“París prometió, ahora Glasgow debe cumplir”.
Con ese mensaje, Alok Sharma, secretario de Estado para el Desarrollo Internacional, asumió oficialmente el cargo de Presidente de la Cop26 y pidió una ‘ambición cada vez mayor’ durante la próxima década. Advirtió que “las luces parpadean en rojo en el tablero climático” y que “la ventana para mantener 1,5 ° C al alcance se está cerrando”, ya que prometió brindar transparencia e inclusión para todas las naciones en la conferencia.
Por su parte, Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de CMNUCC, proclamó que “el éxito es totalmente posible porque tenemos la plataforma para la acción” como describió el histórico Acuerdo de París negociado hace seis años como “un pacto de esperanza con humanidad”. Sin embargo, con los actuales planes nacionales de acción climática que encaminan al planeta hacia un calentamiento potencialmente catastrófico de 2,7 °C en este siglo, Espinosa también dejó en claro lo que estaba en juego durante las conversaciones, ya que destacó que “una mayor ambición ahora es fundamental”. “Estamos en un punto crucial de la historia”, agregó. “O elegimos lograr reducciones de emisiones rápidas y a gran escala para mantener el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ° C, o aceptamos que la humanidad enfrenta un futuro sombrío en este planeta”.
Mientras tanto, en la Cumbre del G20, el primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, advirtió que la Cumbre de Glasgow podría terminar en un fracaso y polémicamente sugirió que todo el Acuerdo de París podría estar en riesgo porque “los países más responsables de las emisiones históricas y actuales aún no están haciendo la parte que les corresponde del trabajo”. Y agregó: “Si Glasgow fracasa, todo fracasa. El acuerdo de París se habrá derrumbado en el primer ajuste de cuentas”.
El cierre del G20 y la apertura de la COP26 se produjeron en medio de una oleada de nuevos compromisos climáticos de varios países este fin de semana.
— Israel se convirtió en la última nación en anunciar un objetivo de cero emisiones netas para 2050, siguiendo el mismo compromiso de Tailandia hace dos días.
— Nueva Zelanda estableció planes para reducir sus emisiones a la mitad para 2030, fortaleciendo así su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) al Acuerdo de París, como se esperaba que hicieran las partes antes de llegar a Glasgow.
— Se lamentaron por la dependencia excesiva de las compensaciones de carbono y la “contabilidad problemática” que sustenta el nuevo objetivo de Nueva Zelanda.
— Italia, coanfitrión de la COP26, dio un impulso positivo al financiamiento climático y prometió casi triplicar su compromiso de $1.4 mil millones al año, empujando a las naciones más ricas un poco más cerca de su objetivo colectivo de entregar $100 mil millones al año de financiación climática a partir de 2020. Sin embargo, todavía no se espera que se cumpla el objetivo hasta 2023 y el incumplimiento de la promesa de financiación de 100.000 millones de dólares será una fuente importante de tensión durante la próxima quincena de conversaciones.
COP26 comenzó con una nota cautelosamente optimista en medio de esta serie de nuevos compromisos. Se espera que las negociaciones durante las próximas dos semanas estén tensas en medio de prioridades en competencia de diferentes naciones, exacerbadas aún más por la frágil confianza entre las economías más ricas y más pobres sobre el apoyo financiero para las medidas de adaptación climática. También hay preocupaciones sobre la representación de algunos países en las conversaciones debido a las restricciones de COVID-19 y la falta de acceso universal a las vacunas. Así como las anunciadas ausencias del presidente chino Xi Jinping y del presidente ruso Vladimir Putin.
En Inglaterra se ha reconocido que la revolución industrial, que generó una enorme riqueza, pero también ayudó a calentar el planeta, agrega más responsabilidad a los hombros de Reino Unido. De ahí las promesas de llegar a cero neto para 2050-2045 en Escocia, en comparación con China y Rusia que apuntan a 2060.
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