Dime qué calla el candidato y te diré qué quiere

El manual de instrucciones para los postulantes del Frente de Todos -que trascendió ayer- recomienda no abordar una serie de temas durante la campaña electoral. Todos llevan el sello distintivo del Gobierno

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Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la presentación de los candidatos del Frente de Todos
Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la presentación de los candidatos del Frente de Todos

Dime qué callas y te diré qué quieres. Se conoció un manual de instrucciones para los candidatos del Frente de Todos que incluye un pintoresco apartado de temas que no deben mencionarse a la hora de convocar al llamado “voto probable”. Lo curioso es que, para nada, son cuestiones que puedan pasar desapercibidas, sino por lo contrario, son muy evidentes y hasta el sello distintivo del Gobierno, el alma del Gobierno. Muchachos todos unidos triunfaremos si no hablan de Justicia, Corrupción y Política Internacional.

Quién puede negar que el asedio al Poder Judicial y los múltiples intentos por reformarlo no fueron la política prioritaria del Gobierno más allá de la pandemia, y lo sigue siendo. La ley de reforma del Ministerio Público Fiscal dejaría a los hombres que deberían constituir un extra poder, según la Constitución del 94, bajo el ala del Poder Ejecutivo. Aquí entra en escena el segundo tema prohibido para los candidatos: la corrupción. Qué fiscal se sentirá con las manos libres para investigar la corrupción si depende del pulgar de los mismos políticos que debe investigar. Sería el mundo ideal de Cristina. El punto tres, “política internacional”, aunque prohiban mencionarlo es como intentar tapar el sol con las manos. La alianza con autócratas y la complicidad con Cuba, Venezuela y Nicaragua frente a flagrantes violaciones a los derechos humanos es tan inocultable como descriptiva de los modelos aspiracionales del kirchnerismo gobernante.

Hay que recordar que en esto de no admitir sus verdaderos propósitos no son originales.

“Si hubiera dicho lo que quería hacer no me votaba nadie”, fue uno de los sincericidios más recordados de Carlos Menem luego de cambiar las patillas y el poncho riojano por trajes de seda y corbatas amarillas brillantes.

Dime qué callas y te diré qué quieres.

En este mismo manual para los candidatos del Frente de Todos, se les pide a los postulantes retomar la idea de futuro, a partir de un “optimismo realista”, para intentar que la gente “conecte la gestión presente con mejoras futuras”.

Y eso nos lleva a hablar de las otras cosas sobre las que no se habla y que hacen a la enorme incertidumbre sobre el futuro. Si no se sabe ni cuánto va a costar el pan el mes que viene. Sólo se sabe que va a costar más.

Cuál es el plan para terminar con la inflación. Si es que hay plan. Fue un ex funcionario de Cristina Kirchner el que puso el dedo en la llaga: “Si seguimos así vamos a terminar usando los billetes de $1.000 para empapelar paredes”, dijo Emanuel Alvarez Agis. “Hay generaciones y generaciones que saben que no conviene ahorrar en pesos”, concluyó el ex viceministro de economía de Axel Kicillof entrando directo a uno de los tabúes del relato. Por la tarde pude preguntarle: “Me preocupa entender qué va a hacer el Gobierno con la inflación. No los entiendo”, le dije. Me respondió escueto: “La inflación va a seguir así y es lo peor que nos puede pasar”.

La metáfora de los billetes para empapelar paredes por su pérdida de valor no es una idea original de Agis y su antecedente es penoso. Por la hiperinflación en la Alemania de 1923 el dinero había perdido tanto su valor que se usaba para empapelar paredes. Y hay ominosas fotos que aún lo recuerdan. Hasta se pueden comprar billetes de la época nominados en trillones donde ya no caben los ceros en los mercados de pulgas de Berlín.

De izquierda a derecha los economistas responden lo mismo: “Se requiere un programa”, “se requiere un plan”. Eso de lo que el gobierno no habla.

Como no habla de por qué no acordaron con Pfizer hace un año o de por qué el presidente rompía la cuarentena sistemáticamente en la residencia de Olivos, faltándole el respeto a todos los argentinos a los que amenazaba con hacer caer todo el rigor de la ley.

No es la primera vez que hay que recordarle al Presidente que no está por encima de la ley. Pero así actuó. Como si lo estuviera.

Tampoco hablan de cómo va a crecer la economía atrapada por mil cepos o cómo van a generar trabajo. Para el kirchnerismo gobernar es gastar. Y es gastar con un resultado dudoso porque la moneda no deja de depreciarse, como el salario, y al compás de la inflación la pobreza no deja de crecer.

Habría que hacer un manual para el ciudadano donde se le recuerde al votante que la clave no está en lo que los candidatos dicen sino en lo que callan. Lo otro ya lo saben. Se los dice el bolsillo. Dime qué callas y te diré qué quieren.

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