Hay que derogar las tarifas mínimas aéreas

A través del Decreto 897/2021, el Gobierno reinstauró el sistema de bandas tarifarias para el transporte de cabotaje en el país

La normativa perjudica a las Low Cost y posiciona a Aerolíneas Argentinas como instrumento liquidador acaparador )EFE/ Juan Ignacio Roncoroni/Archivo)

Estoy completamente de acuerdo con la iniciativa de la senadora Carolina Losada, quien propuso la inmediata derogación del Decreto 897/2021, por el cual el Gobierno reinstauró el sistema de bandas tarifarias para el transporte de cabotaje en el país y una serie de medidas que tienden a una supuesta “utilización igualitaria” de rampas y frecuencias en vuelos al exterior.

El Decreto en cuestión pone en evidencia que este Gobierno odia todo monopolio que no sea propio. El caso de Aerolíneas Argentinas es paradigmático: ha recibido 699 millones de dólares en subsidios y encima fijan precios mínimos a las tarifas aéreas para liquidar cualquier atisbo de competencia.

El gobierno es alevosamente arbitrario a la hora de defender los intereses de La Cámpora en vez de los de la gente que necesita imperiosamente viajar al menor costo posible. Ponen precios máximos a todo, desalentando la cultura emprendedora y espantando a la inversión, menos en los vuelos de cabotaje, en los que fijan precios mínimos que ninguna empresa podrá “perforar”. De esta manera barren con las Low Cost y se apoderan por completo del mercado utilizando a Aerolíneas Argentinas como instrumento liquidador acaparador. Un verdadero monopolio al servicio del sindicato que maneja La Cámpora, que nada tiene que ver con el interés público, con las estratégicas necesidades de conectividad de un país federal y con una política comercial que permita una razonable competencia que logre multiplicar vuelos, destinos y frecuencias.

Y el colmo es que este Gobierno lanza esta normativa con argumentos económicos cuando la situación financiera de Aerolíneas Argentinas es insostenible.

Queremos recuperar una política de cielos abiertos responsable y ordenada que les permita a los argentinos viajar a bajo costo con mayor libertad. Si las empresas privadas pierden dinero como producto de sus malas decisiones es asunto de ellas y, frente a esto, el Estado las puede advertir, pero no intervenir a no ser que esas estructuras de precios bajos pongan en serio riesgo la seguridad de los pasajeros.

Aerolíneas Argentinas se ha transformado en un feudo aéreo, en un barril sin fondo o caja ciega para la financiación de las actividades políticas de una facción del Frente de Todos. El país necesita recuperar a nuestra línea de bandera de manera urgente de las manos predatorias de quienes la manejan para satisfacer sus propios negocios en detrimento de los argentinos.

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