Dejar en manos del Estado la responsabilidad del reparto de la riqueza puede ser tardío y caro

Basta con ver cualquier estadística de pobreza, indigencia, empleo informal o personas en situación de calle para verificar que coexisten dos problemas: generación de ingreso y su distribución

Integrantes de comedores sociales se movilizan para denunciar la "reducción en los gramajes de las raciones de comida" que la administración de Horario Rodríguez Larreta entrega a los establecimientos hoy, en la sede de la Jefatura de Gobierno de Buenos Aires (Argentina). EFE/Demian Alday Estévez

Cuando en los ingresos de una nación predominan los producidos por la explotación y producción de bienes primarios, sin valor agregado, los recursos se concentran en aquellas pocas manos que los producen. Del mismo modo, cuando la elaboración y comercialización de bienes y servicios básicos y esenciales, se concentra en pocas manos, (monopolios) se desalienta la formación de empresas y, en consecuencia, a la creación de más empleo.

La persistencia de esas circunstancias conduce a aumentar la pobreza, concentrando riqueza, al punto que incluso siendo rico se puede ser pobre en términos de acumulación internacional.

Sin embargo, en estos tiempos post pandemia, este fenómeno distributivo pone en evidencia circunstancias similares en la principal economía del mundo, los Estados Unidos.

A simple vista la economía norteamericana ha recuperado gran parte del terreno perdido producto de los efectos devastadores del Covid-19, recuperando crecimiento y empleo.

Hasta aquí todo parece perfecto, aunque existen luces amarillas y rojas en el semáforo de algunos indicadores.

La luz amarilla del mercado de trabajo

La inflación es tal vez una preocupación para los sectores bajos y medios, pues el aumento de precios en los productos de la canasta básica es muy superior al del índice promedio. Algo muy conocido por los argentinos. La inflación duele a los que menos tienen.

La inflación es tal vez una preocupación para los sectores bajos y medios, pues el aumento de precios en los productos de la canasta básica es muy superior al del índice promedio

Los trabajadores americanos no realizan paritarias para acordar sus sueldos en el marco de convenios colectivos de trabajo. La oferta y la demanda, al mejor estilo Adam Smith, es la que regula el ingreso de quienes trabajan en relación de dependencia, un vínculo fundado en la conveniencia económica de las partes.

Es usual que un empleado cambie de trabajo si le ofrecen mejores condiciones e ingreso, al igual que cualquier empleador no dudaría en despedir a un colaborador si consigue otro mejor para ese puesto.

Los trabajadores americanos no realizan paritarias para acordar sus sueldos en el marco de convenios colectivos de trabajo. La oferta y la demanda, al mejor estilo Adam Smith, es la que regula el ingreso de quienes trabajan en relación de dependencia (EFE)

Los diferendos laborales se resuelven rápidamente con un “You are fired”, o está despedido.

La inexistencia de indemnización por despidos oficia de “flexibilizador laboral” para las dos partes del contrato de trabajo.

Es por eso que la mayoría de los trabajadores que pueden realizar las tareas más ofrecidas o poco sofisticadas, tienen dificultades a la hora de reclamar mejoras salariales en función al costo de vida, pues para esos puestos existen listas de espera de otros trabajadores en peores condiciones que aspiran ese lugar.

Luz roja

Tal vez el punto más preocupante en estos días sea la relación del ingreso de los trabajadores con el valor de las rentas inmobiliarias que deben afrontar por sus casas quienes son inquilinos.

Estados Unidos es uno de los países cuya tasa de propiedad de vivienda es más alta, entendiendo por ésta a la cantidad de personas que son dueñas de las casas en las que viven, es decir que no pagan un alquiler. Más del 63% de los estadounidenses son dueños de las casas en las que viven. Este factor se ha visto favorecido por el enorme desarrollo que el mercado hipotecario ha tenido, impulsado por tasas bajas, plazos largos y cantidades de instrumentos financieros y derivados que se apoyan en estos créditos para realizar estructuras más sofisticadas. Mientras que por el otro lado existen más de 45 millones de inquilinos que renuevan periódicamente los contratos de alquiler de sus viviendas.

Más del 63% de los estadounidenses son dueños de las casas en las que viven. Este factor se ha visto favorecido por el enorme desarrollo que el mercado hipotecario

Según los últimos datos estadísticos, más de la mitad de los inquilinos norteamericanos no ganan lo suficiente como para pagar el alquiler de un departamento de una habitación, de hecho, uno de cada siete estadounidenses se retrasó en el pago de la renta debido a que los costos de la vivienda aumentaron durante la pandemia.

El mercado inmobiliario, en particular de viviendas y en general en casi todo el país, ha registrado importantes incrementos en el precio de las propiedades, a tal punto que los vendedores y las inmobiliarias publican un inmueble con un precio de referencia, para luego, recibir mejores propuestas por sumas mayores a la solicitada y a modo de remate adjudican al mejor postor la propiedad. En muchos estados el precio ofrecido es solo una base a considerar. Hay operaciones que se concretan hasta un 30% por encima del valor de tasación.

Este fenómeno recibe múltiples impulsos, como ya mencionamos las favorables condiciones financieras para créditos hipotecarios y por el otro la suba en los alquileres que los ponen muy cerca del valor de la cuota hipotecaria, salvo que en uno de los casos representa el pago de una cuotaparte de la propiedad, y por ende una capitalización, y en el otro un gasto.

El mercado inmobiliario de los EEUU, en particular de viviendas y en general en casi todo el país, ha registrado importantes incrementos en el precio de las propiedades

Los datos de la “Coalición Nacional de Vivienda para Personas de Bajos Ingresos’', muestran que millones de estadounidenses, desde trabajadores de almacenes de Amazon hasta conductores de taxis y maestros de escuelas públicas, están luchando para poder pagar el alquiler. Para los estadounidenses más pobres, la vivienda a precio de mercado está fuera del alcance en prácticamente todo el país.

Al igual que en Argentina, una moratoria federal sobre los desalojos ha evitado que los inquilinos sean expulsados de sus hogares. De hecho, la moratoria caducó el mes pasado y se extendió hasta principios de octubre en las regiones más afectadas por la pandemia.

Es probable que los modelos elegidos por la humanidad, desde uno u otro lado del mundo, deban ser reformulados.

Al igual que en Argentina, una moratoria federal sobre los desalojos ha evitado que los inquilinos en los EEUU sean expulsados de sus hogares

La verdadera pérdida de la cultura del trabajo se produce cuando los ingresos provenientes del salario no son suficientes como para satisfacer las necesidades e inquietudes de los trabajadores.

Si bien es entendible que existan tareas en las que el tipo de labor demande poco conocimiento o esfuerzo alguien tiene que hacerlo y esa persona debe recibir un ingreso digno, siendo la manifestación de esa dignidad cubrir los costos mínimos para vivir. La experiencia Argentina pone en evidencia que este es un camino de ida, que exhibe que dejar exclusivamente en manos del Estado la responsabilidad de distribuir riqueza puede ser tardío y caro.

Quizás el susurro de Joe Biden de “Pay them more” (págales más) en medio del anuncio de un plan de obras públicas billonario sea una alerta para que cuando se produzca la intervención estatal a través de la suba de impuestos pueda decir: “yo les avisé”.

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