La historia de la Batalla de Tucumán, materialización de la Revolución de Mayo

Manuel Belgrano tenía la orden de las autoridades de Buenos Aires de librar batalla en Córdoba. La tradición expresa que la insubordinación del general del Ejército del Norte salvó la independencia. Significó la realización de lo que años antes había sido la conformación el primer gobierno criollo en el Cabildo de Buenos Aires

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La batalla de Tucumán frenó
La batalla de Tucumán frenó la avanzada realista y es el primer acto del triunfo argentino del norte

El título del artículo debería ser el corolario del mismo, o también podría titularse “Tucumán, la batalla que salvó a la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata”, sin embargo aprecio que es muy importante comenzar marcando la trascendencia de una batalla que no tuvo el desarrollo militar de una gran batalla, ni la ponderación de Chacabuco, Maipú o la misma Salta, meses más tarde. De todos modos, fue lo que el título indica. Una batalla indefinida en sus acciones militares, en la que su propio conductor no supo cómo había terminado, cuando habían concluido los enfrentamientos violentos de la mañana y parte de la tarde de aquel 24 de septiembre de 1812.

A pesar de ello, el General Belgrano tenía muy en claro la situación estratégica que se vivía y sabía que la batalla debía darse en Tucumán y no en Córdoba, como había recibido la orden de las autoridades de Buenos Aires.

La tradición expresa que la insubordinación de Belgrano salvó la independencia, pero en realidad no fue una desobediencia caprichosa, sino que fue la manera que él interpretó aquellas órdenes, con lo que se demuestra, una vez más, que las decisiones no se pueden tomar desde la comodidad de un escritorio, sino que las debe asumir, con la responsabilidad y los riesgos que ello implica, el comandante en el terreno ya que solamente él conoce la situación que se está viviendo.

¿Qué fue lo que impulsó al General Belgrano a dar allí la batalla? Si el General Pio Tristán continuaba hacia Córdoba, no sólo aumentaría su moral por el espacio que iría ganando, sino que continuaría incrementando su caballada y reclutando más gente, como lo venía haciendo desde Jujuy y al llegar a Córdoba, se encontraría con la mayor población española que había en esos momentos en las Provincias Unidas, pues allí habían sido desterrados los españoles de Buenos Aires y el norte luego del 25 de mayo de 1810, y con toda seguridad, se incorporarían al ejército realista.

"Las batallas de Tucumán y
"Las batallas de Tucumán y Salta son las únicas de carácter campal dadas contra los españoles en el territorio argentino", expresó el gobierno argentino en un comunicado

Luego de una retirada desde Jujuy de casi 650 kilómetros, el General Belgrano decidió conservar Tucumán y dar en ese lugar la batalla.

Para ello hizo preparar posiciones y cavó fosos en el linde norte de la ciudad para hacerse fuerte en ese lugar y de esa manera obligar al enemigo a desgastarse en un enfrentamiento poco convencional, en el que los realistas, por efectivos, material e instrucción, tenían amplias ventajas.

Por su parte, Pio Tristán ni siquiera pensó en una batalla ya que su idea era la de amenazar con una pequeña fracción el norte de la ciudad y con la masa de su ejército rodearla, bloquear su salida hacia el sur y una vez cercado el ejército patriota dentro de la ciudad, exigir su rendición.

Fue así que, cuando con las primeras luces del día 24 de septiembre el ejército patriota fue a ocupar sus posiciones en el norte de la ciudad, se anotició que su enemigo se encontraba a menos de una legua al sudoeste de la ciudad, en el campo de las Carreras y próximo a cortarle la retirada. Esto obligó al General Belgrano a un rápido redespliegue.

¿Cómo era la relación de fuerzas? Belgrano contaba con 900 hombres de infantería, 600 jinetes armados con lanzas y 4 cañones, en tanto los realistas duplicaban el efectivo patriota, siendo la mayoría de infantería y poseía el triple de cañones.

La batalla comenzó el 24
La batalla comenzó el 24 de septiembre de 1812 y culminó al día siguiente con el repliegue de las fuerzas realistas hacia Salta

La rapidez con la que el ejército patriota adoptó el nuevo dispositivo, tomó por sorpresa al ejército realista que se encontraba sin completar el despliegue ni cargar sus armas. Esta situación fue aprovechada por Belgrano al ordenarle al Teniente Coronel Balcarce, al mando de la caballería de su ala derecha, atacar el flanco izquierdo realista y a los batallones de infantería N° 6 y de Cazadores, al mando del Teniente Coronel Warnes y Mayor Torres respectivamente, que hicieran lo propio con el centro y ala izquierda enemiga. Ambas acciones fueron exitosas, produciendo la retirada en desorden de esa parte del ejército realista, mientras que el ala derecha realista, arrasaba a la izquierda de Belgrano, tomando prisionero al Teniente Coronel Superí, jefe del batallón de infantería de Castas.

A pesar del esfuerzo de Pio Tristán de continuar atacando, la desordenada fuga de su centro y ala izquierda, arrastró a todo su ejército fuera del campo de batalla, oportunidad que aprovecharon los patriotas, a órdenes de Díaz Vélez para guarecerse dentro de la ciudad. En tanto Belgrano, desconociendo el resultado de la batalla, se replegó con su estado mayor hacia el sur, pero fuera de la ciudad.

En algún momento de la tarde, con parte de su ejército ubicado en el linde de la ciudad, Pio Tristán exigió la rendición, la que fue rechazada por Díaz Vélez.

En la mañana del 25 de septiembre, el Coronel Moldes fue a ofrecerle la rendición al General Pío Tristán quien le respondió “el Ejército del Rey nunca se rinde”, sin embargo, al no poder reunir a sus efectivos, inició el repliegue hacia Salta, perseguido por Díaz Vélez.

Finalmente ingresará Belgrano a la ciudad reuniendo a todo su ejército y como el 24 de septiembre es el día de Nuestra Señora de Mercedes, en un acto de devoción y agradecimiento, Belgrano la nombró e hizo reconocerla como Generala del Ejército, entregando su bastón de mando en un momento de la procesión.

Como el título del artículo lo indica, la batalla de Tucumán fue la materialización concreta de la revolución de Mayo, la que hasta entonces había sido algo teórico y cuando se la trató de materializar militarmente, había fracasado rotundamente en Huaqui.

* El autor es General de Brigada (R) y Presidente del Instituto Argentino de Historia Militar.

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