Xi Jinping, el líder supremo

Estamos nuevamente ante un experimento de querer homogeneizar a una sociedad acorde con los deseos del jefe máximo, en la que se eliminarán las ideas, para él, erróneas

El presidente chino Xi Jinping (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)

La lectura completa de la Resolución del PCC sobre los mayores logros y la experiencia histórica del partido en el último siglo no deja de producir un escalofrío al recordar la glorificación de los líderes, el partido y los documentos de adoctrinamiento del PCUS. El propósito es ensalzar a los miembros del Comité Central, en cuyo corazón se encuentra la sabiduría y conducción de Xi Jinping.

Esta clase de Resolución es la tercera en la historia del PCC. La primera fue escrita en 1945, para encumbrar a Mao Zedong después de la eliminación de los disidentes en la Campaña de Rectificación, y la segunda en 1981, por Deng Xiaoping, luego del Golpe de Estado de 1976 que terminara con el encarcelamiento de la llamada “Banda de los 4″, integrada por Jiang Qing, cuarta esposa de Mao. La actual fue escrita después de ocho años de la “campaña contra la corrupción” que permitió la consolidación del liderazgo de Xi Jinping, que también ejerce como Secretario General del PCC y Presidente de la Comisión Militar Central.

El documento recoge las críticas al Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural que provocaron graves convulsiones en la sociedad china con un elevado número de víctimas. La cita dice: “Los errores teóricos y prácticos de Mao fueron cada vez más serios… causaron al partido, al país y al pueblo los más serios retrocesos y pérdidas desde la fundación de la República Popular”. La exterminación de la Banda de los 4 terminó con la aventura ultraizquierdista y el apoyo a las guerras de liberación en otros países.

La Resolución sostiene que China es una nación antigua y grandiosa que dio lugar a una civilización espléndida hasta la Guerra del Opio en 1840, cuando los agresores occidentales y los señores feudales la convirtieron en una sociedad semicolonial y semifeudal, de la cual sería rescatada por el PC, guiado por el marxismo y el materialismo histórico. Según cuenta, en 1949 se estableció el Gobierno de la dictadura democrática del pueblo hasta completar la transformación socialista en 1956. El 8° Congreso del PC en 1956/58 decidió abandonar la lucha de clase para reemplazarla por la contradicción entre “la demanda del pueblo por un rápido desarrollo económico y cultural y la realidad del país”. En 1978, el partido abandonó definitivamente la lucha de clases para iniciar un período de reformas, apertura y modernización socialista, gracias a la Teoría de Deng Xiaoping y sus esfuerzos para “abrir las mentes y buscar la verdad”. Los líderes del PC abandonaron lo que fueron 60 años de adhesión a la lucha de clases para abrazar una estrategia de desarrollo que pudiera satisfacer las crecientes necesidades materiales y culturales. El PC comprendió que para mantener su hegemonía política el país debía crecer. En la misma línea afirma que las reformas y la apertura fueron cruciales para el éxito de China.

El “Camarada Xi Jinping”, a través de una evaluación meticulosa y una reflexión profunda, fue quien concibió “nuevas ideas, teorías y estrategias sobre la gobernanza que incluyen la definición del socialismo con características chinas, el tipo de sociedad para un país socialista moderno y la clase de partido marxista para ejercer el poder por largo tiempo”. Estas definiciones son denominadas en “El pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características china para una nueva era”, que representaría el Marxismo Contemporáneo de China y del Siglo XXI.

La Resolución continúa con una variedad de temas, pero el eje principal es la entronización de Xi jumping como líder supremo reviviendo el culto de la personalidad que caracteriza a todas las dictaduras socialistas. El líder asume la responsabilidad de pensar y decidir por el conjunto del pueblo chino para poder conducirlo por el camino del éxito, para alcanzar la modernización socialista en 2035 y luego concretar el gran país socialista moderno. El PCC se encargará de educar al pueblo con el pensamiento de Xi Jinping para inculcarle las ideas, convicciones y los valores socialistas. Estamos nuevamente ante un experimento de querer homogeneizar a una sociedad acorde con los deseos del jefe máximo donde se eliminarán las ideas (portadores) erróneas, como “adoración del dinero, hedonismo, ultra individualismo y nihilismo histórico”.

Xi Jinping pareciera decidido a modelar a su imagen y semejanza no solo a China sino también al resto del mundo. Ya está en marcha una nueva religión que buscará extenderse para satisfacer el mesianismo del Gran Líder. Y lo más graves es que siempre aparecerán los aduladores dispuestos a sumarse a esta aventura oscurantista.

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