Sin el acuerdo con el FMI cerrado y el plan plurianual presentado, el presupuesto es sarasa

La periodista y conductora analizó las negociaciones del Gobierno con el FMI y la presentación del ministro Martín Guzmán en el Congreso

No parece casual que el FMI pida el apoyo explícito de CFK a un acuerdo cuando el horizonte muestra el precipicio (Franco Fafasuli)

“Vamos a tomar el toro por las astas”, dijo el fugaz presidente Adolfo Rodriguez Saá como preludio. El 22 de diciembre de 2001, Argentina declaró el mayor default de la historia de 144 mil millones de dólares. “En primer lugar –continuó el mandatario- anuncio que el estado argentino suspenderá el pago de la deuda externa”. Encimándose con sus palabras siguieron 51 segundos de aplausos y ovación continuos. Incluso durante veinte de esos 51 segundos, el recinto sonaba como un estadio de fútbol en el que las voces coreaban, “Argentina, Argentina”.

Qué habrán celebrado entonces. Qué delirante comprensión de la realidad podía hacer creer que quebrar, era un motivo de euforia, esperanza o solución de los problemas. Es de esos momentos que cuando se evocan generan vergüenza ajena primero, y ganas de rebobinar con la ilusa sensación de que se pueda evitar que ocurra, después. Obviamente, el jolgorio defaulteador y tribunero no solucionó el problema de la deuda que siguió multiplicándose.

No parece casual que el FMI pida el apoyo explícito de Cristina Kirchner a un acuerdo cuando el horizonte muestra el precipicio insondable de otro default. Parece claro que la estrategia de la Vicepresidenta es esquivar su visto bueno a un entendimiento con el organismo dejando esa responsabilidad en la oposición y un sector del peronismo. Ella, argentina. La prescindencia de Cristina -siendo la figura de más poder en el gobierno de Alberto Fernández- dejaría dudas sobre futuros incumplimientos o convertiría cualquier compromiso en una mera simulación considerando su capacidad de veto.

Hoy fue el ex viceministro de Kicillof en Economía, Emmanuel Álvarez Agis, quien advirtió sobre el riesgo de que “el Banco Central tenga que tomar medidas muy extremas, como cerrar las importaciones, o poner más restricciones para aguantar esa negociación que es doble: de la Argentina con el Fondo e interna de la propia coalición hacia adentro”. En una palabra, lo mismo de siempre. Era tan sólo hace un par de semanas que la lapicera era de Alberto, pero parece que la perdió en la plaza mientras tiraba unos pasos al son de L-Gante con Cristina y Lula, al tiempo que Mujica se hacía una siesta estratégica.

El Ministro de Economía, Martín Guzmán, expuso este lunes en el Congreso sobre el presupuesto 2022

Esta tarde, el Ministro de Economía, Martín Guzmán, expuso sobre el presupuesto 2022 y reconoció que la inflación fue el principal problema del año. Menos mal. Porque no explicó cómo será sólo de 33% el año que viene cuando el propio Banco Central acaba de publicar un relevamiento en el que la inflación esperada por bancos y consultoras en 2022 será de 52,1%.

Otro tema es que incluyen ciencia ficción sobre el acuerdo con el FMI. Porque lo dan por sentado pero a ciencia cierta no existe. Y la negociación viene brava. “Estaremos listos cuando estemos listos”, metió frío hace unos días la directora del Fondo Kristalina Georgieva que ahora quiere avales explícitos de Cristina. Kris le pide a Cris que no se haga la gil. Todo esto pasa mientras no llega al Congreso el famoso plan plurianual que prometió el Presidente en la noche en que fueron derrotados ganando.

La verdad que sin el acuerdo con el Fondo cerrado y el plan plurianual presentado, el presupuesto es sarasa.

Y a 20 años de que Rodríguez Saá lejos de tomar el toro por las astas terminara como torero corneado, Argentina coquetea peligrosamente, irresponsablemente con otro default.

El presidente Alberto Fernández junto a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva (REUTERS)

Desde entonces, y a pesar de tener la mayor bonanza histórica por el auge de las commodities, el país no pudo salir de la maldición de los cepos que son el verdadero plan económico kirchnerista porque no están dispuestos a normalizar la economía y por eso la ponen en cuarentena.

El kirchnerismo inventó las cuarentenas económicas mucho antes que el COVID-19 llegara con sus inquisiciones sanitarias. En vez de intentar encarar lo necesario para lograr que entren más dólares dejan la economía como un campo minado de cepos, mutilada, estéril, tomada por unos pocos vivos que siempre son amigos de ellos.

Y acá estamos con un Congreso donde no se descarta que el mismo gobierno que debería tejer acuerdos para el acuerdo no salga de sus peleas encarnizadas que dejó expuestas delante de todos en la plaza de una sectaria democracia.

* Editorial de Cristina Pérez en “Confesiones en la noche” (Radio Mitre)

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