Si hubiera que nombrar a las industrias que más crecieron en los últimos tres años en la Argentina, la mayoría incluiría entre las destacadas a las fintechs.
Los datos lo avalan. Según Finnovista, Latinoamérica alcanzó un total de 1.524 instituciones que ofrecen servicios financieros digitales en la categoría pagos, seguros, préstamos e inversiones. Cinco de estas hoy son unicornios. En Argentina, por nuestra parte, el número se triplicó en tres años y existen unas 310 empresas, afirma la Cámara Argentina de Fintech.
Sin dudas que la pandemia aceleró un proceso que se venía desarrollando de manera gradual. Un dato elocuente es que el 20% de las fintechs del país surgieron en el último año y medio (Cámara Argentina de Fintech). Independientemente de las razones, el crecimiento exponencial es positivo.
Ahora bien, ¿qué nos falta para transformarnos en un mercado realmente maduro? Elaboremos una radiografía del fenómeno y entendamos los desafíos.
Según Finnovista, Latinoamérica alcanzó un total de 1.524 instituciones que ofrecen servicios financieros digitales en la categoría pagos, seguros, préstamos e inversiones.
En términos de sostenibilidad en el largo plazo, el escenario se presenta alentador. La industria financiera digital es un sector que atrae inversiones más allá de las crisis; durante el 2021, a nivel mundial, recibió un 90% más de dinero que en 2020 alcanzando los USD 93 mil millones (Boston Consulting Group) y en 2020 –a nivel regional– captó poco más de USD 1.000 millones que en 2019 (LatamFintechHub).
Además, genera empleo: en Argentina creó cinco mil nuevos puestos de trabajo superando los 20 mil, con el adicional del modelo remoto, que permite desarrollarse para proyectos internacionales, construyendo un blindaje ante la ambivalencia económica.
Más allá de las cifras prósperas, siempre se puede mejorar y para eso nada mejor que mirar a aquellos mercados que marcan la tendencia de la industria. Las fintech, además de ser un sector que crece meteóricamente, puede transformarse también en un elemento clave en la economía del país. Con esto no me refiero simplemente a entender al consumidor y a aplicar la tecnología necesaria para que los servicios sean cada vez más a medida, si no a dar un paso más y comprender la lógica estructural.
La premisa básica de las fintechs es democratizar la inclusión financiera y en Argentina aún nos queda un largo camino por recorrer en este sentido. No es necesario viajar a los países escandinavos de Europa o Norteamérica para tomar ejemplos. A nivel regional –tomando las cifras del “Global Microscope” publicado por The Economist en 2020–, estamos por debajo de Colombia y Uruguay en estos términos.
Las fintech, además de ser un sector que crece meteóricamente, puede transformarse también en un elemento clave en la economía del país.
El caso de Colombia es llamativo porque lideró el ranking de 55 países emergentes tres veces consecutivas. Una de las razones es que los marcos regulatorios son amigables tanto para los consumidores financieros como para los jugadores privados que ofrecen alternativas más allá de la banca tradicional. Además de Colombia, los países emblemáticos en términos de regulaciones son Brasil y México, justamente los dos mercados regionales más robustos en lo que respecta a finanzas digitales.
Otro de los desafíos pendientes para el sector de cara al año que comienza tiene que ver con la brecha de género. En América Latina, según un estudio de Finnovista y el BID, las mujeres que las lideran o forman parte del equipo directivo ocupan el 35%. Una cifra que toma relevancia si la comparamos con la media global, que indica que solo un 7% de los emprendedores financieros son mujeres.
Aunque la cifra sea muy positiva a nivel regional, para Finnovista, nuestro país se ubica quinto de siete en estudio realizado sobre esta tendencia. En Uruguay, el primero de la lista, casi la mitad de las fintechs son lideradas por mujeres, mientras que en Argentina solo el 24%. Perú, Colombia y México también nos superan.
El crecimiento exponencial del sector es realmente positivo para nuestro país. Sin embargo, no hay que perder de vista los objetivos esenciales que persigue la industria y que aún no han sido concretados.
Casos de éxito hay, sin dudas. Flexibility es una startup argentina que implementa soluciones para la banca digital, y que cuenta con un 43% de staff femenino. Pero aún hay mucho por lograr, y esto es una necesidad crucial, ya que recrudece una problemática mucho más trascendental: Argentina es el país con mayor brecha de género en educación financiera. Lo afirmó la empresa Mujer Financiera y lo reconfirmó el Banco Mundial: solo el 5% de las mujeres argentinas ahorran y el 2,9% accede a microcréditos.
El crecimiento exponencial del sector es realmente positivo para nuestro país. Sin embargo, no hay que perder de vista los objetivos esenciales que persigue la industria y que aún no han sido concretados. Es importante tomar cartas en el asunto, tanto a nivel público como privado, para resolver estas problemáticas y poder hacer de las fintechs un jugador trascendental en la economía del país.