Escuchaba ayer las declaraciones de varios dirigentes políticos, y no pude menos que sentir una profunda indignación por el nivel de ignorancia con el que sostienen propuestas que atrasan 60 años, y condenan al fracaso a millones de jóvenes.
Luego de las declaraciones del CEO de Toyota, que sacó a la luz un problema que no es nuevo, y que sistemáticamente es ignorado y ocultado por quienes desfilan por los ministerios de Educación y la política en general. No puede contratar porque no hay chicos con título secundario.
Mostró en primera persona la deserción del 50% de los alumnos del secundario (especialmente de los varones entre segundo y tercer año) y además la bajísima calidad de los que sí egresan, que no pueden leer comprensivamente un texto, mucho menos entender las instrucciones para operar una máquina. Porque trabajar hoy en una industria, implica tener unas mínimas competencias de acceso a la tecnología, y para eso mínimamente hay que saber leer.
La respuesta del intendente de esa localidad fue en primer lugar, negar la realidad, y luego decir que iban a juntar varios programas que tenían sueltos, por ahí, “para darles una capacitación” a los chicos que quisieran entrar a trabajar a la empresa. Dicho de otro modo, “lo atamo con alambre”, un profundo desprecio por la calidad educativa que no les dieron y que persiste en seguir bastardeando, con improvisación. Como si reparar la brecha educativa fuera tan fácil!
Por otra parte varios dirigentes postularon soluciones que atrasan más de 60 años, y con total inconciencia postularon por enésima vez la receta del fracaso.
- La idea de dar trabajo a la gente de los barrios populares para que se autogestionen el pavimento, la cloaca, la vivienda. Ha demostrado ser no sólo ineficiente, sino una fuente de corrupción, de los que sobran los ejemplos.
- Las escuelas de “oficios” en los barrios sólo consagran el clientelismo y la changa que reparte el puntero de turno, con ese Plan que ahora “da trabajo”. ¿Es que sólo le pueden ofrecer a los más pobres, seguir siendo pobres, con un salario del estado depreciado y sujeto al señor feudal local?.
- Que ese sea el primer trabajo de los jóvenes es todavía más angustiante. Los deja a merced de la oferta del narco, que le promete dinero fácil y poder simbólico en el barrio, sin esfuerzo. ¿Cuál es el futuro de un joven que no termina la escuela, y toda la oferta de las “organizaciones sociales” es la “lucha por un plan”? Porque según dijeron con lo que “le sacaron a los ricos” con el último impuesto van a hacer esas obras en los barrios.
- Estos iluminados que gerencian la pobreza, no les ofrecen educación de calidad, no les ofrecen becas para poder acceder a trabajos que los saquen de la pobreza, trabajos que puedan ELEGIR, sin la tutela del puntero, o del Estado.
- Otra propuesta que circula es que el trabajo de cuidado de las mujeres de los barrios tenga un salario del Estado. ¿La principal causa de deserción escolar de las chicas debe ser subsidiada para que sigan sumergidas en la pobreza?
Las feministas, ¿qué dicen de estas propuestas tan progres?
¿Por qué no hablamos de la necesidad de estimular la participación de las chicas en el mundo de las ciencias? ¿Sabían que ha caído la presencia de mujeres en las carreras científicas, a pesar de tanto feminismo de cafetín?
-Y también continúan con el engaño de multiplicar las Universidades en localidades del interior para que los chicos no viajen a las grandes ciudades. Ya hemos visto cómo siguen creciendo a la vera de la política universidades de dudosa reputación que no ofrecen a los jóvenes carreras que les permitan insertarse laboralmente.
¿Cuál es la oferta académica que nuestro país necesita para crecer y producir bienes y servicios que el mundo demande? Esto es de lo que no se habla.
Los gerentes de la pobreza necesitan que el barrio no se modifique, que todos dependan del Estado a través de las llamadas “organizaciones sociales”, en una perversa vuelta al feudalismo en clave barrial. La aldea urbana es gobernada por un señor que provee un salario de hambre, porque sus súbditos no tienen los medios para cortar ese vínculo de vasallaje enmascarado bajo la ilusión de “protección” o de una changa . La justicia se dirime a través de balaceras, donde la muerte no sabe de inocentes. La escuela del barrio sigue dando de comer y perpetuando el fracaso, porque es mejor que los chicos estén en la escuela aunque no aprendan, y donde se pasa de curso por el sólo devenir del tiempo. La ciencia, la técnica, las artes, el deporte, son recuerdos de un futuro que no llega.
Mientras tanto hay capital semilla en algunos puntos de nuestro país, que crece por el impulso denodado de emprendedores de todas las edades que resisten, y no trabajan para que la salida no sea Ezeiza. Pequeños ecosistemas donde la producción asociada a la economía del conocimiento produce trabajo de alto valor agregado. Necesitamos más Mateos Salvatto, más unicornios, más incubadoras tecnológicas como Cites de Sunchales; Potreros Digitales, Arbusta, y biotecnológicas como Beeflow….
No queremos la mentira del Estado presente. Queremos que quienes gobiernan ese Estado cumplan con la Constitución Nacional, que nos garantiza Libertad, Educación y Justicia para todos. Tal vez sea el momento de otra Revolución que termine con este feudalismo anacrónico; donde educar al soberano, vuelva a ser la prioridad que nos una , en un futuro de prosperidad para todos.
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