Los vicepresidentes que no funcionan

Su rol ha zigzagueado, mientras algunos pasaron inadvertidos, otros tuvieron un rol central y hasta han llegado a elegir a su candidato a presidente. Cuáles fueron los que peor se desempeñaron en el cargo

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Cristina Kirchner en Santa Cruz
Cristina Kirchner en Santa Cruz

Repasar la actividad de los Vicepresidentes de la Nación es una tarea imposible de resumir en pocas líneas. Aunque apelando a la memoria del lector, sí es factible realizar una revisión del rol institucional de quienes ocuparon ese cargo en los últimos 38 años (desde la recuperación de la democracia) para analizar si cumplieron con su tarea desde la mirada del oficialismo de turno, tuvieron una actividad opaca o bien se destacaron por alguna característica en particular. El análisis es de utilidad para entender una parte de todo lo que nos está pasando en la actualidad y lo que está por venir.

En primer lugar recordemos que el artículo 88 de la Constitución Nacional establece el cargo de Vicepresidente, siendo su función principal la de ejercer el Poder Ejecutivo Nacional en caso de muerte, renuncia, destitución, inhabilidad o ausencia de la Capital del presidente de la Nación. El Vicepresidente no integra el Poder Ejecutivo ocupando la presidencia en caso de ausencia o imposibilidad del presidente. Preside la Cámara de Senadores de la Nación sin voto, salvo en los casos de empate (art. 57 CN). Curiosamente nuestra carta magna no contiene una disposición sobre el reemplazo del vicepresidente. En la práctica el cargo ha quedado vacante desde 1861 a la fecha en 17 ocasiones, salvo en 1954 cuando se convocó a elecciones para reemplazar a Hortensio Quijano.

La sucesión del Presidente de la Nación se encuentra regulada por el artículo 88 de la Constitución Nacional y la ley de Acefalía Presidencial Nº 25.716. La línea sucesoria determina que el vicepresidente será quien deba terminar el mandato inconcluso en caso de impedimento del titular del Poder Ejecutivo Nacional. En el supuesto de encontrarse también impedido el vicepresidente -cualquiera sea la causa-, la línea de sucesión temporaria deberá respetar el siguiente orden: (i) el Presidente provisional del Senado, a falta de este, (ii) el presidente de la Cámara de Diputados, y a falta de ambos, (iii) el presidente de la Corte Suprema de Justicia, quienes deberán ejercer el cargo provisoriamente hasta que haya cesado la causa de inhabilidad o un nuevo presidente sea electo por la Asamblea Legislativa.

Desde la recuperación de la democracia, el 10 de diciembre de 1983, a la fecha hemos tenido 9 vicepresidentes. Queda claro que algunos funcionaron y otros no. Con sus más y sus menos Víctor Hipólito Martínez cumplió su rol acompañando a Raúl Alfonsín durante todo su mandato. Como presidente del Senado se enfrentó a la mayoría justicialista logrando evitar la derrota de la Ley de Reforma de Asociaciones de Trabajadores (Ley Sindical), y la aprobación del traslado de la Capital Federal a Viedma, que nunca llegó a concretarse, además de estar junto a su presidente durante el alzamiento carapintada.

Eduardo Duhalde junto a Carlos Menem y Ramón "Palito" Ortega
Eduardo Duhalde junto a Carlos Menem y Ramón "Palito" Ortega

Eduardo Duhalde, vice de Menem desde el 8 de julio de 1989 al 10 de diciembre de 1991 tuvo con él una relación dispar, llegando a impulsar la candidatura presidencial de Néstor Kirchner para oponerse a su reelección, sin perjuicio de lo cuál Duhalde es uno de los vicepresidentes que cumplió con sus rol. Luego vinieron las diferencias que rompieron esa relación definitivamente.

Carlos Ruckauf fue vicepresidente durante el segundo mandato de Carlos Menen, del 8 de julio de 1995 al 10 de diciembre de 1999, a quien recordó tras su muerte con estas palabras: “Lo más importante de Menem fue la búsqueda de la unidad nacional, la estabilidad económica que hacía que un trabajador con su sueldo logre cosas que ni antes ni después pudo conseguir y la reinserción de la Argentina en el mundo”. Queda del lado de los vicepresidentes que funcionaron, siempre desde la óptica del presidente de turno.

Carlos “Chacho” Álvarez asumió como vicepresidente de Fernando de la Rúa el 10 de diciembre de 1999. Renunció el 6 de octubre de 2000 tras denunciar actos de corrupción. Queda claramente incluido en la lista de los vicepresidentes que no funcionaron para su presidente. Su renuncia causó la debacle del gobierno de Fernando de la Rúa. Graciela Fernández Meijide dijo en el libro La Ilusión (pág. 207): “La actitud de Chacho fue de un individualismo insólito, absoluto, que no sólo hirió de muerte a la Alianza sino que destruyó a la fuerza que habíamos levantado durante más de una década, el Frepaso”.

Carlos "Chacho" Álvarez y Fernando De la Rúa
Carlos "Chacho" Álvarez y Fernando De la Rúa

Daniel Scioli asumió como vicepresidente de Néstor Kirchner del 15 de mayo de 2003 al 10 de diciembre de 2007, de manera silente soportó los reiterados destratos de sus compañeros de equipo, sin perjuicio de lo cuál debe ser colocado en la lista de vicepresidentes que cumplieron su rol manteniéndose incólume hasta el último día.

