El Frente de Todos, entre la apatía militante y un Presidente que no esquiva una sola bala

Alberto Fernández tiene una preocupante tendencia al suicidio político que no deja de correr hacia cualquier granada que esté a punto de explotar

Máximo Kirchner. El pasado viernes, el diputado le habló a la militancia en Escobar

Están —lógicamente— preocupados. Los líderes del Frente de Todos supieron desde el inicio de la carrera electoral que saldrían a la cancha a la defensiva. La pandemia había hecho trizas sus propias expectativas económicas y sociales para los dos primeros años del gobierno, los oficialismos del mundo habían caído en las urnas, así que mantener en alto las banderas de la esperanza ante la cruda realidad —ya de por sí— iba a ser una odisea. Lo que no estaba en los planes de ninguno de ellos era el modelo 2021 de Alberto Fernández: un presidente con preocupante tendencia al suicidio político que no deja de correr hacia cualquier granada que esté a punto de explotar.

La tarde del viernes fue agradable mientras el sol se mantuvo en el horizonte. Al complejo “Las Clavelinas” de los gastronómicos en Escobar fueron llegando las columnas de los distintos sindicatos de la primera sección electoral y ordenándose en las 9 hectáreas del predio. Choripanes, bombos y banderas renacieron por un instante cual sueño del pasado victorioso. Solo los Barbijos y las pulseras de acceso con distintos colores para delimitar el corralitos que correspondía a cada agrupación, daban un toque de cruda realidad.

Hubo discursos y cánticos. Como en cualquier acto. También un mural gigante de Néstor y Cristina para que todos se llevaran su selfie. Pero lo distintivo fue el tono de los disertantes. Desde el intendente anfitrión, Ariel Sujarchuk, pasando por el sindicalista Antonio Caló, la ministra y candidata Teresa García, la cabeza de lista Victoria Tolosa Paz, hasta el orador final, Máximo Kirchner, todos, absolutamente todos, intentaron poner una inyección de vitaminas a la militancia. Fue unánime el llamado a no bajar los brazos. A salir a buscar voto a voto, casa por casa. A “no desalentarse mirando televisión” (sic) y recordar que “a pesar de la pandemia este gobierno le dio los remedios gratis a los jubilados, mas el IFE el ATP”, etc, etc, etc.

Es cierto. Hay una apatía preocupante”, reconoció uno de ellos al bajar del escenario. Lograr que esa primera línea de acción de la que vive históricamente el peronismo entienda que las Paso no son definitorias pero marcan una tendencia difícil de revertir para noviembre, es claramente la necesidad más imperiosa en estas horas.

"Hay una apatía preocupante", advierten en el oficialismo con relación a las PASO

Y más ante la inédita actitud autoflagelante del Presidente. Si bien la debacle empezó con el escándalo del festejo del cumpleaños de la Primera Dama en Olivos en plena pandemia, la unidad presidencial no ha dejado de dar títulos casi cotidianos respecto al tema: el video, la elección del abogado, la discusión sobre si fue o no delito por declaraciones del Jefe de Gabinete, la decisión de prescindir del abogado, la presentación ante el fiscal…

El gobierno podrá contarse su propia película y culpar una vez más a los medios. Pero el manejo de la crisis no tiene otro calificativo más que el de amateurismo mediático y político. Y si algo faltaba esta semana era sumar una raya mas al tigre. La docente secundaria exaltada por la discusión política con sus alumnos y con modales indefendibles que se viralizó por video en las redes y que terminó sancionada por Axel Kicillof y repudiada por el ministro de Educación Nicolás Trota, terminó teniendo un defensor innecesario e inesperado: Alberto Fernández.

Esta vez los reproches no llegaron desde el Congreso o desde La Plata (los socios políticos) sino desde el propio entorno presidencial. “¿Por qué lo hiciste?”, le preguntó resignado el mismo viernes al Presidente uno de sus laderos cotidianos. “Pobre mina, encima que nos defiende, alguien tenía que rescatarla”, contestó convencidísimo el Jefe de Estado desde su propio jardín.

En el mientras tanto, el Whatsapp más reenviado en el oficialismo en estas horas fue la tapa de una revista de humor político con el titulo catástrofe “El Conicet ya trabaja en un Barbijo para evitar que Alberto lance partículas de Declaraciones” (sic) .

En los últimos días Mauricio Macri se sumó a la campaña de María Eugenia Vidal

Del otro lado de la grieta también tuvieron su semana de tiros en sus propios pies. Mauricio Macri no solo reapareció y volvió a demostrar que tiene la misma capacidad de centralidad política que Cristina, sino que le dio pasto a las fieras al intentar demostrar que su gobierno tuvo un ritmo de toma de deuda menor al del actual.

María Eugenia Vidal fue mas allá. La vorágine de la campaña y un expertise menor en el tema de fondo, la hizo afirmar que Macri se había endeudado menos. Horacio Rodríguez Larreta no pudo más que agarrarse la cabeza. Y los economistas de Juntos optaron por un prudente silencio. Por lo bajo reconocían que Macri había mezclado peras con manzanas y que ni ellos entendían la explicación.

