Miremos de más lejos, apreciaremos mejor. No me refiero a lo geográfico.
En su discurso pronunciado en Frankfurt am Main al recibir el Premio Goethe en 2005, Amos Oz hizo una profunda reflexión contra el fanatismo. Contó que de joven había jurado no pisar jamás suelo alemán, jamás comprar siquiera un producto alemán. Entre todo lo que dijo -recomiendo la lectura completa de su texto en la revista Intramuros (especial Israel, ver aquí)-, destaco dos cosas.
La primera: “Imaginar al otro es un poderoso antídoto contra el fanatismo y el odio”. La segunda: “Imaginar al otro no es solo una herramienta estética. Es también, en mi opinión, un gran deber moral. Y, por último, imaginar al otro -si me prometen que no van a citar este pequeño secreto profesional- es un profundo y muy sutil placer humano”.
¿A qué viene traer estos pensamientos al día siguiente de las Elecciones PASO 2021?
Trataré de explicar lo que me fluye más bien como una fuerte intuición. Creo que sería interesante que todos los protagonistas del proceso electoral vivido ayer reflexionen siguiendo la orientación que nos propone Amos Oz. Cada uno sabrá, en su interior, lo que siente imaginando al otro.
“Cada hombre es único y cada hombre es muchos hombres que él no conoce: el yo plural” (Octavio Paz, La tradición liberal, 1982).
El “otro” puede ser un opositor o puede ser un compañero político. Y en ese proceso de reflexión imaginativa se habrá de contemplar tanto el momento actual, como el futuro (lo inmediato y lo no tan inmediato). Y no se deberá olvidar en especial -y este es mi valor añadido al pensamiento de Oz- que es el pueblo, en su conjunto, quien también “imagina al otro”. Y el resultado de ayer es una prueba de ello.
Quizás esta reflexión que coloco en el plano de la abstracción, no tenga nada que ver con lo que digan los analistas políticos argentinos que estarán más preocupados por maximizar o minimizar lo que de duro golpe tiene el resultado de ayer, y lo que significa en términos de futuro. Hacen bien.
Pero esta es la reflexión que hoy quiero compartir con quien me lea. Hay que dejar de lado el odio y el resentimiento. No conducen a nada.
“Cervantes sonríe: aprender a ser libre es aprender a sonreír” (Octavio Paz).
SEGUIR LEYENDO: