Se publicó la variación de los índices de precio al consumidor de septiembre, que nos marcó una inflación mensual de 3,5% y una variación interanual de 52,5 por ciento. En este escenario, ¿cómo quedan parados los jubilados? Quedan por debajo de la inflación, por debajo de los aumentos para empleados públicos y muy por debajo de la recaudación. O sea, son los principales perdedores.
El último informe de ejecución presupuestaria publicado por el Ministerio de Economía es el correspondiente a julio de 2021, que registra durante los primeros 7 meses de 2020 un gasto de 1,4 billones de pesos en prestaciones de seguridad social. Para el mismo período en 2021 el gasto ascendió a 1,9 billones de pesos. Es decir, la foto a julio 2021 muestra que los jubilados ganaron un 33,4% más que el año anterior. Esto coincide prácticamente con los aumentos recibidos por los decretos presidenciales del año pasado y la aplicación de la ley de movilidad de este año, es decir, el impacto final de los bonos extraordinarios no ha sido significativo. Según el índice de precios al consumidor, en ese mismo período la inflación fue de 51,8%, o sea que las jubilaciones perdieron 18,4% de poder adquisitivo.
Los sueldos de los estatales crecieron un 7% más que las jubilaciones
¿Qué sucedió con la recaudación? Los ingresos del Estado a julio de 2021 registraron una variación interanual del 77,9%. Considerando los ingresos totales y el gasto primario, el resultado muestra un ahorro del 49%. Esto significa que, si bien a nuestro país le fue bien recaudando, ese crecimiento no se trasladó a los jubilados.
Por el otro lado, la variación interanual en las remuneraciones de empleados públicos marca un incremento del 40,4%, es decir, los sueldos de los estatales crecieron un 7% más que las jubilaciones.
La foto a julio 2021 muestra que los jubilados ganaron un 33,4% más que el año anterior
Estas cifras nos dejan algunas conclusiones para reflexionar. En primer lugar, que los jubilados continúan perdiendo frente a la inflación por tercer año consecutivo. En segundo lugar, que los bonos extraordinarios que se pagaron al segmento de jubilados de menores ingresos no fueron suficientes para compensar la pérdida de poder adquisitivo. En tercer lugar, que los resultados de 2021 podrían haber impactado en mayores transferencias para el sistema de seguridad social, brindándole un respiro a un sector tan postergado. No obstante, el resultado fue un significativo recorte en el gasto público y, por ende, en el déficit.
Esto nos deja con una incógnita: si el último aumento del año que marca la ley de movilidad para diciembre podrá compensar en alguna medida esta situación o los jubilados deberán seguir esperando.
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