Para salir de la pobreza hay que facilitar las contrataciones entre privados

Los recursos son las habilidades de coordinar actividades personales, interactuando, contratando negocios particulares

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La mayoría de los países
La mayoría de los países está cerrado a las libertades; esa es la causa de la pobreza (EFE)

Las funciones de la Propiedad Privada fue un descubrimiento espontáneo de la humanidad. En palabras de David Hume, las tres leyes básicas de toda sociedad son: la estabilidad de la posesión, el cumplimiento de los compromisos y la transferencia por consentimiento. Esto es, suprimir las violaciones a los derechos de la propiedad. Así obtener ingresos que permitan atender las necesidades individuales. Adam Smith en su obra “La Riqueza de las Naciones” explica cómo las sociedades progresan desarrollando conocimientos, oficios, habilidades personales, mediante la competencia especializada de sus integrantes. En esta mirada, la competencia es un proceso cooperativo; que no es conflictivo, en la medida que actúen bajo las mismas normas. De igual modo ocurre con el tráfico vial o cualquier quehacer con medios escasos.

Las interacciones resultan más beneficiosas con reglas iguales y estables para todos los actores. Enseña la Biblia en la Torre de Babel; sin hablar el mismo idioma, no se pudo proseguir la construcción.

Lo relevante para la coordinación de las actividades individuales es actuar con las mismas reglas estables. Igual que en los partidos de fútbol. Es tarea de los legisladores y los jueces velar por la constitucionalidad de las reglas aplicadas.

Es tarea de los legisladores y los jueces velar por la constitucionalidad de las reglas aplicadas

Liberados de sufrir la violencia de normas variables, desiguales, las competencias personales superan los conflictos, obstáculos e información escasa en el mejor uso de los esfuerzos individuales. Dado que cualquiera puede contribuir a derribar impedimentos, la libertad de actividades impulsa el crecimiento de las habilidades personales, favoreciendo a las sociedades. No obstante, la mayoría de los países está cerrado a las libertades; esa es la causa de la pobreza.

Libertad no es actuar de cualquier modo si no respetando las reglas justas, estables, para todos. De tal modo, Justicia y Competencia consiguen Eficiencia.

Brecha de ingresos en el mundo

El siguiente gráfico mide el ingreso anual por habitante de los países más relevantes estimados por el FMI, en dólares, para el corriente año, con una enorme brecha entre extremos: USD 230 para Sudán del Sur y USD 102.000 para Irlanda y un promedio para el conjunto de 160 países con datos de USD 12.600 por persona por año que revela la grave ausencia de libertades en gran parte del mundo.

Las sociedades avanzan aprovechando su recurso: la habilidad para contratar. No obstante, en la mayoría de las geografías siguen prevaleciendo ideas contrarias a la libertad, entorpeciendo el progreso de la humanidad.

El miedo a la libertad obstaculizó el bienestar de las personas desde siempre. Pues las libertades individuales, el comercio, son conocimientos contrarios al pensamiento común. Independizarse de dirigentes mandones; animarse a emprender; que los contratantes puedan simultáneamente ganar descubriendo ventajas mutuas. Juan tiene horas de trabajo particular disponibles a cambio de dinero para satisfacer una canasta de necesidades. Pedro está dispuesto a entregar dinero a cambio de esas horas de trabajo. Negociando, ambos ganan simultáneamente, el milagro de la creación de valor. Se trata de un juego de suma tan positiva como libre de normas desiguales, cambiantes, que erigen trabas artificiales.

En la mayoría de las geografías siguen prevaleciendo ideas contrarias a la libertad, entorpeciendo el progreso de la humanidad

En cambio, los siguientes países están bien lejos con muchas mayores dificultades para contratar. Por eso sus ingresos son tan inferiores al de los del gráfico precedente.

El caso argentino

La principal dificultad de la Argentina es precisamente la pobre capacidad de contratar, la fragilidad de la propiedad privada. Los contratos se plantean en un contexto volátil; enseguida los presupuestos se alteran bruscamente y dejan de ser sustentables.

El riesgo país, una medida de la desconfianza en el cumplimiento de los contratos con bonos del gobierno, lo confirma. Desde septiembre 2020, post canje de los bonos soberanos, no se había registrade niveles tan elevados como el actual.

Desde septiembre 2020, post canje de los bonos soberanos, no se había registrado niveles de riesgo país tan elevados como el actual

Con tamaña desconfianza respecto de los compromisos contractuales de la deuda pública se agudiza la dificultad de contratar entre privados, siempre sujetos a los cambios normativos del Estado.

La confianza en la propiedad, el principal recurso, está fuertemente deteriorada por los funcionarios que desentienden la incertidumbre que causan. La gran causante de falta de competitividad del país no es el tipo de cambio si no la imprevisibilidad normativa y los actos del gobierno. Todas las ocupaciones están dañadas por la incertidumbre (falta de conocimientos y perspectivas de los actos de los funcionarios).

En la era del Conocimiento mueven el piso de las regulaciones y atacan las libertades, hasta la de informarse donde mejor convenga a cada uno, según su propia mirada.

Todas las ocupaciones están dañadas por la incertidumbre (falta de conocimientos y perspectivas de los actos de los funcionarios)

Mi amigo, el economista Ricardo Arriazu, explicaba en una nota periodística que el país ofrece enormes posibilidades energéticas. Pero todas requieren capital y las tasas de descuento las reducen severamente. De nuevo, la incertidumbre de los contratos nos hace perder mucho dinero. No sorprende la pobreza.

Por supuesto, hay lugares peores. El riesgo país de Venezuela ronda los 30.000 puntos básicos, lo cual impide explotar las mayores reservas de energía del planeta y yacimientos mineros cuantiosos. Un país que fue próspero, es ahora el más pobre de América Latina, con apenas USD 1.627 anuales de ingreso por habitante.

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