Lógicamente, el desempeño de los activos con cláusula dólar seguirá atada a la dinámica cambiaria y a las decisiones que se tomen -o no- en este sentido, en un marco en donde la brecha se mantiene en niveles elevados (110%), las reservas en el Banco Central son demasiado limitadas y el ritmo de las negociaciones con el FMI aún no está claro.
De hecho, hasta la cosecha fina (trigo), las reservas netas del Banco Central se ubicarán en torno a USD 4.300 millones -y líquidas estimadas debajo de USD 600 millones-, tocando su menor nivel desde comienzos de marzo.
En otras palabras: en el corto plazo, será todo un desafío para el BCRA lograr recomponer las reservas (o en el peor de los casos, no seguir perdiendo). Mientras tanto, el tipo de cambio real perforó la semana pasada los niveles pre-devaluación de enero 2014, esto es, vuelve a atrasarse.
Las reservas netas del Banco Central se ubicarán en torno a USD 4.300 millones y líquidas estimadas debajo de USD 600 millones
Un escenario en el cual la divisa oficial sigue avanzando a paso lento (a una tasa nominal anual de 14% promedio en el mes), desacelerándose incluso en las últimas ruedas a un ritmo de 10% a 11% anual promedio diario. Desde este punto, más allá de algunas nuevas y puntuales regulaciones en las últimas semanas (tras las elecciones) que buscan claramente redistribuir el flujo de dólares, no hubo señales concretas acerca de si el BCRA acelerará este ritmo de devaluación en el corto plazo buscando.
Ahora bien, es sabido que los movimientos de una industria dinámica como la de los fondos de inversión refleja (y rápido) las expectativas del mercado. El exceso de pesos puede verse reflejado en los flujos positivos, que ya casi alcanzan los $900 mil millones en lo que va del año -elevando el patrimonio hasta $3,3 billones-. La preferencia se mantiene sobre los fondos de Money Market, seguidos por la cobertura por inflación -59% y 17%, respectivamente-.
Por su parte, el segmento Dólar Linked (DL) también ha mostrado un crecimiento exponencial en las últimas semanas, captando ya el 5% de las suscripciones totales de la industria. Ese flujo había sido negativo hasta no hace mucho tiempo atrás.
Se mantiene atractiva la cobertura frente a una devaluación
Y más allá de que fuera esperado, a falta de catalizadores para este tipo de estrategias, se debe resaltar que no se observó una fuerte salida -el movimiento, de hecho, fue mucho menos brusco que el reflejado en el mercado de futuros entendiendo que ambos comparten el objetivo-. ¿A qué se debe? Básicamente, a que un mercado cambiario sin definiciones claras de estrategia mantiene el atractivo de la cobertura contra posibles variaciones de la paridad oficial.
Este segmento, que acumula más de $215 mil millones en activos bajo administración, ya representa el 6% del total manejado por la industria, y casi duplica su patrimonio desde los mínimos tocados en junio de este año.
Un mercado cambiario sin definiciones claras de estrategia mantiene el atractivo de la cobertura contra posibles variaciones de la paridad oficial
Los nuevos flujos dirigidos hacia estos fondos se posicionaron en sintéticos de dólar y, en menor medida, en bonos soberanos de igual ajuste -coincidente con la incorporación a las licitaciones del TV23-.
En términos de ponderación, los futuros, en menos de una semana (del 30 de octubre al 5 de noviembre) pasaron a representar el 35% vs el 30% del mes anterior, ganando terreno por sobre la liquidez y otras inversiones (que pasaron a ponderar un 12% desde un 17% en igual período). Por su parte, la deuda corporativa Dólar Link se mantuvo estable, en el orden del 15% de las carteras.
No obstante, también vale aclarar que la industria por ahora muestra oficialmente datos previos a las elecciones, que se han modificado (aunque sin cambios relevante) en parte, tras los resultados y la falta de claridad en la política cambiaria. En concreto, los fondos DL lograron superar la variación del TC oficial, en tres de las últimas cuatro semanas -con las elecciones marcando un antes y un después-.
En términos generales, en lo que va de noviembre el rendimiento promedio del segmento es tan solo del 0,5%, contra octubre que cerró en un rendimiento de 3,3% -muy por encima de la devaluación (1%)-. La volatilidad, por su parte, se elevó de un 4,4% a un 5,8% en promedio.
En el análisis post elecciones, se evidencia una caída generalizada en el desempeño del segmento, destacándose un mayor deterioro en los fondos con ponderación de bonos soberanos por encima de los demás. Desde ese entonces, estos fondos cayeron en promedio un 2%, seguido por los fondos balanceados con un 1.5% y un 0.7% para los fondos armados principalmente con sintéticos y riesgo corporativo. Todo versus un tipo de cambio oficial que avanzó 0,46% en el período.
Los rumores de un desdoblamiento cambiario podrían ser un catalizador negativo
Dicho todo esto, y bajo la premisa que, cualquier acercamiento con el FMI implicará -entre otras cosas- con alta probabilidad al menos una aceleración en la devaluación del tipo de cambio oficial, creemos que esta estrategia mantiene su atractivo -de corto plazo- para permanecer en una cartera. No obstante, los rumores de un desdoblamiento cambiario podrían ser un catalizador negativo.
Con fecha límite marzo próximo -por el primer vencimiento fuerte con el FMI, y a la que se debería llegar con un acuerdo para evitar un default-, el camino por recorrer aún parece largo en la coyuntura actual. De hecho, una prueba importante para mostrar qué tan intacto o no sigue el apetito por estos instrumentos DL será la licitación de esta semana, con la reapertura del T2V2 y el TV23. No obstante, hay que remarcar que dada la volatilidad que puede llegar a encerrar estas alternativas, es recomendable ser selectivos en la elección de la estrategia detrás de cada fondo.
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