Llega ese momento del año en que los alumnos deben enfrentarse a una de las situaciones que más estrés les genera en el ámbito académico: rendir exámenes. Una cosa es aprobar, pero otra es aprender. Si bien es verdad que muchos chicos dejan todo para último momento y van por el “aprobar”, enseñarles a “aprender” es una habilidad que les va a servir toda la vida.
¿Cómo podemos ayudarlos a enfrentar mejor una situación de examen? Algunas claves que podrán servirles:
1) Organización del tiempo y el espacio: lo primero que deben hacer los chicos es organizarse. Esto implica desde organizar el material de estudio, hasta el lugar en donde van a estudiar.
Cuando nos distraemos, nos cuesta mucho volver a concentrarnos, por eso, ayudemos a los chicos a “preparar” su lugar de estudio: dejar el celular lejos, tener agua, un snack, sus apuntes o lo que necesiten a mano, para que no hayan distractores. Elegir una silla cómoda, un lugar con buena luz, sin ruidos, etc. Elegir el lugar adecuado para estudiar es tan importante como el estudio en sí. Ahora llega el momento de dividir el material que tienen que estudiar. Se dividen en capítulos, temas, subtemas y se toman decisiones:
- voy a trabajar todo el primer capítulo y paro.
- Voy a repasar lo que vimos en clase en las dos últimas semanas.
- Voy a estudiar una hora y media.
2) Estudiar con amigos: el cerebro es social. Cuando estudiamos con uno o dos amigos, haciéndonos preguntas y repasando, ayudamos a que la información llegue mejor a la memoria de largo plazo. Además, lo que uno no entiende, tal vez el otro sí. Eso sí, ¡deben buscar un buen compañero de estudio! Alguien que interrumpe todo el tiempo o se distrae, más que ayudar, va a empantanar la oportunidad de aprender.
3) Comenzar: para aprender lo primero que se debe hacer es depositar la información en la memoria sensorial inmediata. Es decir, la información entra a través de los sentidos. Los chicos pueden leer el material, hacer un mapa mental, completar un cuadro, subrayar o resaltar lo más importante, etc.
4) Repetir: si leemos una vez y pasamos a otra tema, no generamos conexiones neuronales fuertes. Hay que reflexionar y repetir la información pero en nuestras palabras, en diferentes momentos y de diferentes formas. Estudiar de memoria no sirve. Inmediatamente después de haber leído algún tema, los chicos podrían tratar de explicar en sus palabras qué entendieron, contarle a un compañero lo más interesante que hayan escuchado, o lo que les pareció importante, o lo que más les sorprendió. Pueden dibujarlo, hacer un esquema, un cuadro, etc.
Cuidado: una cosa es entender, pero otra es aprender. Que entendamos el concepto no significa que podamos explicarlo. La idea es que los chicos hagan suya la información. Es decir, no alcanza con resaltar o subrayar, hay que repetir en nuestras palabras, hacer un esquema, explicarle a otro, dibujarlo, etc. Recordamos mejor lo que nosotros hemos producido, por eso no se trata de repetir de memoria, sino de generar nuestra propia explicación del concepto. Acá podrían dar ejemplos, resumir, comparar, explicar, interpretar, etc. Pueden trabajar con mapas mentales, organizadores gráficos, cartelitos (flash cards), resúmenes, cuadros , preguntas y respuestas , diagramas , líneas de tiempo , guías de estudio , etc.
5) Fortalecemos: llega el momento de hacer su propia retroalimentación metacognitiva para ver qué saben.
- ¿Qué aprendí hasta ahora?
- ¿Qué me cuesta más?
- ¿Qué necesito practicar más?
- ¿En qué necesito ayuda?
La retroalimentación ofrece la oportunidad de fortificar lo que se ha comprendido y, de ser necesario, podemos remodelar o volver a leer o estudiar aquellos que no pudimos comprender adecuadamente.
Si las cosas van bien, la retroalimentación provee el refuerzo que se necesita para seguir motivados.
6) Distanciar los momentos de estudio: estudiar en varios días diferentes, repasando la información es más efectivo que estudiar todo en un solo día. Es necesario espaciar los repasos muy cerca uno de otro al principio y luego alejarlos entre sí.
7) Repasar: la clave del éxito para aprender está en el repaso. Hay que leer, repetir en muestras palabras, hacer gráficos, dibujos, cuadros… Volver a hacer mapas mentales , completar los organizadores gráficos , practicar con los cartelitos (flash cards) , repetir los resúmenes sin mirar, anotando lo que se acuerden , recrear los cuadros , contestar preguntas , explicarle el material a algún compañero , etc.
Otra opción de repaso es la siguiente: Leo-Recuerdo-Repaso:
- Leo y después guardo el material de lectura.
- Recuerdo todo lo que puedo, lo explico con mis palabras de manera oral o escrita.
- Repaso lo que no me acordaban o lo que interpreté de manera errónea.
8) Hacer recreos: cuando la atención decae, no sirve de nada seguir esforzándonos. Leemos sin comprender. Es momento de una pausa activa, ¡de movernos! Los chicos deben tomar recreos activos breves (caminar, moverse, bailar) para poder activar nuevamente las funciones ejecutivas que les permiten pensar, organizarse, tomar decisiones, etc.
9) Dormí muy bien la noche anterior: ¡el nuevo aprendizaje se practica durante el sueño! Las redes neuronales que se han formado durante el aprendizaje se reconectan durante el sueño. El sueño consolida la memoria.
10) Técnicas de relajación: ¿Quién no ha tenido que atravesar nervios o temores antes de rendir un examen? ¿A quién no se le ha puesto la mente en blanco ante una pregunta en un oral? Relajarnos a través de una meditación, visualización, mindfulness, o cualquier técnica que nos ayude a relajarnos, reducirá el estrés. Cuando estamos con miedo o mucha tensión, el organismo segrega cortisol, una de las hormonas del stress, lo que inhibe el aprendizaje y no nos permite recordar.
Y no nos olvidemos que, si se preparan, y les va mal, que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje. Un examen no los define como personas. Aprender de los fracasos nos ayuda a ser más resilientes. Pero cuidado: una cosa es que les vaya mal y otra es que piensen que no sirven. Ahí debemos actuar rápido, como adultos, para ayudarlos a ver sus errores de manera racional y no emocional. Como adultos, somos custodios de la auto estima de los chicos.
Debemos enseñarles a “fracasar con dignidad”. Si no, serán adultos sin perseverancia, y no creerán en sus habilidades de esforzarse para tener éxito.
SEGUIR LEYENDO