El soberano habló, ¿escuchará la política?

Todas las fuerzas debieran plantearse, primero en forma de introspección y luego colectivamente, cómo y por qué cada sector contribuyó a que la Argentina se haya convertido en un país con 40% de informalidad, 50% de pobreza y 60% de inflación

En las elecciones generales votó alrededor del 71% del padrón (REUTERS/Agustin Marcarian)

El presidente Alberto Fernández tiene una -sólo una- nueva oportunidad de ejercer el cargo para el cual fue elegido: Presidente de los argentinos, con agenda propia. La anterior se desdibujó justo cuando el 80% de los argentinos veía con satisfacción su moderación. Si bien en el último año hubo una radicalización en las actitudes políticas que hizo que los extremos se fortalecieran, el domingo el soberano acomodó el escenario donde corresponde: el Congreso. La oposición ganó, pero no hubo nocaut para con el oficialismo. En el Senado, el peronismo, si bien tendrá mayoría, no tendrá quórum propio, por lo que no tendrá más remedio que acordar. Lo interesante es que ni oficialismo ni oposición podrán distraerse de esa acción, dado que ambos tienen un 2023 en el camino. No les conviene que Argentina siga avanzando en una decadencia sin freno. A propósito, fue la propia ciudadanía, a través de su voto, la que el domingo puso a disposición de la política un freno de mano. ¿Lo utilizarán?

Kicillof tuvo una mejor elección que en las PASO. No ganó, pero para lograrlo debió abrir el grifo político a intendentes y concejales (Hurlingham, Quilmes, San Martín, San Fernando).

Queda claro a partir del domingo que el cristinismo sigue siendo una fuerza importante, pero ya no para construir, como advierte el consultor Carlos Germano.

Esta segunda oportunidad en la que la realidad marca que no hay más tiempo es la que debiera aprovechar el Presidente, tan atrapado últimamente en un rol deslucido, para recuperar agenda y gobernabilidad. Para este propósito -si lo abraza- no está solo: la CGT, gobernadores peronistas y un sector amplio del empresariado están expectantes que esto ocurra. Días previos al 14 de noviembre, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, recorrieron y visitaron a varios gobernadores peronistas, invitándolos a sumarse a este propósito. Descuentan que además serían de la partida Juan Schiaretti, Omar Perotti y Gustavo Bordet. Quienes adhieren a esta estrategia están convencidos de que la foto del 14 a la noche fortalece al Presidente. La derrota en 15 provincias, además de perder el quórum propio en Senadores y de quedar terceros en Santa Cruz, lleva a los estrategas del fortalecimiento de Alberto Fernández a pensar en hacer de la derrota una oportunidad.

El domingo, el Presidente anunció un acuerdo con su vicepresidenta para llegar a un entendimiento con el FMI. Para que esto ocurra, tanto Cristina como Máximo Kirchner y lo que ambos representan, deberán cuanto menos no hacer explícito su desacuerdo. La oposición ganó y confirmó su performance donde la clase media pisa fuerte, como en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y CABA. Y también eligió liderazgos conflictivos como el de Javier Milei o el propio Luis Juez. Lo cierto es que el resultado del domingo fue lo suficientemente equilibrado como para evitar que el Gobierno nacional implosione.

En cuanto al campo, la Mesa de Enlace espera que, pasadas las elecciones, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, los convoque o en caso contrario solicitarle una reunión para retomar la agenda pendiente: carga impositiva, mayor apertura de las exportaciones de carne vacuna, infraestructura.

En Santa Fe, de los tres senadores que el peronismo puso en juego, por primera vez desde 1983 no retuvo los dos cargos. Solo logró que Marcelo Lewandowski llegue a esa banca. La periodista Carolina Losada, junto al intendente de Avellaneda, Dionisio Scarpin (JxC), rompieron con ese marcador, superando por 8 puntos al peronismo. Cinco serán los diputados nacionales de JxC, tres por el FdT y uno por el FAP.

El escenario 2023 ya comienza a configurarse. Esta cronista entiende que es difícil aunque no imposible ver a Carolina Losada como candidata a Gobernadora. Pero tras ella, especialmente el radicalismo ya aporta nombres a ese casillero.

Por el lado del peronismo, la buena performance de Marcelo Lewandowski -quien no proviene del perottismo- lo ubican en condiciones de disputar la intendencia de Rosario y tal vez en posición de mirar hacia la Casa Gris. El gobernador Perotti, que a fin de año hará cambios en su gabinete, deberá definir si su hombre Roberto Mirabella, asume la banca de diputado nacional para la cual fue electo o se convierte en su candidato a gobernador desde el ministerio de Gobierno. El día después encontró a Omar Perotti temprano, recorriendo obras en Cayastá y con un proyecto que enviará a la Legislatura, que establece que el delito que comete toda persona que esté armada sin la debida autorización se convierta en no excarcelable.

En cuanto al Frente Amplio Progresista (FAP) mejoró mínimamente la performance de las PASO. Y en Rosario en la categoría concejal, el duelo entre periodistas determinó que el candidato del intendente Javkin, Ciro Seisas se imponga por un punto a Lisandro Cavatorta (FdT). Pablo Javkin, ante el resultado obtenido, le dijo a Infobae: “Debe ser el único caso en el país donde se pudo ganar al margen de la grieta y siendo oficialismo”. Este medio le consultó sobre si pensaba en el 2023 en un Frente de Frentes, a lo que contestó: “Estamos mirando Mendoza y Corrientes, es decir frentes propios más amplios”.

La política toda debiera plantearse, primero en forma de introspección y luego colectivamente, cómo y por qué cada sector contribuyó a que la Argentina emulada en Francia por su estado de Bienestar se haya convertido en su antónimo: 40% de informalidad, 50% de pobreza, 60% de inflación, inexistencia de dólares en el BCRA para cubrir pagos de la deuda externa y para asistir en la compra de insumos a la producción generadora de empleo. La agenda está armada.

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