Las reservas del BCRA y el tablero de control de noviembre

La soga es cada vez más corta y a pocos días de las elecciones la presión sobre los dólares libres se agudiza

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Banco Central de la República
Banco Central de la República de Argentina

La incertidumbre se acelera en la recta final hacia las elecciones y, dado el impacto que tiene en la economía real y en las finanzas, hay que observar las reservas del BCRA y la evolución de los depósitos, tanto en dólares como en pesos, de cara a cómo pueden impactar sobre las expectativas (actividad y sistema de precios). La dinámica de los depósitos del sector privado tanto en pesos como en dólares como el poder de fuego del BCRA para intervenir en el mercado de cambios toma cada vez más relevancia.

Por una parte, las reservas netas (descontando el swap Chino, encajes de depósitos en dólares, préstamos del FMI, préstamos del Banco de Basilea y DEG) oscilan los 5.000 millones. Desde el mes de julio de este año, las reservas netas cayeron en USD 2.400 millones. En sí, el drenaje de divisas se explica principalmente por la intervención en el mercado de cambios oficial y de los dólares alternativos.

Por otra parte, más allá de las cada vez más fuertes restricciones, el nivel de depósitos en dólares del sector privado se mantuvo muy estable desde junio entre USD 16.200 y USD 16.300 millones, aproximadamente. No obstante, en las últimas semanas comenzó un goteo de depósitos, una caída de 1,5% del total de depósitos en dólares en menos de 20 días. Si bien no llega a ser alarmante, es una variable a seguir monitoreando. Y en lo que se refiere a depósitos en pesos, actualmente hay $3,3 billones (USD 18.722 millones aproximadamente a la cotización del contado con liquidación) en depósitos a plazo fijo del sector privado. De esta forma, si una parte relevante intentase cubrirse en moneda dura, podría aumentar notablemente la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los dólares alternativos en blanco (dólar bolsa y contado con liquidación) y en el mercado informal (blue), forzando al BCRA a intervenir fuertemente, a costa de reservas y bonos en cartera.

Cabe mencionar que también, más allá de que durante el primer semestre de 2021 tuvieron un boom y se dispararon un 205%, en el último mes, se registró una caída de 7,1% de los depósitos a plazo fijo que ajustan por inflación (plazo fijo UVA). Si tomamos la evolución de los depósitos a plazo fijo mayoristas y minoristas tradicionales (menores a un millón de pesos), se observa que, en el último mes, los depósitos a plazo minoristas cayeron 1,4%. Mientras que los depósitos mayoristas se incrementaron en el último mes 3,1%, en términos nominales, lo que paga la tasa de interés, es decir, se mantuvieron estancados. Como así también los depósitos a plazo fijo tradicionales desde noviembre que no tienen una suba en la tasa de interés mínima (37% anual). Del total de los depósitos a plazo fijo en pesos, el 81,4% están colocados en plazos entre 30-59 días (en la previa al covid-19 era 70%). En otras palabras, a muy corto plazo y la mayor parte están concentrados en manos de inversores mayoristas (73,1% del total).

En este contexto no es menor observar que para absorber el excedente monetario, el BCRA utiliza Leliq y Pases. El uso de estos instrumentos llevó a que la mayor parte de su crecimiento se explique por los intereses que estos generan. Sin capacidad de absorción de la emisión monetaria y de cara a un acuerdo con el FMI, no queda otra alternativa que reordenar las cuentas nacionales. La razón es el deterioro fiscal ya que se cubren los vencimientos de deuda pública con emisión de nueva deuda en el mercado local. La pregunta es, con un stock de Leliq y Pases que creció un 4,2% del PBI y con intereses pagados por este stock que treparon un 2,9% del PBI, hasta qué punto se puede seguir apelando a este tipo de instrumentos. Esto significa que el 70% del crecimiento de las Leliq y Pases se explica por el pago de intereses. El ordenamiento integral del sector público no resuelve inmediatamente el déficit fiscal pero generará las condiciones para el acceso al crédito a fin de financiar el déficit de manera más sostenible.

En síntesis, la soga es cada vez más corta, y si se trata de hacer durar las reservas la presión sobre los dólares libres se agudiza, además de los problemas de suministros y la presión sobre los precios. De abrirse el grifo de pago de importaciones, la debilidad de las reservas se hace nuevamente evidente. Se deberán forzar definiciones políticas dentro de la coalición, para después avanzar en definiciones económicas, ya que la estrategia no es sostenible en el tiempo.

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