Avanzar hacia una estructura energética menos tóxica requiere mucho más que promesas

La conductora y periodista analiza el trasfondo las propuestas de Alberto Fernández durante la Cumbre sobre el Cambio Climático en Glasgow

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Alberto Fernández en la COP26
Alberto Fernández en la COP26

Verde que te quiero verde. Alberto Fernández ofreció al Fondo Monetario acciones climáticas a cambio de una baja en la deuda. En términos simples el canje sería “verde” por “verdes”. La necesidad de aparecer creíble en su novedosa vocación ecológica es lo que llevó al Gobierno a la cumbre climática de Glasgow de la que intenta venir con algún resultado rimbombante como la inversión de hidrógeno sin contaminación, una mesa a la que aún le faltan varias patas para ser más que una buena intención.

Si la idea era dar una señal de que se marcha en la onda verde, por ahora parece haber fallado hasta el oportunismo. Avanzar hacia una estructura energética menos tóxica requiere mucho más que promesas.

¿Por qué el Fondo debería creer que la propuesta argentina es algo más que humo? Cómo explica la periodista Luciana Vázquez y sólo por dar un ejemplo, es difícil compatibilizar la voluntad verde con subsidios crecientes a energías contaminantes. Todo siempre termina llevando a Cristina, la madre de los subsidios, esos dragones que queman dinero y PBI aunque ya ni siquiera reporten triunfos electorales.

Dicen técnicos del Fondo que la Argentina llegó floja de papeles para la cuestión climática. El Presidente habló en un auditorio vacío y las idas y vueltas con el compromiso para frenar la deforestación al que finalmente adhirieron a las apuradas, evidenciaron la improvisación.

En estas horas el Presidente
En estas horas el Presidente habló en un auditorio vacío

El otro pedido al Fondo tiene que ver con las sobretasas, que son los incrementos en los intereses cuando se excede el tiempo de un crédito que además supera la cuota del país. “Para avanzar en ese sentido, Argentina solo tenía que presentar un plan económico”, afirma una fuente del organismo. Ya se sabe que lo del plan es casi un tabu. O sea, el único plan de este gobierno fue hasta ahora no tener plan.

Y como en el juego Verdad o Consecuencia, no hay dudas de que las consecuencias llegan, cuando no se eligió la verdad. Las medidas tomadas durante la campaña electoral pasarán factura. Inflación que se pisa vuelve como boomerang y al dólar no hay cepo que lo frene. En Argentina ya se da por sentado que el Gobierno está reñido con el sentido común. Pero en el exterior, donde se leen los mensajes políticos que dan certeza y los que no, las declaraciones hostiles contra el Fondo y la improvisación en dos cumbres no inspiran confianza de cara a un acuerdo que ya está a contrarreloj.

La zona de default aparece en el horizonte con los vencimientos de marzo del año que viene, cercanos a los 20 mil millones de dólares. Sin un acuerdo, a la Argentina no le queda otra opción que una cesación de pagos.

La pregunta que desconcierta es si los reclamos por la sobretasa o la exótica oferta de acción climática fueron reales o sólo para alargar el tiempo de la franela porque, en el fondo, Cristina nunca quiso arreglar con el FMI.

¿Cristina quiere arreglar con el
¿Cristina quiere arreglar con el FMI? (Foto NA)

¿Por qué es importante la voluntad de negociación que se muestre? Porque es un hecho que Argentina no tiene el dinero para pagar, con lo cual un indefectible default tiene efectos antes de ocurrir porque se da por sentado. El Gobierno ya está produciendo los síntomas de un default con su irresponsabilidad.

En estas horas el mundo vio a la Reina de Inglaterra vestida de verde esmeralda pidiendo que las naciones se unan por el medio ambiente. Acá, Cristina no dijo nada de la ecología. Su último tuit sigue siendo el homenaje a Néstor en el que se destaca la ruptura con el Fondo poniendo un billete sobre otro. Hoy, ya sabemos, no hay ni un verde. Por eso, mejor hablar del clima… Ah no. Tampoco.

* Editorial de Cristina Pérez en “Confesiones en la noche” (Radio Mitre)

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