El celular entró al aula y ahora lo quieren sacar

Para el alumno de este siglo, que crece y se desarrolla en una sociedad digital, la tecnología es algo que tiene incorporado. Es un medio útil para llevar a cabo diversas tareas. No se cuestiona cómo funciona ni para qué se usa: la utiliza

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El problema no es el celular, sino la falta de opción y de vínculo con el docente
El problema no es el celular, sino la falta de opción y de vínculo con el docente

El celular es una computadora muy poderosa. Nos dice cómo llegar de un lugar a otro, cómo se dice tal palabra en otro idioma, qué significa otra, nos permite descargar artículos, buscar referencias en mapas o páginas educativas, diarios, etc, de manera inmediata. Nos permite trabajar con realidad virtual, nos saca fotos, captando un momento especial, nos permite acceder a calculadoras para matemática, física o química, editar o grabar parte de la clase y convertirla en texto, nos permite grabarnos y acceder a las millones de aplicaciones pedagógicas que ayudan a aprender y consolidar información, podemos utilizar grupos de difusión, acceder a miles de textos, utilizar redes sociales como Twitter para reflexionar, resumir o amplificar la información, entre muchísimas otras posibilidades. Y no nos olvidemos lo que nos permitió el celular en la pandemia: gracias a la educación ubicua, a través de una plataforma virtual, millones de alumnos pudieron continuar con sus trayectorias académicas. Este tipo de aprendizaje está disponible las veinticuatro horas del día, se adapta al ritmo de aprendizaje de los alumnos, y, como hemos visto, tiene recursos ilimitados.

Otra de las razones de peso de utilizar tecnología en el aula, tiene que ver con la creatividad. Los alumnos pueden diagramar contenido incorporando imágenes, audio, revistas, diarios, canciones, gráficos, powerpoints, etc. Y luego de generar este contenido, la tecnología nos sirve para presentarla, lo que la convierte en un aliado para trabajar antes, durante y después de la clase.

Sin embargo, son muchos los colegios que deciden prohibir su uso.

Es verdad que este acceso tan fácil y tan rápido a la información tiene su contracara. La sobre-estimulación tecnológica genera trastornos cognitivos como poca atención, concentración, tolerancia al aburrimiento y capacidad de asombro.

No solo no les permite a los niños aburrirse o conectar cara a cara con las personas, sino que atenta contra la autorregulación. Puede generar aislamiento y retraimiento social y dificultad para dilatar la gratificación. El sentido de inmediatez que genera puede inhibir el valor de la paciencia y la espera y, encima, es el mayor distractor de la historia.

Claramente, el celular tiene muchos atributos positivos, pero el exceso puede ser dañino.

El problema surge cuando, pensando solamente en las desventajas o cuando se dificulta su regulación, optamos por prohibir su uso en la escuela.

El aprendizaje no es un deporte para espectadores. Seguir transmitiendo información, sin que el alumno la haga suya, la manipule, interactúe con ella, es perder de vista la inmensa variedad de recursos de los que hoy disponemos y el celular es uno de ellos.

El uso del celular, bien utilizado, no solo nos ayuda a motivar más a los alumnos, sino a brindarles un mayor protagonismo en el aula.

Para el alumno de este siglo, que crece y se desarrolla en una sociedad digital, la tecnología es algo que tiene incorporado. Es un medio útil para llevar a cabo diversas tareas. No se cuestiona cómo funciona ni para qué se usa. La utiliza.

La tecnología, y el celular en particular, nos ofrecen un abanico de oportunidades pedagógicas. El problema, claramente, no es el recurso, sino cómo manejamos ese recurso.

El primer problema que se nos plantea es que el celular es un gran distractor. Lo es. El celular nos genera adicción a grandes y chicos.

El tema es que, por lo general, cuando algo es interesante, podemos dejar de lado el celular. Es decir, para que los alumnos estén involucrados cognitiva y emocionalmente en la clase, la clase debe ser interesante. El aburrimiento es lo que distrae a los alumnos y ahí, al alcance de la mano, está el celular. Cuando en el aula pasan cosas interesantes, el alumno se involucra. El problema en este caso no es el celular, sino el aburrimiento.

Otro punto no menos importante es hacerles comprender a los alumnos que el uso del celular en el aula tiene un fin pedagógico, no recreativo. Es decir, se utiliza solo cuando el docente así lo determina. Fácil decirlo pero no hacerlo, ya lo sé.

Cuando un alumno no hace lo que su docente le pide, queda en evidencia que este docente ha perdido su influencia sobre él, y esto sucede cuando se pierde la conexión. Para que un alumno responda debe sentir una gran conexión con el docente. Sin vínculo no hay influencia. Sin influencia, no hay aprendizaje. Debemos trabajar la conexión emocional con nuestros alumnos, si no, perdemos la influencia y dejan de respetarnos. El problema no es el celular, es la falta de conexión con los alumnos.

La autorregulación es otro inconveniente. Un alumno con autorregulación puede:

- Dejar el celular y ponerse a trabajar cuando se lo indiquen.

- Volver del recreo cuando suena el timbre sin que se lo repitan varias veces.

- Resistir el impulso de contestar mal, pegarle a otro alumno o gritar cuando no se lo escucha.

- Sostener el foco y la concentración aun cuando existan distractores .

