Los mensajes improvisados reflejan una política exterior errática

Situaciones complejas como las que atraviesa el mundo hoy requieren prudencia y, sobre todo, que el Gobierno ponga los objetivos estratégicos nacionales por encima de los intereses domésticos y de corto plazo

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Llegada de Alberto Fernández y la comitiva oficial a Rusia
Llegada de Alberto Fernández y la comitiva oficial a Rusia

La diplomacia presidencial requiere planificación y consistencia. Toda gira internacional debe ser pensada en su conjunto. El riesgo de no hacerlo nos expone a emitir señales confusas y producir efectos negativos. Por eso, más allá de lo inoportuno del viaje al exterior de Alberto Fernández y la falta de un rumbo estratégico del Ejecutivo, esperamos que no se deteriore la buena y delicada relación que tenemos con Rusia.

Tener una estrategia de política exterior sustentada en los valores, identidad e intereses nacionales que defendemos y proyectamos al mundo es clave. Cometer errores en materia internacional, aunque no sean visibles en el cortísimo plazo, puede afectar seriamente nuestras oportunidades a futuro.

Situaciones complejas como las que atraviesa el mundo hoy requieren que los líderes políticos sean prudentes y profesionales. Sobre todo, que pongan los objetivos nacionales por encima de los intereses domésticos y de corto plazo. Algunas declaraciones del presidente Alberto Fernández desde el Kremlin van en contra de esa dirección. Caer en la tentación de ser provocativos desde la retórica puede ser muy caro para el futuro de los argentinos.

Reunión entre Alberto Fernández y Vladimir Putin
Reunión entre Alberto Fernández y Vladimir Putin

Así como la confianza entre las personas se construye con comportamiento y constancia, con actos, gestos y posturas combinados a lo largo del tiempo; entre los países se hace a través de una política exterior coherente, reflejando valores que representan al pueblo.

La improvisación y el empleo de la diplomacia presidencial para enviar un mensaje a la política doméstica pueden socavar esa confianza e hipotecar nuestro desarrollo.

Los estadistas ven más allá de lo coyuntural, diseñan el camino, entienden la complejidad del mundo y el lugar al que el país quiere llegar. Los mensajes improvisados y erráticos sólo deterioran nuestro vínculo con el mundo, del que tanto necesitamos para poder desarrollarnos.

De cara al próximo paso de la gira, y dada la importancia de preservar el vínculo estratégico con China, sería deseable que no se desaproveche un espacio tan importante como es el diálogo presidencial para seguir construyendo una relación integral y pensada a futuro.

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