Creemos en nuestro espacio político como una afirmación de principios, como una tradición que sigue las banderas del peronismo de la soberanía política, independencia económica y justicia social, pero pensadas desde el momento actual, los desafíos que nos presenta la post pandemia. Podemos decir bien claro cuál es nuestro modelo de país, poner sobre la mesa y reivindicar el proceso político que comenzó Néstor Kirchner y continuó la actual vicepresidenta, Cristina Fernández: desendeudar el país, poner a la producción y al trabajo como pilar del desarrollo, conquistar derechos para todos y todas.
Del otro lado tenemos a Juntos, un espacio político que hace exactamente lo contrario: oculta su legado político, la deuda impagable que dejó en 2019, las cuentas impagables de los servicios públicos, el aumento de la pobreza y el desempleo por volcarse a un modelo de valorización financiera que benefició a muy pocos argentinos, mientras las mayorías se empobrecieron. De eso se trata el tan mentado ‘ah, pero Macri’. Es el mecanismo infantil que encontraron para negar su pasado, que es también su presente, porque las propuestas van en el mismo sentido que buscaron imprimirle al país durante su gobierno.
También es el presente de la Argentina y la deuda es paradigmática de esto. Cuando en los debates y en las entrevistas mencionamos este tema no es para echarle la culpa al gobierno que nos precedió a nivel nacional. Es porque el impacto de esa deuda lo estamos sufriendo ahora, y lo sufrimos durante todo el año pasado, durante la crisis sanitaria más grande de la historia mundial. No es una excusa, es el estado de situación que presentamos para explicar cómo vamos a salir adelante.
Hoy parece lejano, pero debemos recordar que Juntos por el Cambio negó la gravedad de la pandemia, habló de una “infectadura”, militó en contra de cada medida sanitaria que definía en Gobierno junto con sanitaristas de distintas áreas, y hasta llegaron a presentar una denuncia diciendo que la vacuna era veneno.
Nuestro “Sí” también se vio en el Congreso durante estos últimos años, en el conjunto de proyectos que desde el FdT presentamos para atender los problemas de la pandemia y también otras normativas. La postura del macrismo fue la de simplemente bloquear estos proyectos. Mientras en los medios de comunicación criticaban cada medida del Gobierno, en el Congreso no presentaban proyectos alternativos y se negaban a debatir los que presentamos.
El caso de la ley de etiquetado frontal, que no logró el quórum la primera vez que el oficialismo intentó tratarla, fue paradigmática. Lo mismo ocurrió con la ley de humedales, con el aporte solidario y extraordinario a las grandes fortunas, o con la ley que presenté para que exista un cupo femenino y para personas travesti-trans en los medios de comunicación, que no tiene una lógica de castigo, sino de incentivo para las empresas que se plieguen a la misma.
El “Sí” es también los derechos que conseguimos en la pandemia a través del Congreso. Hay un dato que no podemos pasar por alto: en 2020 se sancionaron 65 leyes, lo cual supera en un 66 por ciento a las sancionadas en 2019. Tal vez la más recordada será la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, pero también se sancionaron normas muy importantes como la ley de teletrabajo, la ley de manejo de fuego y la ley de restauración de la sostenibilidad de la deuda pública, entre muchas otras. Este año también logramos la sanción de la ley de cupo laboral travesti-trans -que se redactó a partir de nueve proyectos, de los cuales uno era de mi autoría-, la ley de modificación del impuesto a las ganancias, que implica un importante alivio impositivo para la clase media, o la ampliación del régimen de zonas frías para extender las regiones en las que los servicios sean más accesibles.
Fueron dos años muy difíciles y sabemos que para muchos y muchas lo que hicimos no fue suficiente frente a esta pandemia voraz. Pero ahora vemos la puerta de salida y sabemos cómo encarar el camino de recuperación para poner a la Argentina de pie. Nuestra campaña no se basa en marketing o en focus groups que nos digan qué es lo mide mejor en rating o impacta en redes sociales. Nuestra campaña es la afirmación de un legado histórico y tenemos la certeza de que vamos a construir un país más justo e inclusivo, con los números en orden y con las personas adentro y felices, con más producción y más trabajo, con más derechos y justicia social.
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