Mauricio Macri quiere comenzar su “segundo tiempo” esta misma noche

El ex presidente se resiste a perder centralidad en el frente opositor. Mientras Rodríguez Larreta teje con paciencia de cara al 2023

Cierre de campaña de Juntos en La Rural

“Está eufórico. Se ve Presidente de vuelta. Habla pestes de Horacio y de María Eugenia. Masculla bronca por el intento de parricidio. Te pregunta a cada rato si leíste su libro porque dice que ahí está la solución a todos los problemas actuales de la Argentina”. La descripción del actual momento de Mauricio Macri corresponde al relato de un ex ministro que tomó café con el ex Presidente hace unos días. Y coincide con las charlas off de record que volvió a tener con periodistas afines.

Al fundador del PRO, que se resiste a ser heredado antes de tiempo, le importa poco el resultado de las elecciones de esta noche. Está seguro que más temprano que tarde la Argentina colapsará y que él será la única alternativa válida que quede en pie. “No es momento para tibios, se viene el todo o nada”, pronostica.

El “segundo tiempo” de Macri, que vaticinó en su libro Primer Tiempo, empieza esta noche. Primero pasará a saludar a Vidal y a Rodríguez Larreta por Costa Salguero y después posará para la foto en el búnker de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio que organizaron Alfredo Cornejo, Patricia Bullrich y Maximiliano Ferraro.

Ahí estará su primera victoria inconfesable: el ardid que tramó para desarticular el búnker único de Costa Salguero -como se hacía tradicionalmente en los tiempos de su jefatura indiscutida- para evitar que Rodríguez Larreta capitalizara la jornada electoral.

La multiplicidad de escenarios en los que se dividirá la oposición esta noche (Costa Salguero, la oficina de Ricardo López Murphy, Figueroa Alcorta 5500 -Mesa Nacional de Juntos-, más los dos búnkers en La Plata, el de Manes y el de Santilli) es una perfecta radiografía del momento que se vive en (más separados que) Juntos.

Es que detrás de las PASO en las que compiten por primera vez de manera tan voraz el PRO y el radicalismo en los principales distritos del país, se esconde la carrera por la candidatura presidencial del 2023. Y de ahí nadie se quiere bajar. Ni siquiera Mauricio Macri.

Al Jefe de Gobierno porteño nunca nada le resultó fácil, dicen sus allegados. Pero al decir de lo que fue esta campaña y vislumbrando lo que viene, su camino hacia la Presidencia, que sueña desde la cuna, está plagado de trampas mortales.

A partir de esta noche -si los resultados son como se esperan y Diego Santilli se impone a Facundo Manes- al primero que Horacio tendrá que domar es al neurocientífico. A simple vista la tarea es casi utópica. Para la política tradicional Manes es un líbero. Que, además, se muestra con una emocionalidad a flor de piel tan visceral y antagónica con el estilo racional y casi frío de la política PRO que hay quienes ya lo tildan de “desequilibrado”.

Insólito calificativo para alguien que viene de la ciencia y que ha dedicado su vida al estudio del cerebro. Pero a las pruebas se remiten. Hace unas semanas la campaña de provincia coordinó que el candidato se sacara una foto rodeado de los dirigentes políticos que lo acompañan para no aparecer tan solo o sin equipo.

Hace unas semanas la campaña de provincia coordinó que el candidato se sacara una foto rodeado de los dirigentes políticos que lo acompañan

Cuando Manes, Margarita Stolbizer, Emilio Monzó y Danya Tavella (la vicerrectora de la Universidad del Noroeste de la Provincia que acompaña a Manes en la lista) ya estaban sentados en un bar de Lomas de Zamora, llegó con media hora de retraso Martín Lousteau. Le acercaron una silla y se sentó en la cabecera.

Antes que los fotógrafos se acercaran a retratar el momento, Manes se levantó y desapareció. Cruzó al bar de enfrente y se sentó solo en otra mesa. Finalmente la foto se hizo ahí. Esta vez Lousteau se tuvo que conformar con una ubicación lateral que era, en rigor, la que le correspondía. El neurocientífico había conseguido la centralidad. El tema fue el cómo. Sólo con gestos. Sin que mediara ninguna palabra. 🤷🏻‍♀️

Algo parecido pasó en las últimas horas con el búnker de Provincia. Manes primero se negó a ir a “Casa Amarilla” en Capital (como le dicen irónicamente a Costa Salguero), Santilli entonces concilió ir a La Plata pero ahí Facundo volvió a correr el arco. No quiso tampoco unificar el lugar en Provincia. Recién ayer a la tarde noche se llegó a un acuerdo salomónico. Cada uno esperará en su búnker platense y a determinada hora y en lugar neutral, se fundirán en un abrazo para las cámaras.

