Unas PASO que no modificarán lo que viene

Vivimos en una sociedad donde buena parte de la gente ha elegido a sus candidatos de acuerdo a quienes no desean que estén en el poder y no han optado por quienes realmente se sienten representados, lo que necesariamente implica que Argentina necesita en algún momento volver a funcionar

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María Eugenia Vidal, ayer el bunker oficialista en CABA
María Eugenia Vidal, ayer el bunker oficialista en CABA

Las elecciones primarias del año 2019 dejaron cierto resquemor y desagradables recuerdos en algunos sectores de la sociedad, luego de vivenciar tras aquel 11 de agosto una devaluación del peso argentino cercana al 25 por ciento. En aquella contienda electoral no solo se definían las internas partidarias sino que además los resultados de esa noche darían cuenta quién sería casi con seguridad el nuevo presidente de la Nación: Alberto Fernández obtenía un total de votos que hacía pensar que el futuro próximo estaba definido, lo que hizo que los mercados se toparan con una realidad que al menos hasta allí, no estaban esperando.

Hoy la situación es completamente diferente, independientemente que los mercados puedan reaccionar en el corto plazo con cierto grado de alivio. En primer lugar porque en estas PASO quienes sean acreedores de los votos necesarios para competir en las elecciones generales de noviembre, lo harán compitiendo por un lugar en el Congreso Nacional y no en el sillón de Rivadavia. Esta no es una elección presidencial por lo que la sensación es que no se está definiendo el rumbo económico. En segundo lugar, estos dos meses que aún quedan para que se realicen las elecciones generales y ante resultados que puedan darse incluso más adversos para el oficialismo de lo que han observado durante la jornada de hoy, seguiremos viendo por parte del Gobierno una política económica algo similar a lo que ha ocurrido hasta aquí, basados en intentar que el poder adquisitivo de la gente llegue a los próximos comicios con una sensación de saciedad que hasta aquí no logra terminar de configurarse.

Seguiremos viendo por parte del Gobierno una política económica algo similar a lo que ha ocurrido hasta aquí

Más aún las diferencias económicas con las que los argentinos nos topamos en las elecciones primarias de 2019 son ampliamente mejores de las que hoy se observan: el dólar se ha multiplicado por cuatro, el riesgo país por dos, la inflación interanual sigue por encima del 50%, la canasta básica se multiplicó dos veces y media, los alquileres aumentaron un 100% y por sobre todo, lo que ha empeorado cruelmente son los datos de pobreza que indican que hoy hay en la Argentina 7 por ciento más de pobres que hace dos años. Hoy hay en la Argentina más de tres millones de pobres que hace 25 meses. Las diferencias son notorias y todos los indicadores muestras un retroceso.

En cualquier país del mundo estos datos implicarían una contundente derrota del gobierno de turno. Sin embargo Argentina es un país particular donde la política muchas veces logra esquivar la realidad que ellos mismos han creado a través de los tiempos.

Estos tiempos que vienen se recrudecerán las trabas a las importaciones y la presión para que los exportadores liquiden, sin importar que consecuencias pueda traer esto más adelante

Lo cierto es que no habrá grandes cambios a partir de estas elecciones, o al menos no es lo que el Presidente tiene en mente. El Gobierno cada vez tiene menos poder de fuego para contener las variables aunque agotará sus esfuerzos en el intento de hacerlo. Son dos meses donde la artificialidad en la economía es fundamental para que el resultado de hoy no se derrumbe más en los próximos 60 días. La contención del tipo de cambio implicará un esfuerzo del Banco Central dilapidando reservas, sin importar su cantidad ni su precio y que claramente pagaremos entre todos de una forma u otra. Los dólares van mermando y los funcionarios lo saben. Estos tiempos que vienen se recrudecerán las trabas a las importaciones y la presión para que los exportadores liquiden, sin importar que consecuencias pueda traer esto más adelante.

Seguirán los controles de precios ya que no existe una opción diferente bajo la lógica kirchnerista. Con una inflación en torno al 3% mensual el Gobierno no puede permitirse que esos valores se disparen. Alimentos, combustibles, prepagas, transporte y tarifas de energía serán el objeto deseo oficial. Son dos meses claves y los intentos irán indefectiblemente en esa dirección.

El Gobierno cada vez tiene menos poder de fuego para contener las variables aunque agotará sus esfuerzos en el intento de hacerlo

Otro de los anuncios que ocurrirán en las próximas semanas será casi con seguridad un aumento en el Salario Mínimo Vital y Móvil. No es algo que efectivamente interese a muchos en materia salarial: un 40% del empleo en negro hace que esta línea indicativa no le importe a absolutamente a nadie. Aunque esconde un detalle no menor: muchos planes sociales están atados a la variación del salario mínimo, por lo que incrementarlo implicaría un aumento directo en muchas prestaciones sociales, determinantes en la compra de voluntades a la hora de llegar al cuarto oscuro, o al menos eso es lo que muchos kirchneristas tienen como dogma.

La realidad es que vivimos en una sociedad donde buena parte de la gente ha elegido a sus candidatos de acuerdo a quienes no desean que estén en el poder y no han optado por quienes realmente se sienten representados, lo que necesariamente implica que Argentina necesita en algún momento volver a funcionar. Ojalá hoy sea el primer día de un país distinto, con más sentido común y con un futuro mucho más esperanzador.

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