
La reivindicación de nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, es un tema que llega muy profundamente al corazón de los argentinos. Además de las razones históricas y jurídicas, nuestros muertos en la guerra, han dejado una huella que no admite diferencias políticas.
Sin embargo existen- y es razonable que así sea- diferencias respecto de los mejores caminos para recuperar nuestro territorio.
Al momento de realizarse el desembarco, nuestro país había avanzado enormemente en múltiples relaciones con el Reino Unido y con los habitantes de las Islas, de un modo tal que era posible imaginar en ese momento nuevos y auspiciosos caminos hacia el objetivo buscado por todos los argentinos. Una base de YPF que proveía de combustibles; vuelos cotidianos desde el continente y una oficina de LADE; exportación de diversos productos argentinos; visitas periódicas de isleños a nuestro país. Y todo ello sin ceder un ápice nuestro planteo bi y multilateral por la soberanía.
La aventura militar borró -con un enorme costo de vidas jóvenes- todos esos avances y obligó a reiniciar acciones y negociaciones en un campo mucho mas difícil. Sin embargo a partir de la democracia, hubo nuevamente progresos que fueron planteando escenarios para la buena diplomacia, incluyendo acuerdos para la protección de recursos naturales; la posibilidad de mayor conectividad con las Islas y un creciente turismo. Inclusive hubo nuevos antecedentes en el derecho internacional que abrían mejores posibilidades a nuestro reclamo. El gobierno del presidente Macri mostró un camino creativo y viable, que se coronó con la identificación y sepultura definitiva de 115 de los 122 héroes argentinos enterrados en el cementerio de Darwin; una gesta de enorme humanidad que sin duda ha pasado a la historia de las relaciones internacionales
Sin embargo, la apreciación sobre estos avances no fue unánime. Múltiples sectores rechazaron esta estrategia de aproximación indirecta, acusando a quienes la ensayaron de “entrega de la soberanía”, por mencionar los adjetivos mas suaves. Inclusive hubo quienes mantuvieron un lenguaje peligrosamente cercano a reivindicaciones bélicas.

Dentro de esta línea de discurso y acción política, sobresalió el entonces diputado kirchnerista Guillermo Carmona, quien repitió con particular constancia los argumentos agresivos hacia cualquiera que propusiese la posibilidad de algún nivel de diálogo con los isleños o británicos.
Dentro de estas acciones, la mas notable fue la del repudio- y ataque-a la heroica gesta de reconocimiento de nuestros combatientes enterrados en Darwin, bajo argumentos que incluyeron la “cesión de soberanía”. El ataque llegó a un punto tal que el Diputado Carmona convocó eventos paralelos a los que se realizaron en el Congreso con la participación de familiares de nuestros muertos, artistas, organizaciones sociales y políticas en un marco de emocionante fraternidad. Y, finalmente, cuando se presentó una moción para que la Cámara de Diputados acompañase la postulación al Premio Nobel de la Paz de Julio Aro y Geoffrey Cardoso- líderes de la gesta de Darwin- Carmona logro trabar la citada resolución, perdiendo de tal modo una enorme oportunidad de mostrar al mundo el valor de las relaciones humanitarias por encima de la violencia.
El título de este artículo se justifica porque Carmona acaba de ser designado al frente del área de la Cancillería que se ocupa del tema Malvinas. Visto los antecedentes del nuevo funcionario, solo es posible esperar nuevos retrocesos (y agresiones) en el tratamiento del tema, con un obvio impacto en las relaciones con el Reino Unido y la comunidad internacional; incluyendo la continuidad del proyecto Darwin.
Esta pésima decisión del novel canciller Cafiero se toma en un momento en el que Argentina sufre niveles inéditos de aislamiento e irrelevancia; y cuando necesita-y necesitará- desesperadamente apoyo en múltiples organismos internacionales. El canciller debiera aprender pronto que el “interés nacional” se sirve con la inteligencia estratégica mas que con el oportunismo discursivo.
Eduardo Amadeo fue diputado de la Nación
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