Hasta las elecciones, todo; después de las elecciones, ni justicia

La única lectura que han hecho el Gobierno de la derrota electoral en las PASO es que faltó más populismo

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Alberto Fernández en una fábrica de chacinados
Alberto Fernández en una fábrica de chacinados

El plan “platita” está funcionando a la perfección, al menos así parece para el sector del mostrador en donde se encuentra el gobierno intentando lidiar contra cada una de las adversidades que ellos mismos construyeron.

La oferta electoral no contiene propuestas, ni planes económicos ni cordura en la autocrítica oficial sino que simplemente se limita a entregar billetes impresos a último momento a todo aquel que parezca ser un potencial votante del Frente de Todos.

El Gobierno anuncia un proyecto de ley que promete crear 19.000 puestos de trabajo de aquí a los próximos… 20 años

El plan incluye los delirios más inconsistentes: desde bonos de $5.000 para que los jóvenes puedan ir a recitales o al cine, viajes de egresados subsidiados, aumento en planes sociales e incremento en el salario mínimo vital y móvil. Incluso las últimas noticias parecen de hace décadas aunque por desgracia sean muy actuales: congelamiento de precios de aquí hasta el 7 de Enero del año próximo.

En cuestión de mamarrachos públicos tampoco se quedan atrás. El Gobierno anuncia un proyecto de ley (a pesar de ya haber anunciado el mismo proyecto en varias oportunidades desde que asumió el 10 de diciembre de 2019) que promete crear 19.000 puestos de trabajo de aquí a los próximos… 20 años. Algo así como tres puestos de trabajo diarios, cuando el país necesita crear empleo a una velocidad cien veces mayor.

El plan incluye los delirios más inconsistentes: desde bonos de $5.000 para que los jóvenes puedan ir a recitales o al cine, viajes de egresados subsidiados, aumento en planes sociales e incremento en el salario mínimo vital y móvil

Tampoco nos han dejado de deleitar con imágenes del Presidente Alberto Fernández intentando mostrarse cerca de la gente: lo mandaron con una libretita a anotar todo lo que le pareciera relevante en la reunión vecinal que lo tenía a él como principal protagonista. Lo más increíble es que el fondo de la imagen incluía una parrilla apagada, en desuso hace tiempo. Uno de los reclamos debe haber sido claramente el precio de la carne que como todo lo demás, no para de aumentar. Además se lo vio feliz fotografiándose junto a muchos salamines y hasta se lo vio pasear en sulky saludando a un puñado de seguidores que lo adulaba al unísono. Como si esto fuera poco para algunos días de duro trajín, el Presidente también visitó la planta de la automotriz Toyota para festejar un supuesto plan de inversión millonaria (aquellos que solo se concretan cuando son anunciados en un país serio con gobiernos serios). Iba todo muy bien, casi como una excepción a lo que le viene ocurriendo al Presidente hasta que de repente Presidencia de la Nación divulga las fotos de la visita: eran imágenes de Fernández en la planta Toyota mostrando un automóvil… marca Honda. Un error lo comete cualquiera, todos los errores juntos en tan poco tiempo evidentemente es exclusividad de nuestro gobierno.

El gobierno cree que la gente es indigna, y que venderá su dignidad por unos cuantos horneros impresos en papeles de 1.000 pesos

La única lectura que han hecho de la derrota electoral es que faltó más populismo. A pesar de que la sociedad les está indicando que el vacunatorio VIP, el desastre de la política sanitaria, la inflación descontrolada, el 40,6% de pobreza, las cinco millones de personas que son indigentes y no logran comer todos los días, el cierre brutal de las empresas y emprendimientos, la desaparición de miles de pymes, las jubilaciones miserables, el cierre de las escuelas y la inseguridad que reina en la República Argentina fueron las principales razones del derrotero sufrido en las urnas, ellos están convencidos que el camino es regalando heladoras, secarropas, viajes de egresados y dinero para ir escuchar un concierto de rock. El gobierno cree que la gente es indigna, y que venderá su dignidad por unos cuantos horneros impresos en papeles de 1.000 pesos.

Toda la “platita” se ira esfumando, sin descanso. La inflación consumirá nuestros bolsillos, los controles de precios generarán escases y los problemas con el dólar generarán que Argentina se termine de aislar de un mundo al que hoy no parece pertenecer. Todos estos desafíos deberemos enfrentarlos luego de las elecciones, aunque parece que no debemos pensar en eso: nadie del gobierno lo está haciendo aún, tal vez porque el populismo tal como lo hemos conocido hasta aquí está llegando a su fin.

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