Milei, el libertario peronista

La Libertad Avanza es el resurgimiento de una emoción, un criterio y una escala de valores cercana a la del menemismo. No se obsesiona con atacar al peronismo porque comparten su esencia popular

Javier Milei obtuvo en la Ciudad más del 13 por ciento de los votos

Milei camina hace dos semanas por la Villa 31 entre morochos, entre marginados, entre inmigrantes, entre callejones de edificios espontáneos sin revocar pero enrejados hasta el último agujero. Cuidan su propiedad privada, diría el economista que dio el mayor batacazo en las PASO. Carlos Maslatón, fenómeno en redes e inversor de riesgo, quien se sumó a la campaña del candidato, llama al asentamiento de Retiro “bastión capitalista y liberal”. Uno de los datos más potentes y reveladores de las urnas es que el ex arquero de Chacarita obtuvo su mayor caudal de votos en los barrios más pobres del Sur de la Ciudad: en Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano. Y en el asentamiento de Retiro, con 13,5 por ciento de los votos, casi supera al Pro de Vidal.

A Milei no le molesta caminar entre pobres que se comen las “eses”. No tiene una papa en la boca. No fue al Newman. Es hijo de un colectivero que luego creó una empresa de colectivos. Su ecosistema cultural es ese. El de los laburantes del sector privado que intentan salir adelante y están frustrados. El de la clase media que ya vive en una utopía libertaria y minarquista a medias porque el Estado la abandonó hace 42 y debe pagar de su estresado bolsillo la educación, la salud, la seguridad, además de los impuestos más altos del continente americano. Por eso se lo ve a Milei tan a sus anchas cuando entra a un local de Boedo y conversa con un comerciante.

Su lista es una lista de clase media. No hay mucho abolengo. No son los diez colegios más caros de Buenos Aires. No es José Ignacio ni “exilio” en Europa. Marra, su primer candidato a legislador porteño fue candidato de Roberto Lavagna hace dos años. Sigue diciendo que respeta muchísimo al último ministro de Economía peronista exitoso. Milei dice que no fue ni será gorila. Y sobre Cristina Kirchner, un amable: “No coincido con sus ideas pero tiene el currículum más importante de la Argentina”. Lucía Montenegro, la segunda candidata a legisladora porteña de la lista, es instructora de artes marciales y da clases en las villas desde que es chica.

En su lenguaje, incluso cuando se vuelve un lenguaje vulgar y violento, en quiénes lo siguen, en quiénes integran su partido; Milei es un candidato plebeyo. Y esa es la novedad. Milei es un candidato de ultraderecha plebeyo que le habla a los plebeyos. Si una de las principales características de Juntos por el Cambio, y sobre todo del macrismo, fue su encanto aspiracional, sus camisas pastel, sus rostros de publicidad, su belleza hegemónica, diría una feminista. En términos de Seth Godin: votar al macrismo otorgaba prestigio.

Javier Milei y Ramiro Marra (Matías Arbotto)

Pero, ahora “La Libertad avanza” con otra gente: con gente más como todos que como uno. Es un movimiento, el que dio lo que Milei llama la “batalla cultural”, surgido en las redes sociales. Principalmente en Youtube, donde la clave del éxito es el impacto, pero también la empatía y la horizontalidad: parecer, siempre, uno del montón. Y allí, en Youtube, los libertarios, los ultra conservadores, los minarquistas, los derechistas, los fanáticos anticomunistas vienen dando su batalla contracultural y cautivan a cientos de miles de personas. De adolescentes.

Los libertarios no surgen en fiestas en La Barra, en clubes y parroquias de zona Norte. De hecho, tampoco le hablan a los emprendedores. Al menos, no al circuito de emprendedores innovadores, exitosos, progresistas (casi una definición de la Costa Oeste de Estados Unidos). Los libertarios no encuentran eco en el “mundo de las startups”- con su filosofía optimista -, sino entre los empleados que trabajan a destajo y no pueden ahorrar. Al pyme que quebró o la sufre. Al náugrafo de la clase media-baja que gana una miseria en dólares pero no recibe planes, y no puede ver al que cayó un escalón más abajo y “vive de planes”.

Aunque también, puede que también, le hable al que se quedó sin changas por la pandemia y “por culpa de los políticos”, o a ese inmigrante o hijo de inmigrantes que vive en una villa y no dejó su tierra para vivir (mal) del Estado. Los libertarios le hablan a los que tienen bronca. A los que no están satisfechos con sus vidas materiales. En eso pueden verse en el espejo de Trump, que construyó toda su narrativa y la fidelidad de sus simpatizantes en la crítica a las elites.

“La Libertad Avanza”, es, si se quiere también, el resurgimiento de una emoción, un criterio y una escala de valores cercana a la del menemismo. Ese peronismo que gobernó más de una década. Carlos Menem, de quien Milei siente admiración. ¿Cuáles fueron algunas de las patas de la mesa de la larga administración del caudillo riojano? Estabilidad macro, Argentina Primer Mundo (“Argentina Potencia”, dice ahora Milei), “reconciliación” respecto al drama de los ‘70, y un justicialismo más conservador que progresista.

El festejo de Milei en el búnker tras las PASO 2021

No es de extrañar, entonces, que Milei, como nuevo líder liberal plebeyo, no se obsesione con atacar al peronismo porque ambos comparten su esencia popular. El peronismo que también fue liberal, que también privatizó y tuvo como héroe por cinco años a Domingo Cavallo. Este nuevo liberalismo, esta nueva derecha orgullosa de serlo no es gorila en su sentido más fundamental, que es el de clase. “La Libertad Avanza” es un desafío distinto, tanto para Juntos por el Cambio como para el peronismo de izquierda que también llamamos Kirchnerismo, y cuya narrativa y programa de gobierno perdieron encanto, están llenas de abolladuras y, por ahora, no dan resultados.

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