En el marco de la búsqueda por una sociedad más diversa e inclusiva, es fundamental que los canales de contacto digitales de todo tipo de organización, sea ésta pública o privada, sean accesibles para cualquier persona. Lo mismo debería ocurrir con las aplicaciones de los organismos del Estado.
Existen, de hecho, disposiciones de algunas industrias o sectores económicos que obligan a sus integrantes a que sus sitios webs y aplicaciones sean accesibles. Tal es el caso de las entidades financieras, a través de una reglamentación del BCRA.
Ahora bien, ¿esto se cumple o no? Lamentablemente, la respuesta es: depende. La mayoría de las apps del Estado no son accesibles, a pesar de que una Ley así lo exija.
Por desconocimiento, muchas veces se presume que desarrollar entornos digitales aptos para todo tipo de persona es costoso o complejo. Nada de esto es cierto.
Los especialistas en accesibilidad, como quienes integramos Nahual IT, podemos asegurar que, si se tienen en cuenta ciertas cuestiones que contemplen la accesibilidad a la hora de iniciar un proceso de diseño y desarrollo, se podría reducir enormemente el impacto que estas barreras de acceso provocan en personas, no solo con discapacidades permanentes, sino también temporales.
La accesibilidad también está relacionada con la forma en la que se presenta el contenido: cantidad de información, diseño visual, uso de color, lenguaje fácilmente comprensible. En el caso de productos audiovisuales la falta de subtítulos y Lengua de Señas en Argentina impone barreras a muchos usuarios. Otro ejemplo, son las aplicaciones que requieren validaciones biométricas, que representan muchas veces una barrera infranqueable.
Un producto accesible nos permite a todas las personas, cualquiera sea nuestra situación, llevar una vida autónoma y aportar nuestro talento a la sociedad.
A pesar de este panorama y si bien no es frecuente encontrarnos con aplicaciones 100% accesibles, cada vez vemos más sitios webs y aplicaciones que se están volviendo más accesibles. Esta mejora es una tendencia mundial que responde a un cambio de paradigma social general: las sociedades son cada vez más inclusivas, más tolerantes. Y, en ese camino, las empresas van entendiendo que esto es un derecho de los usuarios o clientes.
Existen esfuerzos regionales concretos para que se garantice un acceso democrático a través de las legislaciones nacionales, como es el caso de DALAT. Se trata de una comunidad latinoamericana de especialistas en accesibilidad digital, cuyo objetivo es promover la accesibilidad en entornos digitales, potenciando el desarrollo de personas y comunidades de Latinoamérica. Trabajan activamente para que, por ejemplo, en Argentina se modifique la ley vigente y acompañan a activistas de otras naciones donde aún no existe ninguna ley para que se sancionen.
El camino a recorrer es largo pero no imposible. Solo es cuestión de que la tecnología y la innovación se pongan, definitivamente, al servicio de todas y todos los que integramos la sociedad.
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