la delegación argentina, fue acto obligado visitar la estatua, un adefesio kitsch de yeso, que tal vez la gran dictadura capitalista prefiera hacer cada vez más breve.

Como quien hubiera estudiado cincuenta años egiptología y por fin vea las momias y las pirámides, Vaca Narvaja debió sentirse pleno y feliz en su tierra prometida. Feliz y útil a los intereses del país. ¿De cuál? De los dos, esa es la posición en la que con seguridad se siente. Declarar que es necesario aprobar un acuerdo con el FMl, como lo hizo, es un ejemplo: apoyo a la posibilidad de que se haga, y fortalecimiento para el lugar chino como socio y accionario al que aspira más y más como estrategia de competencia y expansión. El avance en África no es otro asunto que colonización. Hay bases en varios lugares del mundo revelados o no. Aquí tenemos una en Neuquén de donde se puede entrar y salir de ella si es personal militar chino, y se intenta, juran, una en Ushuaia que apunte hacia la Antártida.

Vaca Narvaja con Xi Jinping

Hay proyectos de represas por ahora sin avances, centrales atómicas en conversaciones, la tecnología 5G, la quinta de las cuatro anteriores con gran velocidad y penetración. Comunicación y sensibilidad por el control social. Bueno, más de lo que tenemos ahora donde nadie escape a conversaciones contra cualquier voluntad.

Primer comprador del país, puede proponer criadores gigantes de cerdos gigantes -de ocho mil animales-, primera proteína fuera de la vegetal (soja) sin aproximación a la fauna salvaje de todo tipo como el que surgió del coronavirus en Wuhan. Entra en liza con la minería, el litio imprescindible para baterías, celulares y autos eléctricos.

Vaca Narvaja, en español o en perfecto mandarín, debe tener en cuenta entre otros la depredación pesquera en el Atlántico Sur por parte de la flota China -y otras- rumbo a pasar del mayor caladero del mundo a un mar cada vez con pocas especies. Sin que nadie se mueve o dice nada, casi tabú, casi desconcierto raro.

Como al principio, no es sencillo ni indagar a la realidad con frases y poca inteligencia. Para lo complejo, inteligencia compleja. Hay poco. No entregan. Y el embajador es un funcionario con una responsabilidad histórica, no alguien corriente y básico. Diferente, es un ser como mínimo bifronte. Un muchacho argentino. También un muchacho chino.

No es una canción pop ni un juego de palabras. Alguien puesto como alfil en un tablero donde China juega fuerte.

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