Es que Manes no quiere entregar su independencia e identidad personal ni aunque sea derrotado. En su cierre mediático en la Rock and Pop el viernes minutos antes del inicio de la veda, insistió en que él no tiene nada que ver ni tendrá nada que ver con lo que representa el PRO. 🤦🏻‍♀️😱🤷🏻‍♀️

El otro escollo que tiene Rodríguez Larreta es la interna radical. La campaña por las PASO erosionó en demasía la relación con Gerardo Morales, Ernesto Sanz y Mario Negri. Ellos apuestan a que en la próxima convención nacional el jujeño sea ungido como nuevo Presidente de la UCR. Y están convencidos de que Rodríguez Larreta está alineado con Enrique Nosiglia y Emiliano Giacobitti, quienes impulsan como presidente a Lousteau.

“Meterse en nuestra interna partidaria le va a costar caro. En estas PASO tuvo más minutos de televisión Lousteau que Santilli. Y eso solo lo consigue la pauta que pone Larreta”, bramaban ante quien quisiera oírlos.

En la oposición esta fue una campaña rara. Con el 2023 a la vuelta de la esquina, todos aprovecharon para posicionarse. Desde Horacio apareciendo en todos los afiches y haciendo hasta de locutor de los avisos radiales y televisivos, hasta Monzó y Ritondo que -siendo jefes de campaña- aprovecharon para promocionarse más ellos en sus giras por el interior de la provincia (pasacalles, pintadas y discursos varios) que a los candidatos que representaban.

Posiblemente los guarismos que se alcancen esta noche empiecen a ser un ordenador hacia adelante. Pero en principio a nadie le conviene un resultado demasiado contundente. Vidal necesita a López Murphy tanto como Santilli a Manes para el día después.

Como necesitan a Patricia y a Macri. Pero todos están dispuestos a cobrar con creces su participación de acá a noviembre. Y ahí Larreta deberá apelar a su mejor condición política, la de comprador y pagador compulsivo.

El problema es que no todo está a la venta. Eso es cierto. Tan cierto como que los gobernadores radicales van a tener que entender que si hay retorno triunfal de Mauricio no será solo un problema para Horacio sino también para ellos. Por eso el larretismo no entiende por qué los atacaron tanto si en rigor ambos tienen un enemigo interno en común, el ex Presidente.

Horacio Rodríguez Larreta

Ahí es donde empiezan a deslizar las teorías conspirativas. Unos y otros están convencidos de que el gobierno nacional jugará para el otro. Los radicales creen que Horacio es el elegido por Alberto y Cristina para el pacto político post electoral y que están osando dejarlos afuera.

“Se están equivocando porque Horacio aún no conduce nada. No puede ser garantía de ningún pacto. No conduce ni a los propios”, alegan. Desde la sede del Gobierno porteño están convencidos de que detrás de los ataques de Morales y Manes a Rodríguez Larreta está la mano de Sergio Massa, de quien el jujeño fue socio político cuando llegó a la Gobernación.

Está claro que mañana empieza otra carrera. Tan claro como que la foto de unidad de esta noche va a ser atada con alambre. Falta mucho de acá a noviembre y mucho más para las elecciones del 23.

Pero Larreta es un tiempista. Y un obrero de pico y pala a la hora de conseguir sus objetivos. Lo reconoce el propio Máximo Kirchner: “Lo mejor que tiene Larreta es que suple con trabajo su falta de condiciones naturales. Y saber cuáles son tus debilidades no es poco en política. Es un montón”. Todo un elogio de alguien que viene de sus antípodas ideológicas y con quien seguramente disputará poder durante los próximos 20 años.

Pero volvemos al inicio. Para que esto suceda primero hay que matar al padre. Y hoy Mauricio se siente mejor que nunca.

Listo para entrar a jugar su segundo tiempo del partido.

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