La falta de educación financiera acentúa la desigualdad

Si bien se trata de una herramienta fundamental para alcanzar la libertad económica, en la Argentina y en el mundo es escasa la capacitación sobre algunos principios básicos del flujo de dinero

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Estamos atravesando la denominada “Era de la Información”. A diferencia de la Era Industrial que vivimos hasta los años 60, esta es mucho más dinámica y se caracteriza por estar llena de oportunidades; eso sí, las oportunidades están para quienes las pueden ver y son conscientes de ellas.

En contexto, hoy el 95% de la riqueza mundial está en manos de tan sólo el 5% de la población. La brecha tiende a ser más amplia y esa desigualdad se debe, principalmente, a la falta de educación financiera.

No nacer “en cuna de oro” dificulta aprender los conceptos elementales que sólo los ricos adquieren, como así también los hábitos productivos que impulsen a una persona a lograr su independencia económica. Pero nada está escrito: hay alternativas para remediar esto.

Por alguna misteriosa razón la educación financiera es muy escasa en el mundo y la Argentina no es una excepción. En las escuelas no hay materias sobre como generar flujo de efectivo o como hacer crecer nuestro patrimonio. Incluso no hay carreras en las universidades que muestren una estrategia clara al respecto.

Es por eso que aquel que se considera emprendedor o empresario tiene que mantener un compromiso constante con su educación e identificarse con la disciplina y la responsabilidad. Así, siempre vale la pena invertir en el activo más valioso y más importante que tenemos, nuestro propio cerebro.

El 95% de la riqueza mundial está en manos de tan sólo el 5% de la población. La brecha tiende a ser más amplia y esa desigualdad se debe, principalmente, a la falta de educación financiera

La educación financiera es fundamental para permitirnos alcanzar la libertad económica y despegarnos de las ataduras de los trabajos asalariados al dejar de intercambiar nuestro recurso más preciado por dinero: nuestro tiempo.

La falta de educación es una barrera para alcanzar ese éxito, como así también el no tener objetivos y metas claramente definidas. El secreto para superar la mediocridad es marcarse objetivos en la vida.

Es fundamental aprender los principios básicos del flujo de dinero, tales como identificar un activo (lo que nos pone plata en el bolsillo) de un pasivo (que nos saca plata del bolsillo). También es importante darnos cuenta que la gente rica, o muy exitosa en sus negocios, no trabaja por dinero sino que trabaja para adquirir activos que le den ingresos residuales y así generar un constante flujo de efectivo que permita reinvertir el dinero y minimizar el tiempo de trabajo.

Cabe mencionar que es fundamental tener un negocio para empezar a visualizar y proyectarnos como emprendedor y empresario. Ser dueño de una marca y estar alineado con ella es fundamental para el crecimiento económico y la construcción de ingresos exponenciales. Si un cliente nos elige por ser un producto o un servicio, siempre nos va a elegir por el precio más bajo, en cambio, si nos elige por ser una marca va a estar comprando una promesa de calidad y una garantía de éxito y pasaremos a ser inclonables e irrepetibles.

La educación financiera nos da la posibilidad de trabajar nuestra propia marca, nuestros propios sueños y será la guía para descubrir que todo comienza con un plan

Sin caer en estrategias de autoayuda o motivación, nuestro mundo interior es el que crea nuestro mundo exterior. Debemos saber que los hábitos que tengamos determinarán nuestros resultados, como así también que de la calidad de nuestros pensamientos dependerán nuestros resultados. Es importante tener un diálogo interno positivo, frenar un momento cada día y tomarnos un café con nosotros mismos, para dedicar ese tiempo a pensar y a planificar la estrategia.

Al ponerle fecha a un sueño se convierte en una meta. Una meta dividida en pasos se convierte en un plan y un plan apoyado por acciones concretas y constantes se vuelve, inevitablemente, en una realidad. La vida no es un ensayo general, es una presentación definitiva, y no vale la pena perder el tiempo haciendo cosas que no nos apasionan, trabajando en algo que no nos gusta o que sólo nos permite sobrevivir.

Debemos descubrir qué es lo que nos gusta hacer, que por lo general es un talento oculto o un hobby al que solo le prestamos atención para distraernos. Identificar y reconocer eso en lo que somos realmente buenos en esta vida nos va a permitir comenzar un proceso de desarrollo de nuestra marca personal, el que viene acompañado en forma clara con los objetivos que buscamos alcanzar.

La educación financiera nos da la posibilidad de trabajar nuestra propia marca, nuestros propios sueños y será la guía para descubrir que todo comienza con un plan. Muchas veces, estos sueños provocan miedo, el miedo a lo nuevo. Avanzar en nuestro propio negocio y vencer ese miedo que está en nuestra mente es la actitud que debemos tomar para seguir adelante en la búsqueda de nuestra marca personal, llegando a ser una mejor versión de nosotros mismos y logrando sacar a ese empresario que llevamos dentro.

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