Los niños no nacen con estas habilidades, pero sí con el potencial de desarrollarlas. La autorregulación se desarrolla a través del tiempo y en entornos favorables. Muchas veces, aun los mejores educadores la confunden con mala conducta, cuando en realidad lo que le pasa al alumno es que le cuesta concentrarse y por eso se distrae. Esto no es mala conducta, sino no poseer las herramientas para autorregularse. El problema es que, si se juzga desde ese lugar, nadie le da recursos al niño para enfocarse, para no distraerse. Lo que se ve desde esta perspectiva es sólo una conducta disruptiva. El problema no es el celular, es la necesidad de ayudar a los alumnos a desarrollar las funciones ejecutivas, que son actividades mentales responsables del control de la conducta, cognición y actividad emocional.

Algunos dirán que el celular genera más casos de ciberbullying. El ciberbullying no nace del celular, se origina en alumnos que no respetan las diferencias, que no han desarrollado la empatía, o que necesitan sentirse populares lastimando a otros. La culpa no la tiene el celular, sino la falta de educación emocional.

“Corran, charlen, veánse las caras”, piden, con razón, los docentes en los recreos. El celular se apodera de los recreos y los alumnos se vuelven cada vez más sedentarios. Por lo general, los recreos son espacios para desplegar juegos de pelota y no hay demasiadas propuestas novedosas para quienes prefieran otra opción, lo que los lleva, inevitablemente, al celular. A partir del diseño de nuevos patios podemos brindar una gran variedad de propuestas para que no sean siempre los mismos chicos los que disfrutan. Desde paredes para trepar, diversos juegos pintados en el piso, instrumentos musicales de todo tipo, hasta la participación en el cuidado de una huerta, las opciones son ilimitadas y para todas las personalidades. Algunas ideas:

- Espacio de juego libre (malabares, salto con sogas, elásticos, equilibrio, etc).

- Espacio de persecución (mancha, escondida, etc).

- Circuitos para caminar, correr, etc.

- Espacio de actividades activas: pared para trepar, tiro al blanco con bolsas de maíz, etc.

- Espacio para juegos organizados: fútbol, vóley, pelota al cesto, etc.

- Espacio para juegos de mesa.

- Juegos pintados en el piso, como rayuela, tatetí, etc.

- Juegos con tableros y piezas gigantes (ajedrez, damas).

- Instrumentos musicales.

- Zona de arte con caballetes para pintura, dibujo, escultura, etc.

- Zona de cuentos con biblioteca ambulante, o algún alumno/docente que cuente cuentos breves.

- Estaciones de baile, gimnasia.

- Huerta o zonas verdes.

El problema no es el celular, es la falta de opciones.

La tecnología en una aliada en el proceso de enseñanza y los objetivos de aprendizaje:

- Utilizada como un medio, y no como un fin, complementa el uso de los libros de texto. Los celulares complementan los temas de clase y presentan diferentes métodos lo que hace el aprendizaje más efectivo. Desde aplicaciones, a historias digitales, pasando por realidad virtual a podcasts y wikis, los nuevos recursos digitales hacen que aprender sea más divertido e interesante.

- ¡La accesibilidad lo es todo! Cuando integramos la tecnología al espacio del aula, computadoras, tablets, celulares inteligentes e internet son los mismos aparatos que utilizamos en casa, lo que no genera miedo ni desconfianza.

- Motiva a los alumnos.

- Se adapta a los diversos estilos de aprendizaje.

- Mejora la retención.

- Permite a los alumnos trabajar a su propio ritmo.

- Conecta a los alumnos con otras personas en otros lugares.

- Es más interesante porque alienta la colaboración.

- El aprendizaje mixto (blended learning) se convierte en una parte integral del aprendizaje reduciendo el tiempo perdido en clase. Este tipo de recurso mixto ayuda a los alumnos a concentrarse más y les interesa.

Un buen manejo del aula es esencial para no perder de vista los beneficios de ampliar el espectro pedagógico. Es decir, no podemos no utilizar algo que va a ser beneficioso por miedo a que un alumno lo utilice mal. Debemos trabajar el manejo del aula para poder de esta forma, utilizar todos los recursos que necesitemos y consideremos válidos en pos de una educación compatible con el alumno del siglo 21.

Enseñar y aprender en el siglo 21, nos obliga a:

- Tener un perfecto manejo de la comunicación sincrónica y asincrónica.

- A que todos los alumnos estén involucrados en proyectos globales colaborativos e interactivos desde una edad temprana.

- A trabajar a conciencia la seguridad cibernética, también llamada ciberseguridad.

- A hablar de la Netiqueta, es decir, los buenos modales en la red.

- Ciudadanos digitales: Un ciudadano digital tiene derecho al acceso a las Tecnologías de Información y Comunicación.

- Huella digital: debemos enseñarles a cuidarse. La huella digital es el rastro huella que dejan en internet: datos, mail, contacto.

- Referencia cruzada y validación de sitios web: no todo lo que aparece en la web es verdadero o confiable.

Cuando nuestros alumnos nacieron, ¡google ya existía! El hecho de haber nacido en un mundo completamente digitalizado es un elemento fundamental para entender cómo viven, cómo se conectan y cómo aprenden los estudiantes. Cuando alumnos y docentes reconocen que sus celulares son herramientas increíbles que acompañan el aprendizaje, y no un mero distractor, los beneficios de su uso en clase son enormes y comienzan a utilizarlos.

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