Las oportunidades argentinas en la salida de la pandemia

El ejercicio más útil a efectuar como sociedad es saber qué oportunidades individuales y como país se nos abren en el tránsito a la nueva normalidad y cómo aprovecharlas en forma más eficiente

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Una persona muestra su carnet de vacunación luego de salir de un centro de inmunización en el barrio La Boca en Buenos Aires (EFE/ Enrique García Medina)
Una persona muestra su carnet de vacunación luego de salir de un centro de inmunización en el barrio La Boca en Buenos Aires (EFE/ Enrique García Medina)

La pandemia ha evolucionado en el año y medio que lleva de instalada en el mundo y, si bien la humanidad no cuenta aún con todas las respuestas sobre cómo afrontarla, se empezó a gestar una “nueva normalidad”, que tampoco es la definitiva.

Esta transición se da en medio de un escenario muy complejo, con víctimas, con los que enfermaron y murieron, con las familias que sufrieron, las empresas que cerraron, los trabajadores que quedaron sin empleo, las economías que se resintieron y una mayor pobreza.

Aunque fueron los menos, hubo quienes, aprovechando sus talentos, pudieron reinventarse y son los que hoy desde un nuevo lugar traccionan hacia una recuperación.

Las entidades financieras en Argentina debieron completar aceleradamente la migración a plataformas online para mantenerse competitivas y dando respuesta a una demanda que se volcó masivamente a los canales digitales

El mundo estudia este momento inédito e intenta sacar conclusiones u obtener algunas certezas. Los numerosos informes internacionales son coincidentes, por ejemplo un grupo financiero italiano encaró una investigación global que muestra a internet, los principales distribuidores y la electrónica como los grandes ganadores; y al petróleo y la energía, la moda y el transporte de personas como los perdedores. Omite al turismo y la gastronomía bajo ese signo negativo.

Confrontando esta “foto aérea” de la catástrofe que nos ha tocado vivir con lo que vemos a diario a nuestro alrededor, confirmamos los altos porcentajes que estos estudios asignan a los servicios a domicilio, los videojuegos y al comercio electrónico.

En gran medida remiten a la sofisticada logística de distribución y abastecimiento implementada por las grandes cadenas, por las plataformas de ecommerce; y también a las soluciones que encararon los pequeños comercios y tiendas online para abastecer con productos de primera necesidad a los barrios. Y por supuesto al home office, o teletrabajo. Nos dejan con puntos suspensivos a la industria farmacéutica, la gran protagonista.

Aunque fueron los menos, hubo quienes, aprovechando sus talentos, pudieron reinventarse y son los que hoy desde un nuevo lugar traccionan hacia una recuperación

Las entidades financieras en Argentina debieron completar aceleradamente la migración a plataformas online para mantenerse competitivas y dando respuesta a una demanda que se volcó masivamente a los canales digitales. Lo que distinguen claramente las carteras de los bancos locales son, por un lado, sectores pujantes como el agroindustrial, que tuvo mejoras en los precios internacionales, más algunos segmentos que se van recuperando con cierto ritmo como el automotriz y la metalmecánica; luego están los otros que, con claroscuros como el sector vitivinícola, que se benefició con el alza de precios y registra una merma en la demanda, aquí también está la construcción privada que comienza a mejorar pero con dudas sobre el contexto. Del otro lado, muy golpeados, están el comercio, el transporte y el consumo en general por la fuerte caída del salario real y la alta inflación.

Es decir, un escenario global que vertiginosamente, como nunca, dio ganadores, perdedores y dejó a muchos con futuro todavía incierto, ante una nueva vida virtual que se fue construyendo un poco a los ponchazos para “cuidarnos en casa”, evitar los contactos sociales, las clases presenciales, los viajes y todas las restricciones que, con mayor y menor intensidad, se implementaron en los confinamientos.

El dispar avance de la vacunación y de los contagios en todo el planeta sitúa a algunos países más cerca que otros de la normalización de las actividades, esto se nota claramente viendo el monitor que armó el semanario británico The Economist, donde en una muestra de 50 países, se contrasta la situación actual con lo que ocurría antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara el estado de pandemia.

Ahí aparece Hong Kong casi totalmente recuperado y del otro lado, Malasia como el más atrapado. Argentina, que figura en ese listado, se encuentra entre los más relegados.

Perú, Brasil y otros vecinos de la región, entre los que no está Chile, siguen fuertemente castigados por el covid-19 pero sus líderes igual decidieron avanzar hacia la normalidad privilegiando la economía por sobre los resguardos sanitarios.

Desde donde estamos parados actualmente como nación, una vez que cada uno haga el inventario sobre las consecuencias sanitarias y sociales de esta crisis, el ejercicio más útil a efectuar como sociedad es saber qué oportunidades individuales y como país se nos abren en el tránsito a la nueva normalidad y cómo aprovecharlas en forma más eficiente.

Argentina posee importantes jugadores para la provisión de alimentos a todo el mundo, recursos naturales abundantes, una industria de servicios prestigiada por emprendedores tecnológicos de alto nivel internacional consagrados en Wall Street, que se desarrollan en la economía del conocimiento y van de la mano de la potencialidad humana para consolidarse y avanzar, léase basados en la educación.

Son señales que nos da la nueva normalidad. Entonces volvemos al axioma que, de tanto repetirlo, alguna vez aprehenderemos: convertir la crisis pandémica en una oportunidad, de hoy en más.

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