La Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030 y el Acuerdo de París sobre el cambio climático, resumen los principales desafíos globales para esta década. Nuestro planeta requiere del compromiso de todos, inclusive de los inversores.
En 2019, la carta anual que Larry Fink (CEO de Black Rock) envió a los directorios de las empresas que reciben inversiones de esta organización, sacudió al mundo financiero. “Propósito y rentabilidad” fue el título de la ya icónica misiva en la que, en representación de los miles de aportantes a quienes gestiona sus fondos, mencionaba la firme convicción de su entidad de redireccionar sus inversiones a proyectos rentables que puedan medir y demostrar sus impactos ambientales y sociales.
Las finanzas sostenibles han llegado para quedarse. Se constituyen en un enfoque esencial para generar la necesaria movilización de recursos en pos del desarrollo sostenible.
Inversores y organizaciones unidos para facilitar la concreción de acciones en materia de eficiencia energética, agricultura sostenible, energías renovables, movilidad sustentable, construcción sostenible, vivienda asequible, empresas lideradas por mujeres, cadenas de valor inclusivas, y más que nunca en tiempos de COVID-19, iniciáticas para atenuar los impactos sociales y económicos de la pandemia. Para todos estos propósitos comienzan a direccionarse los productos bancarios o bonos verdes, sociales o sostenibles que proliferan por América Latina, e inclusive en Argentina.
Los lineamientos del International Capital Markets Association (ICMA) brindan el marco de referencia para estos encuadres, que afortunadamente, los reguladores en los países de la región están replicando en sus jurisdicciones. Y las alianzas sectoriales permiten la movilización efectiva de los recursos para el desarrollo sostenible, un ejemplo de ello son los Protocolos de Finanzas Sostenibles para la Industria Bancaria promovidos por el BID Invest en varios países de la región, inclusive Argentina.
La urgencia climática, la contaminación, la pobreza y la inequidad requieren respuestas cada vez más efectivas, en el corto plazo, pero siempre con una mirada en perspectiva más amplia que obligan a repensar los sistemas financieros
Todos estos esfuerzos son los que impulsaron a Cambras (Cámara de Comercio, Industria y Servicios Argentino Brasileña) a crear el primer “Premio a las Finanzas Sostenibles”, siendo Brasil el país de América Latina pionero en esta área y el que mayor volumen de fondos moviliza para este fin. La importancia de que cada vez haya más iniciativas en pos de difundir el rol de las finanzas sostenibles es vital para que nuevas entidades financieras, empresas y organizaciones puedan desarrollar sus negocios desde una perspectiva que integre y considere sus impactos sociales y ambientales.
La urgencia climática, la contaminación, la pobreza y la inequidad requieren respuestas cada vez más efectivas, en el corto plazo, pero siempre con una mirada en perspectiva más amplia que obligan a repensar los sistemas financieros. A esos desafíos vienen a dar respuesta las finanzas sostenibles, en pos de construir un mejor futuro para todos.
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