La Justicia volvió a matar al fiscal Nisman

La periodista y conductora criticó la decisión del Tribunal Oral Federal 8 que sobreseyó a Cristina Fernández de Kirchner en la causa por el Memorándum con Irán

Alberto Nisman fue hallado muerto en su departamento en enero de 2015

El 17 de Julio de 2015 tuve la responsabilidad de conducir el acto de homenaje y pedido de justicia por las víctimas del atentado a la AMIA. No era un año más. Aunque ninguno es un año más ante la renovada impunidad. Pero en ese 2015 el país se hundía en el espanto por la muerte de la víctima número 86 del ataque terrorista: el fiscal Alberto Nisman.

Los meses anteriores, la bajeza había inaugurado nauseabundas profundidades. Aníbal Fernández acusaba al fiscal muerto de “turro y sinvergüenza”. Al tiempo que el Estado y una fiscal impresentable intentaban apurar la conclusión de un suicidio, los miserables intentaban mancillar el nombre de un muerto. En ese acto de la AMIA, la desproporción encontraría un desgarrado contraste. Me tocó leer entonces en el escenario montado en la esquina de Pasteur, ante una multitud con el alma consternada, la carta de Iara Nisman, la hija mayor del fiscal.

“Tanto mi hermana Kala como yo, les pedimos que nos acompañen y ayuden a encontrar la verdad sobre lo que pasó con mi papá, sea cuál fuere y sin dar importancia a las cosas que a veces se dicen para ensuciarlo, porque él no se puede defender y le restan valor a su esfuerzo y trabajo”.

Una hija sin papá defendiéndolo al tiempo que lo lloraba, de los cretinos. Y pidiendo que se valorara su trabajo y esfuerzo. Al fiscal Alberto Nisman su trabajo le costó la vida. Según concluyó la justicia, lo mataron a horas de que presentara en el Congreso una denuncia contra la entonces Presidenta, Cristina Kirchner por el infame pacto con Irán, el pacto con el país de los autores intelectuales del ataque a la AMIA.

En estas horas la propia Justicia volvió a matar a Nisman. Y a burlarse del derecho de la sociedad a saber la verdad, al otorgarle a la acusada una anulación del juicio.

Los inocentes piden un juicio justo. Quieren que la Justicia los declare inocentes. Quien evita el juicio ¿qué admite? ¿Qué confiesa exhibiendo su impunidad? ¿Por qué no le explica al pueblo ante los estrados si tanto lo respeta las razones de ese Memorándum? Tal vez porque la explicación es tan ominosa como lo sospechaba el fiscal. Porque ¿quién entiende que pueda haber una razón de Estado en poner como prenda de negociación a los muertos de la AMIA?

“No existe en el Código Procesal Penal una audiencia preliminar a un juicio”, escribió el periodista Héctor Gambini. Y eso tuvo Cristina para esquivar la justicia. Para escándalo total a eso lo admite el propio Tribunal 8 que como fundamentación para su excepcionalidad hace una oda al privilegio, con desvergonzada lejanía de la igualdad ante la ley.

La Justicia se volvió cómplice de la misma persona que la desconoce como el sustento de la legalidad (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

Cristina Kirchner zafó de un juicio con un alegato político y la Justicia lo convalidó desnaturalizándose y desnaturalizando la garantía de sus procesos. La Justicia se volvió cómplice de la misma persona que la desconoce como el sustento de la legalidad. El Tribunal 8 es el que ha suicidado al derecho.

Pero además, le quitó el sentido último al esfuerzo y al trabajo de un fiscal que dio su vida.

Aquel día en el acto de la AMIA, luego de leer su carta, recibí a Iara en el escenario donde ella puso una vela por su papá. Pude darle un abrazo en esa hora de soledad. Y atestiguar la valentía y el amor con que había defendido a su papá.

Hoy, con vergüenza, veo cómo la Justicia la traiciona y nos traiciona a quienes creemos y defendemos que la ley es el valor supremo que nos une en libertad. El Tribunal 8 es el tribunal de los más iguales que otros.

Por momentos sólo nos habita el silencio ante lo innombrable, el horror.

“¿Debería la calamidad estar llena de palabras? ¡Abogadas de viento para sus clientes, que son las penas; aéreas herederas de alegrías sin testamento, pobres oradoras de las desgracias! Déjalas desahogarse: aunque lo que dicen no sirva para nada, las palabras alivian el corazón”, dice William Shakespeare. Eso nos queda.

Ante la Injusticia, las palabras y la memoria serán sentencia. Señora, hay cosas de las que nadie escapa porque la verdad, que es inmutable, sólo espera su tiempo. Y la conciencia, la conciencia no calla. Usted sabrá por qué se niega a rendirle cuentas al pueblo argentino.

El año que viene frente a la AMIA habrá una nueva razón para decir: Justicia, Justicia perseguirás.

* Editorial de Cristina Pérez en “Confesiones en la noche” (Radio Mitre)

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