Después del resultado electoral del domingo 12 se me ocurre el siguiente diálogo imaginario:
“-¿Manejas vos?
- No, se me venció el registro.
- ¿Entonces, manejo yo?
- No, vos vas a volver a chocar. Acompañante. Juan va al volante.
- ¿Pero si a Juan lo bajaste del escenario porque él te había jubilado?
- Sí. Pero a vos te dejé manejar a pesar de que, durante cuatro años, me insultaste en público. Y por vos casi volcamos. Prefiero que maneje Juan, pero no te bajas. Juan probó que saber manejar y, tal vez a los golpes, llegó a la meta que se puso.
- ¿Y qué haces con el soviético? El que ¡abolló el Unimog por primera vez en la historia!
- Si. Es verdad. Pero peor. Se le cayó la carga y quedó desperdigada en la ruta y hay que ir a buscarla. Por eso lo pongo a Martín, que sabe recoger y al soviético lo pongo de acompañante a ver si aprende.”
Este diálogo imaginario, poco verosímil entre Cristina y Alberto, podría ser similar a uno de los tantos que, epistolarmente, han puesto al descubierto esta anómala situación política que vivimos. Lo que todos sabemos. Como dice Mirta Legrand “si te ven bien, te contratan; si te ven mal, te destratan”. Lo destrataron por carta y es lógico colegir que con Cristina Fernández de Kirchner quedó mal.
Lo cierto es que hasta noviembre tenemos un elenco y ya se han dado señales de la ruta corta que se va a transitar en pos de recoger la carga que se desperdigó y revertir el resultado electoral.
Hasta noviembre tenemos un elenco y ya se han dado señales de la ruta corta que se va a transitar en pos de recoger la carga que se desperdigó y revertir el resultado electoral
La Administración Fernández no ha tenido éxitos rimbombantes. Por eso el auxilio rectificatorio de urgencia.
En política internacional, Felipe Solá no pudo evitarlo, el presidente Alberto Fernández perdió todo lo que se propuso. Lo último presidir la Celac. Incendiario papelón al echar a su Canciller en viaje. Desopilante.
Todo en el contexto de su apuesta al Grupo de Puebla, a la geopolítica de la vacuna rusa y a la compra de aviones de guerra chinos, guiado por Cecilia Nicolini¿?.
En lo que hace a la pandemia el resultado es magro. Más de 115 mil muertos y 10% más de pobres: fracaso para el parámetro Fernández. La cuestión de las vacunas, la tontería de la operación Pfizer que, finalmente terminó en contrato sin entrega de glaciares. Mal y tarde.
No hay éxito posible en una Pandemia. Sólo se podrá evaluar el manejo por las consecuencias pero cuando el huracán se silencie.
A lo sanitario debemos agregar el manejo de la cuarentena. Más allá de la caída del 10% del PBI de 2020 que minimiza, por las normas de la Contabilidad Nacional, la verdadera pérdida del Valor Agregado en ese año, el problema es la muy importante, y aún no determinada, caída del Producto Potencial como consecuencia del rigor de la cuarentena y la debilidad de las políticas de compensación.
Las consecuencias económicas y sociales de la cuarentena, sumada a la herencia espantosa del macrismo en términos de deuda en dólares y enorme deuda social, han sido gravísimas y poco eficiente la respuesta de la Administración Fernández. Eso dijeron las urnas.
Pobreza, desempleo, inflación, distribución regresiva, desinversión, son jinetes que atropellan cualquier intento de buena voluntad de defensores claramente inexpertos.
El nuevo Gabinete
Cristina Fernández de Kirchner mandó a parar. Los entusiasmos “progre social demócratas” que atienden generosamente las demandas de las minorías intensas y militantes, con el nuevo elenco han caído a un cono de sombras.
Cristina Fernández de Kirchner mandó a pagar. Platita en el bolsillo y hasta jubilarse a los 55 años, mientras la seguridad social clama por aportantes, trabajadores formales, están en vía de extinción.
Juan Manzur viene a poner dinamismo y gestión en el Gabinete, recomponer la política internacional y a diluir los entusiasmos “progre social demócratas”.
Juan Manzur viene a poner dinamismo y gestión en el Gabinete, recomponer la política internacional y a diluir los entusiasmos “progre social demócratas”
Julián Domínguez es una apuesta a la reconciliación con el campo vía eliminar el cepo a las exportaciones de carne y ponerle un cepo a la torpeza de la patrulla perdida de Kicillof en el área económica.
Aníbal Fernández, “duhaldista portador sano”, es el ascenso de Sergio Berni a la política de seguridad tanto en el conurbano como en la lucha contra el narco en Rosario y tal vez la acción para impedir que en el sur se baje la bandera nacional para ocupar tierras.
Martín Guzmán pondrá “platita en el bolsillo” y mantendrá la promesa para el FMI.
Son cambios rápidos, gestuales, visibles.
No se puede hacer mucho más en 60 días para tratar de revertir una elección.
Claro que lo que deberíamos hacer de inmediato para mejorar la Argentina es pensar y consensuar un programa de verdad, con muchos meses para ejecutar y tal vez años para que se vean los resultados.
¿Lo vamos a hacer? La política argentina ha confundido “poder” hacer las cosas, con hacerse del “Poder” de las cosas.
Con esa confusión no importa quien maneje, simplemente vamos a girar …en redondo.
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