Agradecer es un camino

Nos conduce a transitar el camino del encuentro con nosotros mismos, que es el único lugar donde se nos revelan las piezas que nos faltan en el rompecabezas de la vida

Agradecer nos conduce a transitar el camino del encuentro con nosotros mismos, que es el único lugar donde se nos revelan las piezas que nos faltan en el rompecabezas de la vida, para animarnos a amar. Nadie puede amar lo que no conoce y la falta de conocimiento y amor hacia nosotros, nos deja suspendidos en un limbo que no nos permite conocer nuestra interioridad, ni valorar y aceptar, el amor de los demás.

Dar gracias por el camino recorrido, dar gracias de haberlo transitado más allá de las caídas y las tormentas, que en definitiva son las que nos permitieron descubrir y reconocer la riqueza de la humildad, que es fruto de la gratitud y que tantas veces confundimos con vulnerabilidad.

La humildad, nos permite entre otras cosas, descubrir el valor de escuchar, de ayudar, de conocer nuestros límites, aceptar nuestros errores y perdonar. La personas humildes se valoran a sí mismas y a los demás. Aprender a dar gracias por lo que tenemos y por lo que nos dan, nos ancla en el presente, estando conscientes de los cambios que queremos realizar con serenidad. Y no hablo de exceso de positivismo, sino simplemente de desarrollar el hábito de agradecer, para darnos cuenta de lo que vamos logrando, y sentirnos agradecidos por todo lo que tenemos y no solo centrarnos en aquello que nos falta.

Medir las expectativas que muchas veces son las que generan ansiedad y se convierten en un obstáculo para relacionarnos sanamente con la vida y sentirnos satisfechos. Muchas veces solo una mirada una sonrisa o un simple gesto de agradecimiento a quien nos ayuda basta para demostrar reconocimiento a lo que los demás hacen o hicieron por nosotros, generando más agradecimiento.

Estar presentes y atentos desarrolla la capacidad de percibir los motivos por los que estamos agradecidos y parar, para sentirlo y poder continuar el camino observando la vida desde otro lugar, abiertos a un mundo nuevo, con una perspectiva diferente, que nos vuelve más optimistas y abiertos a la entrega, que siempre nos convoca a multiplicar los actos de dar que realizamos, el estar atentos a los demás influye positivamente en nosotros aumentando nuestra calidad de vida y el intercambio con nuestro entorno.

Ser agradecido abre las puertas a la prosperidad y la abundancia, porque estamos más dispuestos y atentos a descubrir en lo que tenemos la manera de transformar o crear aquello que nos falta. Nos ancla en el presente y nos convoca a estar conscientes de los cambios que queremos realizar con serenidad. Nos hace más felices como individuos y esto se traslada a las sociedades que conformamos, brindando mayor lugar a la confianza en medio de la desconfianza, a la unión en medio de la división, a la libertad en medio del sometimiento, despertando una actitud diferente a la hora de resolver lo que hacemos con lo que nos sucede.

Ser agradecidos es una de las actitudes más importantes que podemos aprender y que verdaderamente cambia nuestra vida.

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