El “plan platita” se paga con más pobreza

Emitir dinero de manera descontrolada y sin respaldo no es otra cosa que ajustar el salario de las personas mediante la inflación

Alberto Fernández, durante su discurso en el acto en la cancha de Nueva Chicago.

Cuando en 1993 Steven Spielberg decidió llevar a la pantalla la novela de Michael Crichton, Jurassic Park, se tomó el trabajo de dejar en claro la posición del millonario dueño del parque de diversiones de dinosaurios, John Hammond, que repite al menos cinco veces la frase: “No hemos reparado en gastos”. Claro que se trataba del dinero del propio señor Hammond que, aunque millonario, contaba con su propia restricción y control minucioso para hacer eficiente la aplicación de los recursos.

Esa muletilla, “no hemos reparado en gastos”, podría ser hoy el slogan de campaña del Frente de Todos para esta segunda etapa de las elecciones legislativas, con la diferencia que en este caso se trata de dinero público que el Estado no posee y que aplica de manera poco eficiente. Es decir, proviene de la emisión de billetes prácticamente incontrolable que se ha liberado a partir de los resultados de las PASO y que se aplica a programas de estímulo flojos de papeles.

Mientras los dinosaurios del señor Hammond se comen a los inspectores del parque, la inflación por emisión fuera de control de Alberto Fernández se come el salario de todos los argentinos. Como consecuencia, el parque se queda sin turistas y Alberto sin votantes, lo cual retroalimenta el plan “platita” y la necesidad de comprar voluntades sea cual sea el precio a pagar.

En este sentido, el resultado de las PASO disparó la cláusula gatillo de la política asistencial: “Si perdimos fue porque faltó plata en la calle”. Es decir, el análisis erróneo del oficialismo se centró en que no fue suficiente el estímulo monetario al consumo. Y, para remediarlo, han comunicado que escucharon a la gente, que aprendieron, y que para el 14 de noviembre será un eje central “no reparar en gastos”, lo cual implica acelerar el proceso de emisión que el gobierno viene sosteniendo desde el primer día de mandato.

Emitir dinero de manera descontrolada, injustificada y sin respaldo no es otra cosa que ajustar el salario de las personas mediante la inflación. Mientras mayor sea este tipo de emisión, mayor será la pérdida del valor del peso argentino y, como los sueldos se actualizan por debajo de la inflación, lo que resulta es una caída en el poder adquisitivo de las familias. Para tener una referencia, en los últimos 12 meses los salarios perdieron 6% del poder adquisitivo, y las jubilaciones un 9%.

La lista de programas de estímulo y fomento al consumo es larga y la encabeza el pago de unos 220 mil viajes de egresados de alumnos de PBA que costarán hasta $6.500 millones el año próximo. En un país con más del 40% de la población bajo la pobreza y con más de un millón y medio de estudiantes que se cayeron del sistema educativo, no es discutible si un programa de estas características es prioritario o no. Simplemente es inmoral.

Este tipo de programas requiere dinero de un Estado sin recursos. Dinero que no se puede obtener a través de mayores impuestos porque no hay lugar para ello, ni a través de endeudamiento porque no hay acceso al mismo. Es dinero que debe fabricarse y provoca indefectiblemente una caída en el salario real del resto de la población.

Por otra parte, un punto característico de esta nueva batería de programas es que se trata de iniciativas que carecen de elementos empíricos y por lo tanto no están basadas en la evidencia. Esto es, sin duda alguna, un salto al vacío porque nadie puede garantizar que el impacto que tengan sea positivo para la sociedad. Por el contrario, la evidencia indica que el impacto económico y social a través de una mayor emisión es contraproducente para la sociedad en su conjunto.

Tal como lo representó gráficamente Martín Tetaz a través de las pistolas pa$er, la emisión monetaria descontrolada es un problema porque impacta negativamente en los precios, en el dólar, en los salarios y finalmente en la pobreza. La importancia de aquella representación gráfica radica en el hecho de que todos los argentinos logremos entender no sólo qué consecuencias produce la emisión sino también qué consecuencias a futuro va a producir el aumento de la emisión post PASO. La respuesta es sencilla: más inflación, más deterioro de los salarios y más pobreza. Y son precisamente en esas tres variables donde descansan los grandes problemas económicos que tenemos que solucionar cuanto antes si queremos una Argentina del trabajo, una Argentina próspera que genere confianza y certidumbre para nosotros y para las futuras generaciones.

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