Gradualismo sin reformas, otra vez

El principio de acuerdo con el FMI tiene el mismo pecado original que la gestión de Cambiemos

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La combinación de apagar la
La combinación de apagar la maquinita sin reducir a igual ritmo el déficit fiscal, sólo implica una cosa: mucha deuda pública para financiar la diferencia. Así lo hizo el gobierno de Macri, así se propone el presidente Alberto Fernández

El acuerdo de entendimiento del Gobierno con el FMI se basa en promesas de reducir gradualmente el déficit fiscal, pero achicar drásticamente el financiamiento del BCRA. El objetivo de corto es claro, no emitir para frenar la inflación. Pero esta combinación de apagar la maquinita sin reducir a igual ritmo el déficit fiscal, sólo implica una cosa: mucha deuda pública para financiar la diferencia. Si el déficit fiscal ya no lo financia el BCRA, lo financia la deuda.

Cambiemos inició su gestión con el mismo programa. Cristina emitía sin culpa para financiar su Gobierno, consolidando la inflación en dos dígitos en sus ocho años de gestión. Cuando llegó Cambiemos en 2015 buscó apagar la maquinita y lo logró. Para 2018 el BCRA emitió sólo 0,1% del PBI para financiar al Estado, pero el déficit fiscal total todavía era de 4,9% del PBI. Como el déficit ya no lo financió el BCRA, se financió íntegramente con deuda externa.

Como el déficit ya no lo financió el BCRA, se financió íntegramente con deuda externa

El actual acuerdo con el FMI se estructura bajo la misma lógica. Como el déficit fiscal baja poco y nada, para frenar la inflación ahora se proponen cambiar la maquinita por deuda interna.

Un gradualismo pionero que se financió con deuda en dólares en el exterior, y otro “gradualismo nac&pop” que se pretende financiar con deuda en pesos en el mercado interno.

El acuerdo con el FMI establece que este año se emita un tercio de los que se emitió el año pasado para financiar al Estado, pero sin reducir a un tercio el déficit fiscal. Lo mismo los siguientes dos años. El resultado está cantado: Volará la deuda pública, otra vez.

Fuente: Secretaría de Finanzas
Fuente: Secretaría de Finanzas

Gradualismo y deuda pública:

El gradualismo de Cambiemos prometió apagar la maquinita sin bajar el déficit fiscal a igual ritmo y aumentó la deuda pública en USD 72.000 millones en 4 años, equivalente a USD 18.000 millones por año. El actual “gradualismo reload” pretende hacer lo mismo, pero con deuda interna.

Hagamos números. Aún cumpliendo la meta del resultado primario que establecería el acuerdo con el FMI, el Estado cerraría este año con un déficit fiscal total de 7,5% del PBI, entre Tesoro y BCRA: 2,5% de déficit primario (meta) más 1,7% intereses del Tesoro más 3,3% de intereses de Leliq.

Aún cumpliendo la meta del resultado primario que establecería el acuerdo con el FMI, el Estado cerraría este año con un déficit fiscal total de 7,5% del PBI

Vale advertir que la mitad del esfuerzo por reducir el déficit primario, se esfuma en el pago de mayores intereses de la deuda, tal como le pasó al “gradualismo 1.0″.

En este contexto, el BCRA emitirá 3,3% del PBI para financiar su propio déficit que le generan las Leliq más 1% del PBI por acuerdo para financiar el déficit del Gobierno. Es decir, el BCRA incrementará la oferta monetaria por 4,3% del PBI en 2022, magnitud que hace imposible bajar la inflación con tanta emisión. Todo lo contrario, la consolida arriba de 50% anual.

Lo que no financia la maquinita, lo tiene que financiar la deuda. Del anterior ejercicio queda por financiar el 40% del déficit del Estado, equivalente a 3,2% del PBI o cerca de USD 18.000 millones para este año. Es decir que el “Gradualismo peronista” incrementará la deuda a mayor ritmo que el “Gradualismo de Cambiemos”: con sólo alejarse un poco de las metas, la deuda pública estará creciendo a la misma velocidad que los últimos dos años: USD 25.000 millones anuales.

Queda por financiar el 40% del déficit del Estado, equivalente a 3,2% del PBI o cerca de USD 18.000 millones para este año

En definitiva, el “gradualismo 2.0″ eleva la deuda pública como lo hizo el “gradualismo 1.0″.

Recordando que el Gobierno en sus primeros dos años de gestión ya elevó la deuda pública en USD 50.000 millones, este plan aumentará los compromisos financieros en otros USD 40.000 millones en la segunda mitad, lo que será el mayor endeudamiento de la historia argentina bajo una sola presidencia de 4 años.

Por supuesto, por si alguno tiene dudas, este programa termina con el default de la deuda pública en pesos apenas se corra el FMI. Tal como sucedió con la deuda en dólares del gradualismo 1.0.

Fuente: Econométrica
Fuente: Econométrica

En definitiva, pretender que tamaño déficit fiscal se financie con ahorro interno, no sólo implica que aumentará la deuda pública, también implica que hará desaparecer todo el crédito a privados (crowding out) y que los depósitos de los argentinos tengan sólo dos destinos: el déficit del Tesoro (bonos) o el déficit del BCRA (Leliqs).

Si todo el ahorro privado financia el gasto público, quién financia la inversión? Exacto!, nadie.

Pretender que tamaño déficit fiscal se financie con ahorro interno, no sólo implica que aumentará la deuda pública, también implica que hará desaparecer todo el crédito a privados

No tendría que sorprender el resultado. El Gobierno no quiere un ajuste, los extranjeros no quieren financiar a Argentina, los argentinos no quieren inflación, por lo que sólo queda obligar al ahorro local a que financie al Estado, y que se olvide de financiar la inversión.

El cepo cambiario es justamente para eso, subir las tasas de interés también. Como cuando una le tira migas al canario dentro de la jaula. El canario encerrado solo come migas y el ahorro interno encerrado sólo come deuda pública.

Así como sorprendió el acuerdo del FMI con Cambiemos por la magnitud, también sorprende el acuerdo con el Peronismo por lo laxo. Gradualismo sin reformas todo financiado con deuda, fue la receta que nos llevó al fondo. La misma receta que ahora el Peronismo propone para sacarnos de ahí. Este acuerdo solo aumenta la deuda, anula la inversión, estanca la economía y no frena la inflación.

No puede sorprender de un acuerdo sin reformas sobre una economía que opera con la misma lógica de 1970. Con control de cambios, control de capitales, control de precios y control del comercio exterior, todas ideas que solo se encuentran entre los escombros del muro de Berlín. Todas ideas que Argentina no quiere ni pretende soltar, porque desarmaría el “capitalismo de amigos” que tanto le costó armar. Un perro que se muerde la cola, girando 80 años en el mismo lugar, salvo la bocanada de libertad de los noventa.

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