La deuda es de los temas mas ásperos para la oposición. El reconocimiento de la mala praxis en el aspecto económico del anterior gobierno, era parte de la historia aprendida y tomada como punto de partida para ser mejores a futuro, por parte de la oposición más racional. La irrupción de Macri con su propio libreto tiró por la borda el esfuerzo de quienes intentan huir de la irracionalidad.

El oficialismo aprovechó la situación y convocó a Martin Guzmán a la comisión bilateral de seguimiento de la deuda en el Congreso. La oposición no pudo ponerse de acuerdo ni siquiera en la estrategia de confrontación. Mientras Martín Lousteau brilló por su ausencia alegando no querer prestarse al juego del oficialismo, el diputado Luciano Laspina hizo acto de presencia y enfrentó al ministro, aunque prefirió marcharse antes del final. Por zoom, y en absoluto silencio, siguieron el debate Ricardo Buryaille, Brenda Austin y Hernán Berisso por Juntos.

Claro que es mucho mas cotidiano para cualquier ciudadano debatir cumpleaños clandestinos o profesoras autoritarias que la deuda externa. El gobierno ya ponderó los daños. Mientras hay encuestas que marcan diez puntos menos en la imagen del presidente, se consuelan asegurando que el daño a la hora de la intención de voto no fue letal: “entre un punto y un punto y medio de baja en el primer cordón del conurbano, es casi nada”, revelan en el Primer piso de la Casa Rosada.

Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno porteño divide su tiempo entre la gestión y la campaña bonaerense de Diego Santilli

Pero más interesante que la intención de voto fueron las conclusiones que se sacaron en el llamado círculo rojo esta semana después de que se difundiera la encuesta de CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) una organización con sede en España y en distintos países latinoamericanos atenta al devenir de los gobiernos y sus posicionamientos con temas centrales de la agenda mundial.

Según esos números solo el 6% de los argentinos dicen que el principal problema económica que tiene el país es la Deuda Externa. Si bien el 69,9% tiene mala imagen del Fondo Monetario (superado solo por el 75,3% de la Corte Suprema de Justicia), para el argentino medio la inflación (27%), la pobreza (21%) y el desempleo (17%) son los principales problemas económicos del país. El valor del dólar solo le preocupa al 5% de la población y el 49,9% está dispuesto a que se mantenga el cepo al dólar hasta que la economía se estabilice.

Pero música para los oídos del Instituto Patria y de la Cámpora fue a pregunta que hicieron sobre la reforma al sistema de salud (56,6% a favor) y sobre el pago de la deuda externa. Sólo un 25% de los encuestados acepta pagar la deuda a diez años aunque signifique reducir presupuesto en educación salud y seguridad. El 64% exige pagar en más tiempo “aunque esto signifique el riesgo de romper con el FMI.

Está claro que nadie en su sano juicio osaría dejar el manejo de la deuda externa en manos de la sabiduría popular. Pero en medio de una campaña electoral tan difícil para el oficialismo, tener agua donde tirarse con consignas de fondo y a futuro no es poca cosa.

La necesidad de letra para los propios está clara. A tal punto que esta semana tomó la batuta el líder de La Cámpora, uno de los que más callado se mantenía últimamente.

Un acto el viernes y otro ayer alcanzaron para retomar el vínculo con las bases, central en el armado de esa fuerza política. Para Máximo nada puede dejarse librado al azar (escribe de puño y letra cada una de las frases que va a decir en el escenario y las debate en equipo antes de enfrentar las cámaras) y es fundamental que el electorado sepa que en esta elección se define el modelo de país. Por y para eso la confrontación con Macri es central. “Que quede vclaro que no llegó en un plato volador”, arengó el viernes dando a entender el rol central que tuvieron los medios en el triunfo del PRO en el 2015.

Por eso instó a “votar en defensa propia” y reconoció que “la velocidad del deseo es mucho más rápida que la velocidad de la construcción”.

El oficialismo tiene claro que agigantar a Macri es negocio a corto plazo. El recuerdo de la debacle aún está presente. Lo que no está claro es si con eso solo alcanza. Pero además se suma un condimento de enseñanza del pasado reciente. Cristina también fue elegida como el mejor fantasma del pasado durante la gestión macrista. ¿A ella nadie la vio venir? Y si la capacidad de Ave Fénix fuera también un punto en común entre ambos ex Presidentes?

Bonus Track 1

En algunos planos la Argentina parece ser un país normal y con continuidad en políticas de Estado. Así lo reflejan los últimos números generados por CAMMESA (la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico). En los últimos dos meses el país batió dos veces el récord de cubrimiento de la demanda total con energías limpias renovables marcando un 24,07 el 24 de mayo pasado y un 24,11 en los últimos diez días.

Un número que estará en la mesa de discusión cuando llegue el momento de pedirle a Estados Unidos ayuda para flexibilizar los requisitos del FMI.

Es que el Tesoro americano emitió esta semana un comunicado abogando porque “las inversiones del Banco Mundial de Desarrollo den prioridad a la energía limpia, la innovación y la eficiencia energética”. Janet Yellen, la secretaria del Tesoro fue enfática “hoy Estados Unidos toma medidas audaces y proacivas para poner fin al apoyo de los Bancos Multilaterales de Desarrollo a los combustibles fósiles excepto en circunstancias excepcionales…”

Esperemos que Vaca Muerta, nuestra supuesta joya de la abuela, sea excepcional.

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