Estado argentino, el peor socio de una empresa

Cada vez que ese asociado tiene la oportunidad habla de manera despectiva de los “los empresarios” y, en muchos casos, los hace cargo de sus propias incompetencias

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El local cerrado de una pyme argentina (EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo)
El local cerrado de una pyme argentina (EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo)

Si sos empresario de seguro lo tenés muy claro; si nunca tuviste una empresa te lo cuento. El Estado es el principal socio de las empresas argentinas. Pero un socio un tanto especial. Acá los porqué.

- No se elige: Es un socio al que no podés elegir y al que no podés despedir si hace las cosas mal. Desde el momento en que tenés una idea de negocios, tenés que empezar a negociar con el Estado. Y no sólo con el Estado nacional, sino que también con el provincial y con el municipal. La mayoría de las veces la burocracia es tan grande que puede llevarte meses ponerte de acuerdo y poder comenzar con el negocio. Sin olvidar los costos que esa burocracia te impone: contadores, escribanos, habilitaciones, sellos, etc. Todos antes de que la empresa esté en funcionamiento.

- Ganancias: Es un socio que sólo participa de las ganancias, nunca de las perdidas. Es más, en muchos casos te cobra Ganancias adelantadas, suponiendo que te va a ir bien, y si te va mal, no te devuelve lo adelantado.

El Estado es un socio que sólo participa de las ganancias, nunca de las perdidas

- Impuestos: Como no le alcanza con cobrar un porcentaje suculento de las ganancias netas (aproximadamente el 35%) te cobra impuestos directos a la actividad, como ingresos brutos provinciales y tasas municipales. Además, como es muy malo administrando lo que el privado aporta, necesita recurrir a más impuestos que gravan la actividad, no a las ganancias; o sea, es un costo adicional para el empresario. Por ejemplo: impuesto al cheque, tasas, etc. Recordemos que Argentina tiene el récord mundial de cantidad total de impuestos con 163 impuestos y creciendo. Es tan absurdo lo que hace el Estado (tu socio) que, si pagas todos los impuestos, los mismos, superan a la ganancia total en un 103 por ciento.

- Malos servicios y falta de inversión: Si todos estos impuestos y trabas burocráticas al menos se contrastaran con servicios, inversiones o apertura de mercados internacionales, al menos, parecería que puede funcionar, pero la lamentable realidad es que tu socio cierra mercados y no invierte. Ya no hay casi ferrocarriles, las rutas están destruidas y los servicios públicos están al límite por falta de inversión.

- Una macro desastrosa: Adicionalmente su ineficiencia en términos macroeconómicos es tan grande que te obliga a tener un negocio con tasa de inflación del 50%, seis tipos de cambio y sólo uno de libre acceso (el ilegal) y tasas de interés usureras e irreales.

Un inversor que quiera venir a nuestro país tiene que sumarle al retorno de la inversión un 23%, solo para salir hecho. Lo cual es demencial e inviable

- Ahuyenta inversores: Cada tanto a este socio se le ocurre poner en duda la propiedad privada, lo que ahuyenta a inversores de largo plazo y solo deja espacio para inversiones financieras especuladoras de corto plazo.

- Mal pagador: Como es un mal pagador el mundo lo califica con una tasa de riesgo de casi 2.000 puntos, o un 20 % por sobre la tasa libre de riesgo de EEUU (3%). O sea, un inversor que quiera venir a nuestro país tiene que sumarle al retorno de la inversión un 23%, solo para salir hecho. Lo cual es demencial e inviable.

- Costos laborales: Los empleados, tampoco la pasan bien, ya que por cada peso que el empresario paga de salario total, al empleado le llegan a su bolsillo unos 60 centavos. El resto se lo llevan el Estado y los gremios.

Hoy Argentina tiene menos empresas que en 2007; 14 años y ningún Gobierno pudo generar un ecosistema propicio para la creación y crecimiento de las empresas

- Corrupto: Es tan corrupto que casi es imposible hacer un negocio sin pasar por la presión y extorsión de mafiosos estatales y, ni se te ocurra denunciarlos porque pondrán en funcionamiento un mecanismo para presionar y si es posible fundirte en represalia.

Podría llenar cientos de carillas que describen estas y tantas otras cosas que “tu socio” hace para, en vez de ayudarte, ponerte palos en la rueda.

Las consecuencias no son gratuitas. Hoy Argentina tiene menos empresas que en 2007; 14 años y ningún Gobierno pudo generar un ecosistema propicio para la creación y crecimiento de las empresas. Hoy existen menos empresas exportadoras que en 2009.

Ojalá algún día, ese socio obligado de todas las empresas argentinas entienda que sin empresas no hay impuestos y sin impuestos no hay Estado posible

Además de todo lo descripto, ese socio, cuando tiene oportunidad habla de manera despectiva sobre “los empresarios” y en muchos casos los hace cargo de sus propias incompetencias.

El socio dice que odia las corporaciones y los poderes hegemónicos, sin embargo, el Estado es la corporación más grande del país y cuando puede se tienta y estatiza empresas que rápidamente se transformar en monopolios.

Ojalá algún día, ese socio obligado de todas las empresas argentinas entienda que sin empresas no hay impuestos y sin impuestos no hay Estado posible. Tal vez, si comprende esto, utilice el sentido común y descubra que con más empresas tendrá más dinero para para gastar o, mejor aún, para desarrollar el país que con el voto popular tiene la obligación de gestionar.

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