La biografía inconclusa de Mitre sobre Artigas

El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de Florida, se declara la independencia de la República Oriental del Uruguay y cabe recordar el manuscrito que Mitre realizó sobre el prócer uruguayo

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Bartolomé Mitre
Bartolomé Mitre

Al conmemorarse un nuevo aniversario de la independencia de la República Oriental del Uruguay, cabe recordar un hecho poco conocido: el manuscrito de Mitre sobre Artigas.

Escrito en 1841, a los 20 años, es el primer paso concreto de Bartolomé Mitre como historiador.

En su adolescencia, conoce a protagonistas de la Guerra de Independencia que estaban exiliados por su oposición al rosismo, como el General Manuel de Olazábal, que combatió bajo órdenes de San Martín, y Tomás de Iriarte, que lo hizo bajo Belgrano. También la ciudad recibe a inmigrantes italianos, quienes imbuidos del ideario liberal, han combatido en el movimiento republicano de Río Grande, que es derrotado por las fuerzas imperiales. El mismo Garibaldi se sumará a las fuerzas que defienden Montevideo del sitio que comanda Manuel Uribe. La capital del Uruguay también va recibiendo a los exiliados de la Generación del 37, entre ellos Juan Bautista Alberdi.

Este es el contexto político-ideológico del joven Mitre, en quien a los 15 años se entrelazan lo militar y lo literario. En 1836 publica sus primeras poesías y se incorpora como cadete de artillería en la Academia Militar de Montevideo. En los cinco años siguientes, se gradúa de oficial y participa en sus primeras acciones bélicas. En diarios de Montevideo publica poesías en repetidas oportunidades y también artículos literarios. Andrés Lamas y Miguel Cané son sus amigos y gestores periodísticos y literarios. La militancia política en las filas liberales y en el naciente Partido Colorado, se entremezcla con esta actividad literaria y periodística.

Bartolomé Mitre no es un exiliado entre extranjeros. Su padre ha nacido en la Banda Oriental y ha sido funcionario en dicho país, y él mismo vive en Montevideo desde los 9 años. Pero en 1841, a los 20, inicia la investigación para su primer estudio histórico: una biografía de José Gervasio Artigas.

Es la primera personalidad histórica que motiva su interés y se vuelca a investigarlo. En ese momento, hace ya dos décadas que el prócer oriental ha sido derrotado por Francisco Ramírez y se ha refugiado en el Paraguay. Cuando Mitre comienza a investigar sobre él desde una actitud de historiador, todavía faltan 10 años para la muerte de Artigas.

Quien motiva este interés es su suegro, el General Nicolás De Vedia, que había conocido y tratado a Artigas. Nacido en la Banda Oriental, ha tenido actuación en la guerra de independencia en las fuerzas de Buenos Aires. Ha retornado a Uruguay, enfrentado también con el rosismo. Su hija Delfina es la que se casa con Bartolomé Mitre.

Detalle de “Artigas en La Ciudadela”, óleo de Juan Manuel Blanes (1886)
Detalle de “Artigas en La Ciudadela”, óleo de Juan Manuel Blanes (1886)

En este marco, después de escuchar los relatos del General De Vedia sobre su conocimiento, encuentros y conversaciones con Artigas y el momento político y militar complejo que le tocó vivir, Mitre decidió emprender la tarea. Sus pasos fueron dos. Por un lado, pidió a su suegro que redactara sus impresiones de lo que había retenido de Artigas un cuarto de siglo atrás. Por el otro, reunió documentación y antecedentes, entre ellos revisa las 408 cartas entre Artigas y Fructuoso Rivera, quien fuera lugarteniente del líder uruguayo en la guerra de la independencia y en ese momento ocupaba la presidencia del Uruguay. Era además el líder del Partido Colorado, al cual adherían Mitre y su padre.

Con estos dos elementos, Mitre comienza su obra, que será inconclusa. Realiza su tarea en 1841, mientras desarrolla una intensa actividad militar y continúa con la literatura y la poesía, la cual decrece a partir de este momento.

El relato de Mitre sobre Artigas es corto pero abarca toda la vida del prócer uruguayo. Claramente es un trabajo preliminar, podríamos decir un esbozo de una futura biografía.

Realiza un retrato del líder uruguayo -en gran medida tomado de su suegro-, que dice:

“Es Artigas de regular estatura. Ancho y cargado de espalda, de rostro agradable, algo calvo, de tez blanca y de conversación afable y decente. Cuando hablaba de los de Buenos Aires, se enardecía con frecuencia y entonces su lenguaje era elocuente. Sin embargo, el haber pasado la mayor parte de su vida en la campaña, sus maneras no eran las de un gaucho. Su traje habitual era una levita azul, con botones militares, sobre la cual ceñía su sable [...]. Escribía con mucha naturalidad y era capaz de grandes concepciones, pero tenía muchas ideas confusas e incompletas y falto de buenos inspiradores, se extraviaba con frecuencia y de haber tenido a su lado hombres de capacidad y conciencia que lo ilustraran, hubiese sido un grande hombre, y es muy probable que se hubiese puesto a la cabeza de un movimiento regenerador que se hubiese extendido a gran parte de estos países”.

Ya al finalizar el manuscrito, hay cinco líneas que Mitre ha tachado. Estas dicen:

“Las medidas revolucionarios por atroces que parezcan, siempre arrancan los pueblos del precipicio. ¿Y quién nos dice que ese bautismo de sangre que ha caído sobre nuestras cabezas, no nos ha ahorrado muchos años de lucha y muchos torrentes de sangre americana?

En el cierre del autor predomina la visión positiva:

“El historiador, el filósofo profundo, hojeará algún día las páginas de su vida, y al confrontar sus hechos con sus días, la absolverá de una gran parte de las acusaciones que le hacen”.

El por qué Mitre abandonó la tarea que había emprendido, puede tener múltiples hipótesis. La realidad es que la intensa actividad política, militar y periodística que tuvo en los años siguientes le impidieron continuar este trabajo que había emprendido.

El manuscrito sobre Artigas, en mi opinión, es el inicio del Mitre historiador, con su actitud de investigar, fundamentar, confrontar y su deseo de encontrar la verdad, más allá de las simpatías. Podía haberse deshecho de este texto pero no lo hizo, como sí sucedió con algunas de sus poesías, que decidió no incluir en sus Rimas.

Con Artigas, buscó un personaje que la historiografía del relato lo muestra opuesto y antagónico, pero que la visión del Mitre joven no lo fue tanto.

* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

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