Julio Cobos, asumió como vicepresidente de Cristina Fernández el 10 de diciembre de 2007, finalizando su mandato el 10 de diciembre de 2011. Ciertamente fue un vicepresidente que no funcionó para su compañera de fórmula al desempatar en contra de los intereses del oficialismo en la recordada resolución “125″ que disponía la movilidad de las retenciones a las exportaciones agropecuarias.

Sus palabras merecen ser recordadas textualmente: “Yo sé que me cabe una responsabilidad histórica en esto. Hay quienes desde lo político dicen que tengo que acompañar por la institucionalidad, por el riesgo que esto implica, mi corazón dice otra cosa y no creo que esto sea el motivo para poner en riesgo el país, la gobernabilidad, la paz social. Quiero seguir siendo el vicepresidente de todos los argentinos, el compañero de fórmula hasta el 2011 con la actual presidenta de los argentinos. Vuelvo a decir que es uno de los momentos más difíciles de mi vida. No persigo ningún interés. Estoy expresando o tratando de expresar lo que mi convicción, mis sentimientos, empujan la decisión muy difícil seguramente. Yo creo que la presidenta de los argentinos lo va a entender, me va a entender, porque no creo que sirva una ley que no es la solución a este conflicto. La historia me juzgará, no sé cómo. Pero espero que esto se entienda. Soy un hombre de familia como todos ustedes, con una responsabilidad en este caso. No puedo acompañar y esto no significa que estoy traicionando a nadie. Estoy actuando conforme a mis convicciones. Yo le pido a la presidenta de los argentinos que tiene la oportunidad de enviar un nuevo proyecto que contemple todo lo que se ha dicho, todos los aportes que se han brindado, gente de afuera o aquí mismo. Que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto... Mi voto no es positivo... mi voto es en contra”.

Julio Cobos durante el dabate de las retenciones móviles
Julio Cobos durante el dabate de las retenciones móviles

Amado Boudou fue vicepresidente desde el 10 de diciembre de 2011 al 9 de diciembre de 2015, queda incluido dentro de los vicepresidentes que “funcionaron” para su presidente, pero recordado por la historia a consecuencia de su condena por actos de corrupción. En efecto, en 2018 fue sentenciado a 5 años y 10 meses de prisión e inhabilitado de por vida para el ejercicio de cargos públicos, por los delitos de cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública en el caso Ciccone, por un fallo del Tribunal Oral. La condena fue confirmada en 2019 por la Sala IV de la Cámara de Casación Penal, concluyendo el tribunal que había quedado acreditado que el entonces vicepresidente manipuló tres organismos del Estado, la Casa de Moneda, la AFIP y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia en su provecho económico. En diciembre de 2020 la Corte Suprema de Justicia confirmó los fallos recurridos quedando firme la condena. Boudou denunció al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por su condena en el caso Ciccone, argumentando que enfrentó un proceso amañado y arbitrario en el que no hubiera garantía convencional que no se haya violado.

Gabriela Michetti fue la vice de Mauricio Macri desde el 10 de diciembre de 2015 al 10 de diciembre de 2019 quedando comprendida dentro de los vicepresidentes que “funcionaron”. En el ejercicio de sus funciones a cargo del Senado de la Nación prohibió el canje de pasajes por dinero.

Gabriela Michetti y Mauricio Macri
Gabriela Michetti y Mauricio Macri

Cristina Kirchner es la vicepresidente actual, en el cargo desde el 10 de diciembre de 2019. Si es una vice que funciona para su presidente o no es un interrogante de actualidad que debe ser analizado en tiempo real. En su caso particular se da la anomalía de que fue ella quien eligió a su presidente y no al revés. Lo anterior es la evidencia más contundente que es la dueña de los votos y del poder.

Lo que despeja cualquier duda de que Cristina no funciona como vicepresidente es su carta de la discordia del pasado 16 de septiembre donde expone públicamente su crítica personal al funcionamiento del Gobierno de “Alberto”, a la economía y al propio presidente, lo que, sumado al amague de renuncia de sus ministros y funcionarios, constituyó un hecho político equivalente en sus efectos a la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez.

Será a partir del 15 de noviembre que se podrán ver los efectos de la bomba de tiempo lanzada el 16 de setiembre pasado. Su calculado silencio en el cierre de campaña es también un acontecimiento político en sí mismo y un claro mensaje para todas y todos.

Vilma Ibarra en su libro Cristina versus Cristina (pág. 12) dice: “Con la palabra, Cristina ha ido trazando, en cada etapa, la zigzagueante línea que divide públicamente a sus amigos de sus enemigos. En sus discursos presidenciales, mucho más que en sus debates parlamentarios, no solo castiga, advierte, persuade, explica, desafía o agrede, sino que se permite hacer bromas o comentarios triviales que la acercan y le dan un clima de intimidad e intercambio con su auditorio”. Salvo por las bromas, es una descripción clara de lo que Cristina hizo con la carta pública a su presidente, sobre todo castigar y advertir.

Para comprender por qué algunos vicepresidentes funcionaron y otros no, nada mejor que una frase de Albert Einstein: “Si quieres entender a una persona, no escuches sus palabras, observa su comportamiento”.

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