Las “fake news”, o noticias falsas, son noticias fabricadas, es decir, que difunden información falsa deliberadamente. Y una mentira repetida mil veces… Se convierte en una verdad.
Las “fake news” no son un invento de la era digital; la manipulación de la información ha sido utilizada desde hace mucho tiempo. La primera “fake news” de la historia contemporánea fue publicada por el periódico neoyorquino The Sun en 1835, e informaba de seres que habitaban la Luna. La noticia causó un enorme impacto en EEUU gracias a tres factores: la aparición de las prensas de alta capacidad, la caída del precio de los periódicos (la penny press), y la llegada de los nuevos medios de transporte que superan la velocidad de los caballos por primera vez en la historia: los trenes y los barcos de vapor. Esos factores ayudaron a difundir a gran escala una información falsa y sensacionalista bajo el disfraz de una noticia verdadera. Es lo que hoy denominamos “fake news”.
Lo que sin duda cambió es la velocidad. Hoy, las noticias pueden viralizarse en segundos. Y no solo eso: hoy los chicos son prosumidores: no sólo consumen, sino que también producen contenido. Hoy, casi todo el mundo puede crear, difundir y manipular información en las redes, y como hoy mucha gente se informa sólo a través de las redes, las “fake news” generan un gran problema.
Las noticias falsas tienen un impacto en la vida de las personas. Pueden desde alterar el precio de las criptomonedas, hacer que alguien pierda las elecciones, hacer que le mandes mensajes a tus amigos diciendo que si no reenvías este mensaje, WhatsApp será un servicio pago; y, por supuesto, influenciarán en nuestros pensamientos y decisiones.
Ahora, ¿pueden los chicos discernir acerca de la veracidad de las mismas, y comprender qué se esconde detrás de ellas, intereses políticos, económicos, fama, desprestigiar a alguien, desinformar, o tal vez manipular? No. Muchos, no.
Los chicos hoy tienen acceso a mucha información que tienden a replicar, sin antes pensar en ella. Aquí es donde el pensamiento crítico entra en juego. La escuela cumple un rol muy importante en la formación de los chicos, y debe enseñarles a procesar y gestionar la gran cantidad de información que les llega en todo momento. Debemos enseñarles a los alumnos a hacer una pausa, a reflexionar, a poner en tela de juicio la información que les llega. A dudar y pensar antes de tomar partido y/o seguir compartiendo. Y de eso se trata el pensamiento crítico.
¿Existe una relación entre la pereza mental y las “fake news” o noticias falsas?
En las redes nos conectamos con quienes piensan parecido a nosotros; accedemos a los contenidos que confirman nuestra manera de ver las cosas y esto hace que creamos sin dudar demasiado. Sin embargo, un estudio llevado a cabo por dos psicólogos de Estados Unidos, (Pennycook, G. & Rand, D. G. (2018) asegura que es la pereza cognitiva, y no la ideología, la que entra en juego cuando nos encontramos con las “fake news” en las redes, medios de comunicación, o a través de las personas. Parece que es más fácil creer que pensar…
La organización First Draft ha diferenciado siete tipos de contenido erróneo que puede circular:
1)Sátira o parodia: No pretende causar daño o engaño.
2)Contenido engañoso: Se trata del uso engañoso de la información para incriminar a alguien o algo.
3)Contenido impostor: Es el tipo de información que suplanta fuentes genuinas.
4)Contenido fabricado: Contenido nuevo que es predominantemente falso, diseñado especialmente para engañar y perjudicar.
5)Conexión falsa: Cuando los titulares, imágenes o leyendas no confirman el contenido.
6)Contexto falso: Cuando el contenido genuino se difunde con información de contexto falsa.
7)Contenido manipulado: Cuando información o imágenes genuinas se manipulan para engañar.
Convirtiendo a nuestros alumnos en libre pensadores
El desarrollo del pensamiento crítico no puede esperar, pero para eso, el docente necesita dar un paso al costado, poniendo al alumno en el centro de la escena. Esto no se trata de pensar que el rol docente no es importante; al contrario. Pero sí debemos recordar que ya no se trata de la transmisión de contenidos tan característica de la clase tradicional, sino de que los mismos alumnos puedan llegar a las respuestas. Un alumno anestesiado que se limita a acatar lo que dice el docente sin pensar en qué, para qué o por qué está aprendiendo lo que está aprendiendo desarrolla un conformismo que hace que no pueda desarrollar el pensamiento crítico ni la motivación intrínseca para aprender, tan importante para aprender, para tener curiosidad. Debemos enseñarles a los alumnos a gestionar la información, sino, podrán ser manipulados con facilidad y vivir de manera desinformada.
Algunas estrategias implican el análisis objetivo de la información, a través de preguntas como:
¿De dónde sale esta noticia? ¿Cuál es la fuente? ¿Quién es el autor?
¿Qué conozco del tema?
¿Qué tan fuerte es la evidencia?
¿Es “opinión” o es “información” lo que plantea la nota o el artículo?
¿Es una noticia actual o de hace algunos años atrás?
¿Qué no me están diciendo?
¿Cuál es el lado contrario a la noticia?
¿De qué lado hay más evidencia?
¿Dónde puedo chequear para ver si la noticia está en otro lado?
También podemos:
-Comprometer a los alumnos responsabilizándose por su rol en la sociedad: es decir, a no compartir información que no hayan chequeado previamente
-Alentarlos a leer toda la nota y no dejarse llevar sólo por el titular o la imagen
-Pedirles que chequeen la fecha: tal vez la noticia es verdadera pero sacada de contexto o no actual.
-Sugerirles utilizar internet para chequear la información: pueden buscar el mismo titular en Google y ver si la noticia se repite, es decir, si la reproducen otros medios, o que alguien haya averiguado que es falsa.
-¿Hay links o citas de fuentes?
-Hay que recordarles revisar las fuentes y la evidencia
-Enseñarles a tener en cuenta sus emociones. Las noticias falsas se generan para causar emociones grandes: enojo o sorpresa, por ejemplo. Cuando algo nos sorprende, tendemos a compartirlo más. Reconocer nuestras emociones puede ser relevante.
-Cuidado con los audios: que alguien se presente como médico o como experto no garantiza que lo sea. Que alguien diga ser alguien, tampoco garantiza que lo sea.
El desarrollo del pensamiento crítico ya no es opcional. Necesitamos programas académicos que incluyan el trabajo transversal y sostenido de las habilidades del siglo XXI para alinear lo que se aprende en la escuela con las necesidades de la vida. No alcanza con ayudar a nuestros alumnos a aprobar la escuela. Nuestros alumnos deben tener herramientas para aprobar la vida.
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