Argentina-Chile: por un diálogo basado en los acuerdos internacionales

El reciente conflicto puede escalar hacia un desenlace indeseado si priman las miradas ultranacionalistas o electoralistas en ambos países

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Alberto Fernández y Sebastián Piñera, en medio de una disputa por los límites de la plataforma continental
Alberto Fernández y Sebastián Piñera, en medio de una disputa por los límites de la plataforma continental

El Decreto firmado por el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, despertó un punto de tensión entre la Argentina y Chile que puede escalar si no prima la vocación de diálogo sobre la base sólida que nos confiere el derecho internacional y los acuerdos bilaterales suscritos con anterioridad. El mencionado Decreto pretende establecer un nuevo límite para la plataforma continental chilena.

El problema reside en que ese nuevo límite avanza sobre la Plataforma Continental Argentina delimitada por la Ley Nacional 27.557 aprobada el 4 de agosto de 2020 por unanimidad en ambas Cámaras del Congreso Nacional de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) y luego de su presentación por parte de nuestro país ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental establecida en el Anexo II de la Convención y de acuerdo a sus recomendaciones, sin que en su oportunidad Chile hiciera objeción alguna.

La fijación del límite de la plataforma continental argentina fue el producto de 20 años de trabajo persistente de la Cancillería Argentina, de distintas áreas de gobierno y organismos técnicos de las Fuerzas Armadas y que logró sus objetivos gracias a la continuidad de una eficaz política de Estado asumida sin interrupción por distintos gobiernos.

Adicionalmente, nuestra plataforma continental se delimitó conforme a las disposiciones del Tratado de Paz y Amistad firmado por Argentina y Chile en 1984, hito en la historia de las relaciones bilaterales de nuestros países y pilar fundamental de la paz en nuestra región.

Los miles de kilómetros de frontera compartida y la historia de cooperación entre nuestros pueblos nos demandan una actuación responsable para resolver este nuevo diferendo planteado por Chile.

Para ello, deben los gobiernos de la Argentina y Chile sentarse a dialogar y resolver esta situación conforme a los compromisos asumidos por ambos países, al derecho internacional,  a las delimitaciones geográficas existentes y, sobre todo, de conformidad con el Tratado de Paz y Amistad de 1984 que establece en forma precisa el modo de resolución de cualesquiera diferencias que pudieran surgir entre los mismos.

Desde la Argentina contamos con sólidos argumentos que nos permiten defender sin ninguna duda la demarcación del límite externo de nuestra plataforma continental. Contamos, por mencionar algunas, con las normas de la CONVEMAR, otros acuerdos internacionales que vinculan a ambos países y las leyes nacionales que nos respaldan.

Se debe acatar lo expresado en el preámbulo del Tratado de Paz y Amistad que llama a tener presente el Tratado de Límites de 1881, fundamento inconmovible de las relaciones entre la República Argentina y la República de Chile como así también todos los instrumentos que secundan dicho Tratado y que obligan a solucionar siempre todas sus controversias por medios pacíficos. Impulsa, además, el propósito de intensificar la cooperación económica y la integración física de nuestros respectivos países.

Por eso el tono debe ser de moderación. Esa moderación que caracteriza a las democracias y que tanto nos costó conseguir en la región y especialmente en la relación bilateral con nuestro pueblo hermano de Chile. Caer en la tentación de agitar consignas nacionalistas con pretensiones electorales quedó demostrado que puede ser muy peligroso para la salud de las democracias.

De ahí surge el llamado al establecimiento de un diálogo responsable y serio. Que ponga de relieve cuestiones igualmente importantes y urgentes, y que tienen que ver con trabajar sobre estrategias conjuntas para enfrentar la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias, potenciando nuestras economías para generar más trabajo y fortalecer nuestra inserción en el mundo.

Las acciones del gobierno argentino que apunten al reconocimiento y a la defensa legítima de la integridad de nuestro territorio, serán acompañadas por el radicalismo en su representación parlamentaria. Lo haremos con la misma firmeza con que condenamos y llamamos la atención sobre algunas declaraciones poco felices que tienden a dividir hacia adentro y provocar hacia afuera. La oposición será responsable y cuidadosa y espera que el gobierno y el partido de gobierno actúen de la misma manera.

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