Era natural un repunte económico importante en 2021. El ajuste fiscal impuesto por el FMI en 2018, como condición del crédito de USD 57.000 millones que aprobó entonces, en medio de una corrida cambiaria y sequía severa, contrajo el PBI de 2019 real en dólares por habitante 32% respecto de 2015. El déficit fiscal primario pasó de 4,8% del PBI en 2016 a 0,4% en 2019; el déficit externo, de 2,7% a 0,9%, del PBI.
Semejante ajuste hace dudar que el préstamo del organismo de crédito multilateral haya favorecido al gobierno de Mauricio Macri y contradice las voces de quienes sostienen que haya facilitado la fuga de capitales con un régimen de tipo de cambio libre. El presidente Alberto Fernández desistió recibir el saldo pendiente de ese préstamo del FMI por USD 13.000 millones, lo que confirma que no fue tan ventajoso.
Infobae publicó que la OCDE estimaba que el PBI argentino es aún 2,8% inferior, hasta mediados de agosto 2021, al alcanzado en igual período de 2019. En lugar de una vigorosa recuperación, la Argentina es el más rezagado en el planeta. Recuperan más rápido Brasil 2,1%, Chile 3,5%, Colombia 1,9%, España 0,9%, Reino Unido 0,9%, EEUU 1,8%, Corea del Sur 4,8%, Turquía 4,1%, Australia 2,8%, Alemania 1,36%, India 9 por ciento.
Alberto Fernández desistió recibir el saldo pendiente de ese préstamo del FMI por USD 13.000 millones, lo que confirma que no fue tan ventajoso
La desconexión del Gobierno con las necesidades de la población tiene múltiples miradas. Los funcionarios parecerían creer que les beneficia imponer mayores tributos, así acceder a más recursos para remunerar directamente a más dependientes.
A pesar de que las obras estatales suelen ser más onerosas y de peor calidad que las privadas, contraer el empleo privado induce expandir los puestos en el Estado y organizaciones sociales que no producen más que los privados, pero agradecen la mano que les paga.
En los regímenes comunistas todos dependían del Estado; no dejaban lugar a los privados; eran irremisiblemente pobres y no duraron. En contraste, los países prósperos tienen alto empleo privado y mercados laborales dinámicos. En los EEUU, todos los meses 6 millones de trabajadores cambian de empleador, avanzando satisfacciones laborales.
El rol del endeudamiento
Igual desconexión se observa cuando se ataca el endeudamiento. Un país sin capitales los necesita. Denunciar al FMI, organismo con 190 países socios relevantes, por conceder créditos a un gobierno entorpece futuras negociaciones por préstamos vigentes a tasas muy inferiores a la del mercado.
Los países prósperos tienen alto empleo privado y mercados laborales dinámicos
Explicamos en otras columnas en Infobae que es preferible endeudarse, que emitir moneda, estafando con la inflación. Maltratar al capital engrosa pagos de intereses superiores al 12% anual, respecto de vecinos. El cuadro describe los “spread” en cinco países. El costo de la soberbia “soberana” con elevada deuda puede insumir 10% del PBI, cada año.
Nuestros gobernantes dejan de lado las enseñanzas de la economía y los negocios. Los ingresos, satisfacciones, de un país aumentan si los recursos se emplean voluntariamente donde sean más productivos. Tal es la función precisa de los particulares, empresas, mercados. Teniendo diferentes habilidades personales, pueden especializarse, competir y enfocarse más ajustadamente satisfaciendo clientes y colaboradores.
En contraste, los funcionarios del Estado tendrían ventajas en atender bienes públicos. De ahí que aumentar los impuestos por encima del mínimo para sufragar bienes conjuntos, ahoga las ocupaciones productivas. No es una creencia infundada. Los particulares atienden más afinadamente los deseos privados diferentes. El Estado paga en exceso lo conseguido en ocupaciones privadas.
Contratar esfuerzos conlleva costos de oportunidad, aquello que se pierde dejando una actividad. No cualquier obra, esfuerzo, merece ser realizado. Sólo es ventajoso concretar aquellos que generan beneficios superiores a los costos. Ejemplo: al prohibir exportar carne, los ganaderos e industriales afectados disminuyen los recursos aplicados a esa actividad y los dedican a otras menos rentables. Los argentinos reciben menos dólares y pierden empleos valiosos.
Aumentar los impuestos por encima del mínimo para sufragar bienes conjuntos, ahoga las ocupaciones productivas
El conjunto de la actividad agropecuaria está sometida a retenciones a las exportaciones, un impuesto ineficaz, cuyo producido se diluye en favor de usuarios locales de bienes exportables, al reducirles el precio. El Estado sólo embolsa el impuesto sobre lo exportado, a los valores y cantidades declaradas. Las retenciones empobrecen sustancialmente a los argentinos, impulsando actividades menos productivas.
Viento de cola
Entre 2003 y 2015, los tres gobiernos sucesivos de los Kirchner aprovecharon la bonanza de las materias primas, como otros países. Pero en la Argentina, con el telón de fondo del desplome del 2002, impactó más. El ingreso por habitante en dólares se triplicó en ese período, sólo superado levemente en la región por Uruguay, sin cepo ni tipos de cambios múltiples.
Enseña el libro “Por un País más Justo y Floreciente”. Las personas diferimos en habilidades, gustos particulares y urgencias. Preferimos la atención privada, certera para cada uno, a la pública, incierta para todos, dependiente de influyentes particulares. Justamente, el valor particular de los bienes es el que aprecian los individuos. De ahí, las ventajas de emprendimientos privados.
Plantear disyuntivas como “Salud vs. Economía” entorpece. Ese conflicto se supera encontrando trabajos beneficiosos, superadores de los riesgos y costos respectivos.
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