“¡Atrás!”, gritó desde el mostrador el personaje interpretado por Antonio Gasalla. Dos minutos después recibía un legajo y, mientras lo tiraba a la basura, afirmaba sin inmutarse: “Masomeno en dos o tres días vení que te lo tengo listo”.
Irene tiene la edad y los aportes como para jubilarse y decide, juntando paciencia, atención y papeles, encarar el proceso. Los prejuicios, experiencias de conocidos y el sketch de Gasalla la asustaron un poco. Sus hijos la ayudan buscando en internet los requisitos, contacta a ex-empleadores y visita varias veces –siempre con la información completa, pero incompleta– la oficina local de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).
Lo primero que piensa un argentino con sentido común es: ¿por qué no piden la información claramente y nos hacen la vida más fácil?
Intervenir innecesariamente en procesos nos da una falsa sensación de poder, de imprescindibilidad.
Todos sabemos que el cementerio está lleno de imprescindibles. Ese argentino que, además de sentido común, tiene conocimientos de sistemas (que por suerte somos cada vez más), profundiza y piensa: ¿por qué piden información que ya tienen en los sistemas? ¿Qué sentido, conociendo la CUIL, tiene pedir sexo o fecha de nacimiento? ¿Y teniendo todos los aportes registrados, pedir… los aportes registrados? Sí, ya sé: el atento lector se quedó pensando en el género de “CUIL”, tan femenina como CUIT.
¿Qué sentido, conociendo la CUIL, tiene pedir sexo o fecha de nacimiento? ¿Y teniendo todos los aportes registrados, pedir… los aportes registrados?
No dejemos que la forma nos distraiga del fondo.
Lo más interesante es lo que diría Vitalik Buterin, inventor de la red Ethereum, poseedor de una fortuna de más de 1.000 millones de dólares y reciente visitante de la Argentina: ¿por qué una organización que funciona 99% en base a reglas tiene empleados humanos?
Bitcoin, Ethereum y otras monedas pueden estar de moda y en algunos casos ser el telar de la abundancia snob, con onda y moderno, pero la tecnología que tienen debajo es mucho más importante y va a cambiar el mundo.
Las criptomonedas son la punta del iceberg del cambio.
Las criptomonedas corren sobre una especie de supercomputadora que crece día a día y registra, de forma transparente e irreversible, transacciones. Sí, claro que los registros públicos de personas y propiedades, entre otros, pueden incorporarse fácilmente y sin riesgo. Si creara un país desde cero, sin duda evitaría la burocracia y corrupción con software.
DAO es una Organización Autónoma Descentralizada: un conjunto de reglas automáticas que se aplican en la mayoría de los casos y un mecanismo de resolución entre sus “miembros” para cuando las reglas no funcionan
“Dar fe”, como los escribanos, registros públicos, curas y jueces de paz, será tan innecesario en el siglo XXI como la antena sobre el televisor.
Lo fantástico de la blockchain es que, además de registrar transacciones, permite programar dentro de esta red: crear reglas totalmente transparentes para que, ante ciertas situaciones, sucedan cosas específicas. Esto, que parece tan abstracto, es la verdadera revolución blockchain.
¿Anses puede convertirse en un telar de la abundancia?
Para hacerlo más concreto, el sistema jubilatorio convirtiéndose en una DAO puede ser un excelente ejemplo, obviando, claro, la evidente insostenibilidad económica a largo plazo del mismo.
¿Qué es una DAO? Por sus siglas en inglés, una Organización Autónoma Descentralizada: un conjunto de reglas automáticas que se aplican en la mayoría de los casos y un mecanismo de resolución entre sus “miembros” para cuando las reglas no funcionan.
Estando todo documentado y consolidado, del mismo modo en que un celular obedece al “Despiértame a las 7 de la mañana con una alarma de grillitos en celo”, la DAO cumplirá sus reglas simplificando la vida de todos
Cada vez que cobramos un sueldo en blanco, el aporte sería transferido a la Anses-DAO simplemente con un registro en la blockchain (para los puristas de los Bancos Centrales, se podría usar la blockchain para registrar transacciones en moneda local). Así, podríamos consultar nuestros aportes cuando queramos. Y, estando todo documentado y consolidado, del mismo modo en que un celular obedece al “Despiértame a las 7 de la mañana con una alarma de grillitos en celo”, la DAO cumplirá sus reglas simplificando la vida de todos.
Viajemos, entonces, a esta realidad paralela, en donde el Estado está al servicio del ciudadano y piensa siempre en el largo plazo: Irene, luego de años de aportes, cierto día cumple los requisitos para recibir su jubilación. Al día siguiente empieza a recibirla. ¿Qué pasó atrás?
Todo lo repetitvo puede automatizarse.
Si el código (las reglas, lo que los humanos en Anses aplican casi sin pensar como si fueran robots) contempló su caso, todo funciona automático. Mejor aún, funciona de forma transparente: todos podemos ver las reglas creadas y cómo se aplican.
¿Y qué va a pasar con los empleados despedidos, que pensaban que tenían un trabajo cómodo para toda la vida? No hay problema, les pagamos por 5 años su sueldo, que se queden en su casa, se aburran; un día, saldrán a cambiar el mundo
El futuro es cada vez más transparente.
Si hay una excepción o el “humano” considera que las reglas no se le aplican, escala a una de las 20 personas con poder de decisión, básicamente todos los empleados que necesita ANSES-DAO (o, tal vez, ciudadanos al azar en una DAO de jurados, que ya exista). Claro que no van a recibir una carpeta de cartulina naranja con cientos de papelitos con sello fechador y escalera, sino toda la información relevante en su computadora para poder decidir. Además, en el momento en que tomen una decisión, la DAO les preguntará: “¿Es ésta una nueva regla?”, arrojándole varios casos similares del pasado.
Si ante las mismas condiciones, tomas siempre la misma decisión, cuenta como solo una y no como muchas.
¿Y qué va a pasar con los empleados despedidos, que pensaban que tenían un trabajo cómodo para toda la vida? No hay problema, les pagamos por 5 años su sueldo, que se queden en su casa, se aburran; un día, saldrán a cambiar el mundo, ellos también.
Hay dos formas de vagancia: no hacer nada o hacer cosas que podrían ser automáticas.
¡Pero esta tecnología va a dejar sin empleo a muchas más personas! Cada desarrollo, invento o avance tecnológico hace la vida de la sociedad más fácil y libera recursos para dedicarse a otra cosa. Está demostrado lo importante que fue el lavarropas para que más mujeres pasen de hacer trabajos no remunerados a remunerados.
La tecnología mejora la sociedad en su conjunto, afectando negativamente solo a aquéllos que la rechazan.
El problema, como siempre, es que esos pocos son los que más gritan.