Como gran medida “revolucionaria” desde el punto de vista impositivo, algunos legisladores de la oposición presentaron un proyecto de ley para bajar la alícuota del IVA del 21% al 18%. Sin duda que toda baja de impuestos debe ser saludada con alegría por parte de los contribuyentes, pero claramente esta propuesta parece haber sido presentada por gente que, o no mira los números fiscales o desconoce el abc de la economía.
En efecto, en primer lugar, una baja del IVA de 3 puntos porcentuales difícilmente le vaya a cambiar la vida a los consumidores ni vaya a mover el amperímetro de la economía. Es una baja marginal que la gente no la va a notar.
Por otro lado, considerando la maraña impositiva que hoy tenemos en Argentina, lo más indicado, si es que en este contexto de déficit fiscal se quiere bajar la carga tributaria, sería proponer también una reducción del gasto público de al menos la misma magnitud.
Lo más indicado, si es que en este contexto de déficit fiscal se quiere bajar la carga tributaria, sería proponer también una reducción del gasto público
Dudo que una baja de 3 puntos porcentuales del IVA vaya a mover la recaudación hacia la izquierda de la curva de Laffer, es decir que la menor tasa del principal impuesto al consumo vaya a generar un incremento del ingreso fiscal por menor evasión.
Por otro lado, si bien el objetivo final de todo proceso económico es el consumo, acá los diputados están poniendo el carro delante del caballo. Es que el primer punto para incrementar el consumo consiste en mejorar los ingresos reales y eso se logra con mayor inversión.
Si algún impuesto hay que bajar sería empezar por los distorsivos, como al cheque o a las Ganancias que afectan la tasa de inversión, para mejorar la productividad de la economía y crear más puestos de trabajo y de esa forma lograr una suba de los ingresos reales de los trabajadores y también de los jubilados que lleven a mayor consumo en el largo plazo.
Poco fundamento
De ahí que la iniciativa de los diputados de la oposición luce más como una propuesta de tipo k o keynesiana que de corte de libre mercado. Hay que recordar al pasar que el IVA es tal vez el impuesto menos distorsivo que tiene la economía argentina.
Pero, además, todo parece indicar que es un proyecto que no fue trabajado por economistas. Más bien luce como una propuesta de fulbito para la tribuna que, al mejor estilo populista, pretende mostrar que en pleno enero están trabajando en algo.
Si se hubiesen detenido a mirar cómo fueron los ingresos del Tesoro en el período enero-noviembre de este año, habrían encontrado que el principal rubro fue el impuesto inflacionario. Es decir, el impuesto más regresivo y distorsivo que puede encontrarse en la economía.
Ni siquiera pueden argumentar que la propuesta es para ayudar a los sectores más humildes y mejorar el ingreso real, porque el impuesto inflacionario es el principal enemigo, y no disminuirá porque se baje la alícuota del IVA.
Opciones superadoras
En todo caso, considerando la alta tasa de desocupación, se podría haber formulado alguna propuesta de mayor seriedad como podría ser bajar las contribuciones patronales sobre la nómina salarial, si de empezar a bajar impuestos se trata.
Otra propuesta más interesante podría haber consistido en pedir que todo ticket de compra tenga discriminado los impuestos, al menos el IVA, como para que la gente tome conciencia de la carga tributaria que está afrontando.
Se podría haber formulado alguna propuesta de mayor seriedad como podría ser bajar las contribuciones patronales sobre la nómina salarial
Pero tal vez, la más importante hubiese sido una propuesta de baja del gasto público para reducir el déficit fiscal y así bajar un impuesto más regresivo y distorsivo como es el impuesto inflacionario, en vez de empezar por el IVA.
Sin duda que la alícuota del IVA debería ser menor, pero dado el descalabro impositivo y de las finanzas públicas hay otros puntos más relevantes para empezar como son otros impuestos o bajar el gasto, pero claramente a los diputados les faltó información, formación o bien quisieron hacer solo populismo formulando una propuesta para hacer ruido sin beneficio económico significativo para nadie.
Esto nos muestra que buena parte de la dirigencia política argentina sigue más interesada en las internas partidarias, en promocionarse políticamente haciendo ruido político y muy poco interesada y preparada para formular propuestas que resuelvan los problemas de la sociedad. Dicho en otros términos, están más interesados en sus posicionamientos políticos que en estudiar y formular propuestas de políticas públicas que saquen a la Argentina de su larga decadencia.
Este sigue siendo el principal drama de la Argentina. Gran parte de la dirigencia política concentrada en la rosca y en el show mediático que en debatir en serio qué hacer para empezar a crecer.
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